15/09/2017, 17:09
(Última modificación: 15/09/2017, 17:10 por Umikiba Kaido.)
El agua se escurrió a lo largo y ancho del bosque, llevándose consigo el peligro. A todos y cada uno de ellos, así que Keisuke no encontró nada cerca que pudiera significar que la estrategia de Kaido había fallado. No obstante, el gyojin sabía que aquella gran marea producida desde sus fauces no sería suficiente, salvo que todos los maleantes no supieran nadar. Y eso era muy pero muy improbable.
Cuando Daigo apareció por su diestra, le habló con premura.
—Joder, por poco y nos las hacen. ¡Quién diría, que alguno de esos hijos de perra sabía usar genjutsu! y nosotros, seguramente; ninguno sabe usar el puto Kai, ¿verdad?
Escupió al suelo, y miró una última vez hacia su húmedo costado.
—No sé, hemos tenido suerte de que el shuriken de Keisuke fuera a parar a donde no tenía que ir. Llámalo suerte, pero me parece que tenemos que salir de aquí y ya luego me encargaré yo de esos cabrones. Vayámonos, antes de que vuelvan a dar por culo.
Le dio dos palmadas a Daigo en la espalda, casi obligándole a tomar la delantera. Él podía ubicarse, y sabría hacia dónde dirigirse para salir del bosque y tomar rumbo hacia los caminos principales del Valle. Donde cada uno podría poner marcha hasta sus distintas locaciones, a fin de perder a la cúpula de infructuosos maleantes.
Cuando Daigo apareció por su diestra, le habló con premura.
—Joder, por poco y nos las hacen. ¡Quién diría, que alguno de esos hijos de perra sabía usar genjutsu! y nosotros, seguramente; ninguno sabe usar el puto Kai, ¿verdad?
Escupió al suelo, y miró una última vez hacia su húmedo costado.
—No sé, hemos tenido suerte de que el shuriken de Keisuke fuera a parar a donde no tenía que ir. Llámalo suerte, pero me parece que tenemos que salir de aquí y ya luego me encargaré yo de esos cabrones. Vayámonos, antes de que vuelvan a dar por culo.
Le dio dos palmadas a Daigo en la espalda, casi obligándole a tomar la delantera. Él podía ubicarse, y sabría hacia dónde dirigirse para salir del bosque y tomar rumbo hacia los caminos principales del Valle. Donde cada uno podría poner marcha hasta sus distintas locaciones, a fin de perder a la cúpula de infructuosos maleantes.