15/09/2017, 17:41
Cuando aquellos dos chuunin les llamaron por su nombre y les cedieron el paso a la residencia del mismísimo Uzukage, la persona más importante de la Aldea, Akame no pudo evitar esbozar una sonrisa de satisfacción. Porque, si lo pensaba detenidamente, ¿no era aquello una gran victoria para su carrera? ¿No era para lo que se había preparado tanto tiempo, entrenado tantas horas, devorado tantos libros? ¿Para ser reconocido y poderoso?
«No», se obligó a decir. «Mi propósito es todavía más grande... Mi propósito...»
¿Cuál era, realmente, su propósito? Le había dado la espalda a Tengu durante el Torneo de los Dojos y ya no había vuelto a saber nada más de su maestra, Kunie. ¿Qué le quedaba entonces sino servir como mejor pudiera a Uzushio?
Volvió a la realidad cuando llegaron al final de las escaleras y pasaron al salón. Allí estaba Zoku, que les invitó a sentarse. Akame declinó con una respetuosa negación de cabeza.
—Tiene razón, Uzukage-sama. Es pronto todavía para dormir, pero ese no es el motivo que nos trae aquí —empezó el Uchiha—. Verá, estábamos en un restaurante y oímos una conversación entre dos hombres. Hablaban sobre un antiguo grupo seis, y sobre algunos de sus miembros. Al parecer tenían pruebas de haber encontrado el cadáver de Yakisoba, según ellos, en un sitio que no encajaba.
»Pagamos y nos marchamos con intención de venir a informarle lo antes posible... Pero nos interceptaron en la puerta. Uno de ellos, que estaba bastante borracho, un tal Chae, quiso sacarnos qué habíamos oído. Pero entonces su compañero le asesinó allí mismo —el Uchiha hizo una pausa, como si quisiera que sus palabras calasen más hondo—. Nos dijo que se llamaba Yotsuki Raimyogan y que no estaba dispuesto a traicionarle a usted, como sus otros compañeros. Dijo que él mismo se ocuparía de los antiguos miembros del equipo seis si era necesario.
«No», se obligó a decir. «Mi propósito es todavía más grande... Mi propósito...»
¿Cuál era, realmente, su propósito? Le había dado la espalda a Tengu durante el Torneo de los Dojos y ya no había vuelto a saber nada más de su maestra, Kunie. ¿Qué le quedaba entonces sino servir como mejor pudiera a Uzushio?
Volvió a la realidad cuando llegaron al final de las escaleras y pasaron al salón. Allí estaba Zoku, que les invitó a sentarse. Akame declinó con una respetuosa negación de cabeza.
—Tiene razón, Uzukage-sama. Es pronto todavía para dormir, pero ese no es el motivo que nos trae aquí —empezó el Uchiha—. Verá, estábamos en un restaurante y oímos una conversación entre dos hombres. Hablaban sobre un antiguo grupo seis, y sobre algunos de sus miembros. Al parecer tenían pruebas de haber encontrado el cadáver de Yakisoba, según ellos, en un sitio que no encajaba.
»Pagamos y nos marchamos con intención de venir a informarle lo antes posible... Pero nos interceptaron en la puerta. Uno de ellos, que estaba bastante borracho, un tal Chae, quiso sacarnos qué habíamos oído. Pero entonces su compañero le asesinó allí mismo —el Uchiha hizo una pausa, como si quisiera que sus palabras calasen más hondo—. Nos dijo que se llamaba Yotsuki Raimyogan y que no estaba dispuesto a traicionarle a usted, como sus otros compañeros. Dijo que él mismo se ocuparía de los antiguos miembros del equipo seis si era necesario.