16/09/2017, 03:51
Una vez más, Koko estaba a gatas encima de un hombre, esta vez uno distinto y sin la más mínima intención de permitirle un beso como al anterior, a este preferiría apalizarlo de no ser porque era demasiado pacífica como para dejarse llevar por la ira una segunda vez. Pero las palabras del contrario parecían no tener ningún efecto en la pecosa, hasta que cierta palabra clave resonó en su cabeza con todo y eco, dejándola completamente desconectada de este plano.
”Churros”
El rostro de la joven se transformó, como quien queda hipnotizado al percibir el delicioso aroma de su comida favorita y la boca se le comenzó a hacer agua, sin llegar a que la saliva cayera sobre Datsue.
Estaba completamente ida imaginando unos churros en su poder.
Pero un choque contra su frente la hizo regresar a la realidad. Datsue había intentado reincorporarse y la empujó, aunque el choque del pecho ajeno contra sus pechos no había sido suficiente para hacerla reaccionar y solo reaccionó hasta que impactaron frente contra frente.
Al regresar, la joven retrocedió y se sentó sobre el colchón, dejando sus piernas flexionadas a cada lado de su cuerpo y las manos justo delante suyo apoyadas en la cama.
Fue entonces cuando todo lo que el contrario decía cobró sentido, demasiado para su gusto.
—Me estás jodiendo —fue la primera respuesta de la rubia al escuchar aquello.
Mientras tanto, su cara comenzaba a mostrar el terror que estaba sintiendo. Como la revista se venda en cantidades y por toda la aldea, su hermana quedará completamente condenada a mantenerse encerrada por el resto de su vida, incluso puede que se la exilie del clan para evitar que la fama Sakamoto se vea alterada.
Todo estaba mal, y parecía ser que tendría que ceder ante Datsue, pero ya había quedado en claro que era un mentiroso, lo había hecho al entrar, lo cual le daba cierta seguridad a la pecosa.
—¿Cómo fiarme de ti? —le espetó con mirada cínica y cruzada de brazos—. Lo primero que hiciste al venir fue mentirme.
Probablemente el chico entendería que debía de darle algún tipo de garantía de que no mentía, antes de soltar algo que ponía en riesgo la intimidad de Noemi.
”Churros”
El rostro de la joven se transformó, como quien queda hipnotizado al percibir el delicioso aroma de su comida favorita y la boca se le comenzó a hacer agua, sin llegar a que la saliva cayera sobre Datsue.
Estaba completamente ida imaginando unos churros en su poder.
Pero un choque contra su frente la hizo regresar a la realidad. Datsue había intentado reincorporarse y la empujó, aunque el choque del pecho ajeno contra sus pechos no había sido suficiente para hacerla reaccionar y solo reaccionó hasta que impactaron frente contra frente.
Al regresar, la joven retrocedió y se sentó sobre el colchón, dejando sus piernas flexionadas a cada lado de su cuerpo y las manos justo delante suyo apoyadas en la cama.
Fue entonces cuando todo lo que el contrario decía cobró sentido, demasiado para su gusto.
—Me estás jodiendo —fue la primera respuesta de la rubia al escuchar aquello.
Mientras tanto, su cara comenzaba a mostrar el terror que estaba sintiendo. Como la revista se venda en cantidades y por toda la aldea, su hermana quedará completamente condenada a mantenerse encerrada por el resto de su vida, incluso puede que se la exilie del clan para evitar que la fama Sakamoto se vea alterada.
Todo estaba mal, y parecía ser que tendría que ceder ante Datsue, pero ya había quedado en claro que era un mentiroso, lo había hecho al entrar, lo cual le daba cierta seguridad a la pecosa.
—¿Cómo fiarme de ti? —le espetó con mirada cínica y cruzada de brazos—. Lo primero que hiciste al venir fue mentirme.
Probablemente el chico entendería que debía de darle algún tipo de garantía de que no mentía, antes de soltar algo que ponía en riesgo la intimidad de Noemi.