16/09/2017, 20:15
—Creo que deberíamos dejar que nuestro amigos nos guíen —dijo refiriéndose a los renos—. Después de todo ellos conocen la zona mejor que nosotros.
—Vale, espero que realmente sepan el camino de regreso.— Aflojé un poco la cuerda para dar cierta libertad a la bestia y que siguiera el camino que quisiera, claro sin permitir que se alejase del otro reno.
Las bestias caminaron con calma, podía sentir algunas corrientes de viento frío en mis oídos, bueno a través del gorro; ciertamente se sentía el silencio y los ruidos de la naturaleza eran una buena recompensa, el paso de los renos y la paz del ambiente. Todo se encontraba en armonía, hasta que...
—¡Mira eso, Keisuken-san! —exclamo repentinamente el peliblanco, señalando al frente.
Guié mis ojos por la señalización del peliblanco hasta localizar aquella, era más que evidente que podría llamar la atención de cualquiera que pasara por ahí. —¿Qué será ese lugar? ¿Tendrá algún significado?— Pregunté a mi acompañante, ciertamente tenía inquietud por el nuevo hallazgo, quizá esa zona tenía alguna historia interesante.
De la misma manera que el reno de mi compañero se emocionó, el mío hizo lo mismo, parecía querer correr y llegar rápido al círculo, sin embargo, mis manos hábilmente tomaron las riendas del asunto y detuve el ataque efusivo de mi animal. No obstante, Koutetsu no pensaba lo mismo...
—Parece que estos chicos quieren correr un poco —me dijo—. ¿Qué te parece si les damos el gusto y hacemos una galopada?
—Supongo que está bien...— Dije sin muchos ánimos, a mi mente vinieron todas las advertencias que nos había hecho aquel señor, más limité por mucho tiempo al reno, dejé que se desbocara hacia el campo y me aferré a su cuerpo para evitar caerme o algo por el estilo, tenía la sensación de que la nieve podría volverse traicionera.
—¿En donde estaremos? Seguro que los aldeanos sabrán algo sobre este lugar.— Comenté una vez hubiéramos llegado.
—Vale, espero que realmente sepan el camino de regreso.— Aflojé un poco la cuerda para dar cierta libertad a la bestia y que siguiera el camino que quisiera, claro sin permitir que se alejase del otro reno.
Las bestias caminaron con calma, podía sentir algunas corrientes de viento frío en mis oídos, bueno a través del gorro; ciertamente se sentía el silencio y los ruidos de la naturaleza eran una buena recompensa, el paso de los renos y la paz del ambiente. Todo se encontraba en armonía, hasta que...
—¡Mira eso, Keisuken-san! —exclamo repentinamente el peliblanco, señalando al frente.
Guié mis ojos por la señalización del peliblanco hasta localizar aquella, era más que evidente que podría llamar la atención de cualquiera que pasara por ahí. —¿Qué será ese lugar? ¿Tendrá algún significado?— Pregunté a mi acompañante, ciertamente tenía inquietud por el nuevo hallazgo, quizá esa zona tenía alguna historia interesante.
De la misma manera que el reno de mi compañero se emocionó, el mío hizo lo mismo, parecía querer correr y llegar rápido al círculo, sin embargo, mis manos hábilmente tomaron las riendas del asunto y detuve el ataque efusivo de mi animal. No obstante, Koutetsu no pensaba lo mismo...
—Parece que estos chicos quieren correr un poco —me dijo—. ¿Qué te parece si les damos el gusto y hacemos una galopada?
—Supongo que está bien...— Dije sin muchos ánimos, a mi mente vinieron todas las advertencias que nos había hecho aquel señor, más limité por mucho tiempo al reno, dejé que se desbocara hacia el campo y me aferré a su cuerpo para evitar caerme o algo por el estilo, tenía la sensación de que la nieve podría volverse traicionera.
—¿En donde estaremos? Seguro que los aldeanos sabrán algo sobre este lugar.— Comenté una vez hubiéramos llegado.