17/09/2017, 00:47
Las primeras frases del Uchiha no lograron cambiar la postura de la Kageyama en lo más mínimo, seguía convencida de que llevaba la razón y el contrario solo quería sacar algún tipo de beneficio.
Pero al final perdió los estribos, se levantó y a juzgar por su tono y expresión estaba bastante enojado, lo suficiente tal vez para ser el primero en dar un golpe, pero al terminar de exponer su postura y su situación, decidió callar e intentar relajarse.
Ahora la cara de Koko se mostraba distinta, claramente sorprendida ya que esta vez lo sintió bastante más sincero que antes. Por lo menos había expuesto una muy mala situación para él y llevaba la razón en algo. «Si se publica es seguro que tanto Akame como el clan Sakamoto quieran matarle, o por lo menos Noemi y Hideo »pensó la kunoichi quien prefirió desviar su mirada mientras sacaba sus propias deducciones.
Luego de un momento de absoluto silencio por su parte, suspiró pesadamente y regresó la vista a Datsue.
—Bien, te lo diré —sentenció—. Pero más te vale explicarme tu problema con Noemi o te juro que te dejo sin hijos.
Claramente quería intimidarle para evitar que vuelva a mentirle o quiera irse ni bien consiguiese lo que quería sobre Chokichi.
Aun así, sin esperar una respuesta por parte de su interlocutor, comenzó a hablar.
—Hace un tiempo, cuando Haskoz seguía con vida, pasó por la residencia del clan Sakamoto junto con Akame y otro shinobi. Pude verlos desde el jardín, avisé a Noemi y ella fue al encuentro con aquel trío. Poco después de aquello, mientras seguía con mis tareas en el jardín me encontré una cámara que según Noemi era de Chokichi, pero no tenía el carrete por algún motivo.
Hizo una pequeña pausa para acomodarse un poco mejor sobre la cama, ahora mantenía las plantas de sus pies pegadas entre sí y ambas manos las tenía sobre sus tobillos.
—Esa misma noche un guardia del clan tuvo que patrullar por la aldea, los Sakamoto no están exentos de prestar servicios a la aldea así que no había manera de que se negase. Durante su turno, al pasar por la academia se topó con un par de borrachos, uno de cabello blanco y otro de cabello oscuro, mucho más no pudo ver porque se fueron saltando un vallado. Supongo te harás una idea de quienes eran, posiblemente —la rubia sin motivo aparente cerró los ojos y se le dibujó una mueca de molestia en el rostro—. Al día siguiente, cuando fui a la academia, me encontré con el carrete de una cámara, lo recogí y se lo llevé a Noemi. Resulta que encajaba perfectamente en la cámara que habíamos encontrado así que fui a revelarlo, para saber qué era lo que tenía y nos encontramos con algo que… Va más allá del acoso que tú conoces.
Hizo otra pausa, pero esta vez más prolongada, como si estuviese pensándose si decir o no lo que se habían encontrado. Después de todo, hablar de la intimidad de su hermana no era algo agradable para ella, peor si consideramos que físicamente hablando tienen muchas semejanzas y muchas personas las confundían constantemente, como probablemente harían con la foto de la revista.
Al final, tras meditarlo y con una cara que revelaba el sufrimiento de la pecosa, decidió revelarlo todo.
—Encontramos fotos de Noemi y algunas otras chicas en momentos… Íntimos, por decirlo de alguna manera —la chica alzó la mirada, esta vez parecía suplicante—. Entiendes, ¿verdad? Una cosa es sacar fotos a personas en la calle, otra es sacar fotos de… Desnudos, o momentos íntimos en lugares privados, mucho peor que lo que nos hizo a Akame y a mi.
Solo esperaba que Datsue entendiera lo que ella quería decirle sin tener que ser excesivamente explícita en el proceso, de lo contrario el ligero rubor que se le subió terminaría por ser más intenso que el rojo de la sangre recién extraída.
Pero al final perdió los estribos, se levantó y a juzgar por su tono y expresión estaba bastante enojado, lo suficiente tal vez para ser el primero en dar un golpe, pero al terminar de exponer su postura y su situación, decidió callar e intentar relajarse.
Ahora la cara de Koko se mostraba distinta, claramente sorprendida ya que esta vez lo sintió bastante más sincero que antes. Por lo menos había expuesto una muy mala situación para él y llevaba la razón en algo. «Si se publica es seguro que tanto Akame como el clan Sakamoto quieran matarle, o por lo menos Noemi y Hideo »pensó la kunoichi quien prefirió desviar su mirada mientras sacaba sus propias deducciones.
Luego de un momento de absoluto silencio por su parte, suspiró pesadamente y regresó la vista a Datsue.
—Bien, te lo diré —sentenció—. Pero más te vale explicarme tu problema con Noemi o te juro que te dejo sin hijos.
Claramente quería intimidarle para evitar que vuelva a mentirle o quiera irse ni bien consiguiese lo que quería sobre Chokichi.
Aun así, sin esperar una respuesta por parte de su interlocutor, comenzó a hablar.
—Hace un tiempo, cuando Haskoz seguía con vida, pasó por la residencia del clan Sakamoto junto con Akame y otro shinobi. Pude verlos desde el jardín, avisé a Noemi y ella fue al encuentro con aquel trío. Poco después de aquello, mientras seguía con mis tareas en el jardín me encontré una cámara que según Noemi era de Chokichi, pero no tenía el carrete por algún motivo.
Hizo una pequeña pausa para acomodarse un poco mejor sobre la cama, ahora mantenía las plantas de sus pies pegadas entre sí y ambas manos las tenía sobre sus tobillos.
—Esa misma noche un guardia del clan tuvo que patrullar por la aldea, los Sakamoto no están exentos de prestar servicios a la aldea así que no había manera de que se negase. Durante su turno, al pasar por la academia se topó con un par de borrachos, uno de cabello blanco y otro de cabello oscuro, mucho más no pudo ver porque se fueron saltando un vallado. Supongo te harás una idea de quienes eran, posiblemente —la rubia sin motivo aparente cerró los ojos y se le dibujó una mueca de molestia en el rostro—. Al día siguiente, cuando fui a la academia, me encontré con el carrete de una cámara, lo recogí y se lo llevé a Noemi. Resulta que encajaba perfectamente en la cámara que habíamos encontrado así que fui a revelarlo, para saber qué era lo que tenía y nos encontramos con algo que… Va más allá del acoso que tú conoces.
Hizo otra pausa, pero esta vez más prolongada, como si estuviese pensándose si decir o no lo que se habían encontrado. Después de todo, hablar de la intimidad de su hermana no era algo agradable para ella, peor si consideramos que físicamente hablando tienen muchas semejanzas y muchas personas las confundían constantemente, como probablemente harían con la foto de la revista.
Al final, tras meditarlo y con una cara que revelaba el sufrimiento de la pecosa, decidió revelarlo todo.
—Encontramos fotos de Noemi y algunas otras chicas en momentos… Íntimos, por decirlo de alguna manera —la chica alzó la mirada, esta vez parecía suplicante—. Entiendes, ¿verdad? Una cosa es sacar fotos a personas en la calle, otra es sacar fotos de… Desnudos, o momentos íntimos en lugares privados, mucho peor que lo que nos hizo a Akame y a mi.
Solo esperaba que Datsue entendiera lo que ella quería decirle sin tener que ser excesivamente explícita en el proceso, de lo contrario el ligero rubor que se le subió terminaría por ser más intenso que el rojo de la sangre recién extraída.