23/07/2015, 17:40
Eri y yo, fuimos juntos hasta nuestras respectivas habitaciones que se encontraban en el mismo pasillo, pero que estaban separadas por dos habitaciones. Una vez abrí la puerta de la habitación que me había asignado Haru, la recepcionista del motel, me despedí con un gesto de mano de Eri, que no vería de nuevo hasta pasados treinta minutos, mas o menos.
-Hasta dentro de un rato. Le dije sonriente. "Que ganas tengo de que quitarme estas ropas mojadas..." Entre en la habitación, que la vi lo suficiente acogedora, por lo menos lo suficiente para satisfacer mis expectativas. Me deshice de mis ropas que dejé sobre una pequeña mesa, hechas una bola. Fue bastante aparatoso, pues no había ni un centímetro cuadrado de tela, que no estuviera mojada o repleta de insufrible barro.
"Que asco por Dios" Después, busqué completamente desnudo por la habitación, algo que ponerme hasta que mis ropas estuviesen limpias. Ya no quedaba mucho por donde buscar, finalmente me decidí por abrir un modesto pero funcional armario empotrado "Ajá, esto me servirá" y me agencié un albornoz de color marrón y unas chancletas que encontré sin problemas, y que me coloqué de inmediato.
-Ahhh! eso está mejor. Ya no recordaba lo que era vestir con ropas secas. Dije en voz alta satisfecho, mientras que alguien tocó a la puerta. Me dirigí hacía la puerta y estando detrás de ella, mirando por el visor, pregunté. -¿Quién es?
-¡Servicio de lavandería señor! Contestó una voz jovial
-Oh! está bien pase. Abrí la puerta complacido y una persona ataviada con ropas típicas de servicio de hotel, se dirigió directamente hacía aquella bola de tela húmeda y embarrada que preparé. Mientras el empleado del motel introducía mis ropas en una bolsa de tela como buenamente podía le indiqué. -Que queden lo más limpio posible, por favor.
-¡No se preocupe Señor! Quedaran como si fuera ropa nueva, se lo prometo. Contestó el empleado, rezumando convicción por todos sus poros.
-Oh!, eso está bien. La verdad que jamás me hubiera esperado una respuesta así.
Cuando terminó, el empleado del motel se marchó por donde vino. "Bueno, yo ahora debería ir hacía los baños. Tengo el frío calado hasta los huesos" Antes de abandonar la habitación con mi albornoz puesto, cogí una toalla para los baños. Y me llevé conmigo, mis pertenencias.
Salí al pasillo de nuevo, y me dirigí hacía las escaleras. En donde se veía perfectamente un cartel clavado en la pared donde indicaban todas las secciones del motel. Estudié con detenimiento aquel cartel hasta que me fijé que tenía que bajar a la planta principal para llegar a los baños.
Me dirigí hacía allá sin entretenerme, entré en los vestuarios y me deshice de mi albornoz, me enrollé la toalla en la cintura, guardé mis pertenencias en una de las taquillas que se encontraban libres, y me dirigí a los baños para hombres. Cuando llegué, me llevé una grata sorpresa por que no había nadie en los baños, era todo para mí. Por lo que sin perder más tiempo, me metí en el agua caliente. Fue una sensación intensa, pues el contraste de mi cuerpo helado, que casi rozaba la hipotermia, con el agua caliente, me causó por un instante una cierta incomodidad, pero poco a poco, mi cuerpo se fue acostumbrando.
"Ahhhhh, ahora estoy mucho mejor, sin duda"
De repente, cuando estaba tranquilo en el agua, dejando que el calor penetrara en mis huesos. Alguien entró a lo bestia en los baños, entrando al agua haciendo una bomba.
-¡¡¡BANZAI!!! Seguido de un chorro de agua que salió en todas direcciones salpicándome en el acto.
-¿¡Pero que cojones!? Contesté bastante molesto.
Hasta que me di cuenta sorprendido de que era Kintaro el que había roto mi pequeño momento de paz cuando asomó su cabeza con su característica máscara de ANBU del agua. -¿Que haces aquí? Pregunté todavía atónito.
-¿Quién yo? supervisar supongo...un pajarito me dijo que acabaste con las armas de asedio, pero no me dijo nada al respecto del líder de los rebeldes. Y me dije, ¡Oye! ¿Y por qué no voy hasta el país del Fuego y le pregunto a Yoshi en persona? Pues aquí estoy. Dijo mientras se señalaba a si mismo.
"¿Ha venido hasta aquí solamente para preguntarme como va la misión?"
-¿Has venido solo para eso? Pregunté extrañado
-Pues si, es que hay ciertas personas que desean que el "líder" quede fuera de combate. En un primer momento era algo opcional, pero ahora es algo que se volvió prioritario. ¿Lo has liquidado? Preguntó acercándose a mi.
-Pues no...
-¿¡NO!? Que problemático... Me interrumpió mientras se rascaba la máscara con un dedo.
-Pero tengo información para encontrarlo. Que no me dejas hablar...Respondí cruzándome de brazos.
-Ahh! Respondió Kintaro aliviado. -Pues desembucha, que quizás me toque a mi hacer este trabajo.
-¿Enserio? Creía que lo haría yo...¿Que sucede? Respondí ligeramente decepcionado.
-Oh! Yoshi, lo haces bien de veras. Pero los que nos contrataron para este trabajo, quieren que lo haga alguien con más experiencia...¿Me entiendes? Se quedan más tranquilos. Ya sabes, yo suelo actuar sin dejar rastro. Eso les interesa, lo que viene a llamarse un trabajo limpio, tu especialidad es muy llamativa por así decirlo...Explicó
-Ya veo...tiene sentido lo que dices. El sigilo no es mi fuerte, sin duda.
-Si...no es tu fuerte.
-Bueno, te contaré lo que sé del "líder" Me acerqué a Kintaro y le susurré toda la información con detenimiento. Cuando acabé de contarle todo.
-Eso es todo lo que se.
-Pues oye, no está nada mal. Esto lo arreglo yo en un santiamén. Comentó Kintaro mientras se disponía a salir de los baños. -Puedes tomarte unas vacaciones, ya termino yo el trabajo.
-De acuerdo. Nos vemos...
Kintaro se despidió alzando un brazo de espaldas, mientras volvía a desaparecer como era costumbre en él, delante de mis propios ojos.
"¿Como hará eso...?"
Apuré los pocos minutos que me quedaban de baño que me quedaban, hasta que finalmente salí del agua. Me sequé con la toalla y me coloqué de nuevo mi albornoz, recuperé mis pertenencias y finalmente, me dirigí donde había quedado con Eri. Al parecer, había llegado primero, por lo que me quedé esperándola en compañía de mi hambre canina.
-Hasta dentro de un rato. Le dije sonriente. "Que ganas tengo de que quitarme estas ropas mojadas..." Entre en la habitación, que la vi lo suficiente acogedora, por lo menos lo suficiente para satisfacer mis expectativas. Me deshice de mis ropas que dejé sobre una pequeña mesa, hechas una bola. Fue bastante aparatoso, pues no había ni un centímetro cuadrado de tela, que no estuviera mojada o repleta de insufrible barro.
"Que asco por Dios" Después, busqué completamente desnudo por la habitación, algo que ponerme hasta que mis ropas estuviesen limpias. Ya no quedaba mucho por donde buscar, finalmente me decidí por abrir un modesto pero funcional armario empotrado "Ajá, esto me servirá" y me agencié un albornoz de color marrón y unas chancletas que encontré sin problemas, y que me coloqué de inmediato.
-Ahhh! eso está mejor. Ya no recordaba lo que era vestir con ropas secas. Dije en voz alta satisfecho, mientras que alguien tocó a la puerta. Me dirigí hacía la puerta y estando detrás de ella, mirando por el visor, pregunté. -¿Quién es?
-¡Servicio de lavandería señor! Contestó una voz jovial
-Oh! está bien pase. Abrí la puerta complacido y una persona ataviada con ropas típicas de servicio de hotel, se dirigió directamente hacía aquella bola de tela húmeda y embarrada que preparé. Mientras el empleado del motel introducía mis ropas en una bolsa de tela como buenamente podía le indiqué. -Que queden lo más limpio posible, por favor.
-¡No se preocupe Señor! Quedaran como si fuera ropa nueva, se lo prometo. Contestó el empleado, rezumando convicción por todos sus poros.
-Oh!, eso está bien. La verdad que jamás me hubiera esperado una respuesta así.
Cuando terminó, el empleado del motel se marchó por donde vino. "Bueno, yo ahora debería ir hacía los baños. Tengo el frío calado hasta los huesos" Antes de abandonar la habitación con mi albornoz puesto, cogí una toalla para los baños. Y me llevé conmigo, mis pertenencias.
Salí al pasillo de nuevo, y me dirigí hacía las escaleras. En donde se veía perfectamente un cartel clavado en la pared donde indicaban todas las secciones del motel. Estudié con detenimiento aquel cartel hasta que me fijé que tenía que bajar a la planta principal para llegar a los baños.
Me dirigí hacía allá sin entretenerme, entré en los vestuarios y me deshice de mi albornoz, me enrollé la toalla en la cintura, guardé mis pertenencias en una de las taquillas que se encontraban libres, y me dirigí a los baños para hombres. Cuando llegué, me llevé una grata sorpresa por que no había nadie en los baños, era todo para mí. Por lo que sin perder más tiempo, me metí en el agua caliente. Fue una sensación intensa, pues el contraste de mi cuerpo helado, que casi rozaba la hipotermia, con el agua caliente, me causó por un instante una cierta incomodidad, pero poco a poco, mi cuerpo se fue acostumbrando.
"Ahhhhh, ahora estoy mucho mejor, sin duda"
De repente, cuando estaba tranquilo en el agua, dejando que el calor penetrara en mis huesos. Alguien entró a lo bestia en los baños, entrando al agua haciendo una bomba.
-¡¡¡BANZAI!!! Seguido de un chorro de agua que salió en todas direcciones salpicándome en el acto.
-¿¡Pero que cojones!? Contesté bastante molesto.
Hasta que me di cuenta sorprendido de que era Kintaro el que había roto mi pequeño momento de paz cuando asomó su cabeza con su característica máscara de ANBU del agua. -¿Que haces aquí? Pregunté todavía atónito.
-¿Quién yo? supervisar supongo...un pajarito me dijo que acabaste con las armas de asedio, pero no me dijo nada al respecto del líder de los rebeldes. Y me dije, ¡Oye! ¿Y por qué no voy hasta el país del Fuego y le pregunto a Yoshi en persona? Pues aquí estoy. Dijo mientras se señalaba a si mismo.
"¿Ha venido hasta aquí solamente para preguntarme como va la misión?"
-¿Has venido solo para eso? Pregunté extrañado
-Pues si, es que hay ciertas personas que desean que el "líder" quede fuera de combate. En un primer momento era algo opcional, pero ahora es algo que se volvió prioritario. ¿Lo has liquidado? Preguntó acercándose a mi.
-Pues no...
-¿¡NO!? Que problemático... Me interrumpió mientras se rascaba la máscara con un dedo.
-Pero tengo información para encontrarlo. Que no me dejas hablar...Respondí cruzándome de brazos.
-Ahh! Respondió Kintaro aliviado. -Pues desembucha, que quizás me toque a mi hacer este trabajo.
-¿Enserio? Creía que lo haría yo...¿Que sucede? Respondí ligeramente decepcionado.
-Oh! Yoshi, lo haces bien de veras. Pero los que nos contrataron para este trabajo, quieren que lo haga alguien con más experiencia...¿Me entiendes? Se quedan más tranquilos. Ya sabes, yo suelo actuar sin dejar rastro. Eso les interesa, lo que viene a llamarse un trabajo limpio, tu especialidad es muy llamativa por así decirlo...Explicó
-Ya veo...tiene sentido lo que dices. El sigilo no es mi fuerte, sin duda.
-Si...no es tu fuerte.
-Bueno, te contaré lo que sé del "líder" Me acerqué a Kintaro y le susurré toda la información con detenimiento. Cuando acabé de contarle todo.
-Eso es todo lo que se.
-Pues oye, no está nada mal. Esto lo arreglo yo en un santiamén. Comentó Kintaro mientras se disponía a salir de los baños. -Puedes tomarte unas vacaciones, ya termino yo el trabajo.
-De acuerdo. Nos vemos...
Kintaro se despidió alzando un brazo de espaldas, mientras volvía a desaparecer como era costumbre en él, delante de mis propios ojos.
"¿Como hará eso...?"
Apuré los pocos minutos que me quedaban de baño que me quedaban, hasta que finalmente salí del agua. Me sequé con la toalla y me coloqué de nuevo mi albornoz, recuperé mis pertenencias y finalmente, me dirigí donde había quedado con Eri. Al parecer, había llegado primero, por lo que me quedé esperándola en compañía de mi hambre canina.