18/09/2017, 18:10
(Última modificación: 18/09/2017, 18:18 por Aotsuki Ayame.
Razón: Se me había olvidado restarme el PV XD
)
Al menos dos espinas dieron con el cuerpo de su oponente. Pudo sentirlo en el rozamiento de la técnica, también en contacto con su propio cuerpo. Pero antes de que pudiera siquiera pensar sobre ello, Ayame sintió un terrible martillazo en las piernas que le hizo aullar de dolor.
—¡¡¡AAAAAAHHHHH!!!
El suelo volteó ante sus ojos, y de un segundo para otro, había caído de espaldas sobre la madera del ring. Sacudió la cabeza, tratando de disipar las punzadas de dolor que sentía en las pantorrillas, y tan pronto como fue capaz, rodó sobre su propia espalda para tomar algo más de distancia con su oponente y se apoyó en su antebrazo para empezar a reincorporarse. Intentó sonreír, pero en realidad tenía ganas de llorar, y la mueca le salió extraña y estirada. Además, la acción no había pasado en balde tampoco para ella. El despliegue de técnicas que había llevado a cabo en los primeros minutos de combate estaba pasando factura a su resistencia.
«Tengo que controlarme... estoy gastando demasiada energía...» Se dijo entre resuellos.
Al menos, su oponente tampoco se había ido de rositas. Las agujas habían acertado en su pecho y en una de sus piernas, por lo que su movimiento seguramente se vería dificultado por la herida.
—Esa ha sido buena... De verdad eres fuerte. ¿Estás listo para continuar... Yota-san? —le dijo a su oponente, con una sonrisa, mientras ladeaba el cuerpo hacia él, quedando su hombro y su pierna derecha detrás del resto del cuerpo.
—¡¡¡AAAAAAHHHHH!!!
El suelo volteó ante sus ojos, y de un segundo para otro, había caído de espaldas sobre la madera del ring. Sacudió la cabeza, tratando de disipar las punzadas de dolor que sentía en las pantorrillas, y tan pronto como fue capaz, rodó sobre su propia espalda para tomar algo más de distancia con su oponente y se apoyó en su antebrazo para empezar a reincorporarse. Intentó sonreír, pero en realidad tenía ganas de llorar, y la mueca le salió extraña y estirada. Además, la acción no había pasado en balde tampoco para ella. El despliegue de técnicas que había llevado a cabo en los primeros minutos de combate estaba pasando factura a su resistencia.
«Tengo que controlarme... estoy gastando demasiada energía...» Se dijo entre resuellos.
Al menos, su oponente tampoco se había ido de rositas. Las agujas habían acertado en su pecho y en una de sus piernas, por lo que su movimiento seguramente se vería dificultado por la herida.
—Esa ha sido buena... De verdad eres fuerte. ¿Estás listo para continuar... Yota-san? —le dijo a su oponente, con una sonrisa, mientras ladeaba el cuerpo hacia él, quedando su hombro y su pierna derecha detrás del resto del cuerpo.