24/07/2015, 13:27
El Yotsuki trataba de no perder los nervios ante la estúpida acción de la chica. El era calmado, pero no llegaba a aguantar esa clase de actitud egoísta y disparatada con tanta facilidad. Tanto era así, que intentaba ni tan siquiera mirarla... la maldita se había centrado mas en el maldito bolso que en su maldita vida, o su maldita vagina. A saber que le hubiesen hecho ese grupo de salvajes de haberla pillado a solas...
Pero no, el puto bolso de los cojones era mas importante.
El rubio dejó caer un suspiro de desesperación mientras hacía porque la chica no se dirigiese al bolso, resignado. Juro aprovechó para dar su punto de vista, el cual tampoco difería demasiado. Era evidente que la chica no iba a irse sin su bolso. Por contra, Juro dio una idea para poder requisar de nuevo el bolso, y posiblemente ninguno saliese herido. Mientras que el rubio y el se acercaban, podría lanzar una bocanada de aire lo suficientemente ancha como para tumbarlos a todos de una vez, momento que aprovecharía el Yotsuki para moverse entre ellos y pillar el puto bolso.
El rubio apartó a la chica a desgana, y le clavó los orbes en sus ojos. La chica quedó quieta por un instante, instante de silencio que duró apenas un segundo.
— Estate quieta ahí, y calla de una vez. Vamos a ir por tu bolso, pero mientras debes correr hacia el lado contrario. ¿LO HAS ENTENDIDO? —
— S-si... — Respondió cortada.
— Está bien, Juro. Vamos a intentarlo. —
Mientras que el par de genins se disponían, la chica comenzó a correr hacia el exterior, saliendo del puente tan rápida como sus piernas le permitieron. Por otro lado, el grupo de maleantes se regocijaban en su éxito, habían obtenido eso que querían. Al menos eso parecía.
Sin preámbulos, el rubio canalizó chakra bajo sus pies, e hincó sus ojos en su objetivo actual, el maldito bolso. Crujió los dedos cerrando los puños, y estiró sus manos hacia delante en una leve preparación de su carrera. Con esa misma posición, miró hacia su lado, hacia su actual compañero.
— Cuando quieras, yo estoy listo. —
Ahora, solo faltaba la confirmación de Juro. En cuando éste diese el pistoletazo de salida, el rubio saldría a toda velocidad. Rápido como un rayo, se apoderaría del bolso de manos del maleante abatido, y regresaría aún mas rápido que fue. Un autentico asalto express, en el que no esperaba demasiadas complicaciones.
Pero no, el puto bolso de los cojones era mas importante.
El rubio dejó caer un suspiro de desesperación mientras hacía porque la chica no se dirigiese al bolso, resignado. Juro aprovechó para dar su punto de vista, el cual tampoco difería demasiado. Era evidente que la chica no iba a irse sin su bolso. Por contra, Juro dio una idea para poder requisar de nuevo el bolso, y posiblemente ninguno saliese herido. Mientras que el rubio y el se acercaban, podría lanzar una bocanada de aire lo suficientemente ancha como para tumbarlos a todos de una vez, momento que aprovecharía el Yotsuki para moverse entre ellos y pillar el puto bolso.
El rubio apartó a la chica a desgana, y le clavó los orbes en sus ojos. La chica quedó quieta por un instante, instante de silencio que duró apenas un segundo.
— Estate quieta ahí, y calla de una vez. Vamos a ir por tu bolso, pero mientras debes correr hacia el lado contrario. ¿LO HAS ENTENDIDO? —
— S-si... — Respondió cortada.
— Está bien, Juro. Vamos a intentarlo. —
Mientras que el par de genins se disponían, la chica comenzó a correr hacia el exterior, saliendo del puente tan rápida como sus piernas le permitieron. Por otro lado, el grupo de maleantes se regocijaban en su éxito, habían obtenido eso que querían. Al menos eso parecía.
Sin preámbulos, el rubio canalizó chakra bajo sus pies, e hincó sus ojos en su objetivo actual, el maldito bolso. Crujió los dedos cerrando los puños, y estiró sus manos hacia delante en una leve preparación de su carrera. Con esa misma posición, miró hacia su lado, hacia su actual compañero.
— Cuando quieras, yo estoy listo. —
Ahora, solo faltaba la confirmación de Juro. En cuando éste diese el pistoletazo de salida, el rubio saldría a toda velocidad. Rápido como un rayo, se apoderaría del bolso de manos del maleante abatido, y regresaría aún mas rápido que fue. Un autentico asalto express, en el que no esperaba demasiadas complicaciones.