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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#80
—Pese a todo, Ayame-chan, me gustaría insistir en que, como jinchuuriki, eres extremadamente importante para la aldea, y un posible objetivo para el enemigo, si es que descubre que lo eres —replicó Shanise, levantando el dedo índice, y Ayame torció el gesto en un mohín.

«Entonces me esforzaré en que el enemigo no lo sepa.» Completó mentalmente.

—Confío en ti y en tus habilidades para curarte, pero, por favor, sabiendo esto que te he dicho, intenta mantenerte a salvo en todo momento. Como comprenderás, también es mi deber cuidarte. En realidad, es mi deber cuidaros a los dos, pero como jinchuuriki, tengo que protegerte de todas maneras.

Ella asintió, conforme. No iba a permitir que Mogura pasara por ningún riesgo sólo porque debieran defenderla de cualquier amenaza.

No obstante, por supuesto, tengamos en cuenta que unos rasguños no merecen mayor preocupación, en tu caso, y que te puedes regenerar. La verdad, estaría bien que me enseñaras esa técnica, niña —admitió, y Ayame se hinchó como un pavo.

—Lo único malo de esa técnica es que necesito estar muy concentrada. No podré llevarla a cabo en mitad de un combate o en movimiento, necesitaría estar cubierta —especificó, pues si bien aquella técnica de la que tan orgullosa se sentía era terriblemente útil, también tenía muchos puntos flacos.

—Bien, creo que lo que más útil nos puede ser de tu repertorio son tus habilidades de Genjutsu. En particular, esa habilidad que mencionas para que te escuchen desde otro lugar. Como genin, siempre habéis sido ninjas de soporte. No se espera de vosotros que luchéis o hagáis ninguna heroicidad. Pero esa técnica puede actuar precisamente para distraer al enemigo. Yo aprovecharé las oportunidades que me crees.

—Lo tendré en cuenta, Shanise-senpai.

Tras aquel intercambio, vino el turno de su compañero. Tal y como había supuesto tras haberle visto actuar en los tejados del castillo del Señor Feudal del País de la Tormenta, Mogura estaba dedicado a la medicina, como su padre. Además, contaba con un amplio repertorio de venenos con diversos y muy desagradables efectos que a Ayame le pusieron los pelos de punta.

«Espera... ¿no lleva ni un solo shuriken?» Se preguntó Ayame, extrañada. Después de todo, aquel muchacho había sido una de las personas que le habían ayudado a dominar el lanzamiento de shuriken. Quizás había preferido dejar ese tipo de armas en casa y traerse las toxinas...

Aparte de eso, el chico contaba con la habilidad para traspasar energía a sus aliados y había comenzado a instruirse en el arte del sellado, una facultad que Ayame jamás había llegado a comprender por mucho empeño que le pusiera.

—Mis habilidades claramente no están orientadas al combate, Aotsuki-san. Ahora que no contamos con la posibilidad de recibir apoyo por parte de las otras aldeas, confío en que nuestras habilidades en conjunto serán suficientes para cuidar la espalda de nuestra superior. ¡Aunque seguro eso no será necesario...! ¡Seguramente Shanise-san cuenta con un repertorio bastante amplio, con todo tipo de Fūinjutsu...!

—He olvidado mencionar que mis reservas de chakra parecen... estallar de repente cuando están cerca de agotarse. —Añadió Ayame. Era plenamente consciente de que aquello había sonado muy raro, y se encogió de hombros—. ¡No sé explicarlo de otra manera! Cuando estoy baja de energías es como si un torrente la llenara de nuevo... Por lo que si Mogura-san debe transferir chakra a otra persona, la prioridad debería ser usted, Shanise-senpai.

—¡Ah...! ¿Estaría bien si tomo el primer turno de guardia? Pude descansar más en el palacio así que no me molestaría estar un par de horas más despierto, además... será difícil despertarme para hacer un relevo en la guardia... —añadió, y realmente parecía avergonzado por aquel hecho.

La negación fue contundente. Aunque Ayame no pudo menos que darle la razón. Mogura completamente solo, haciendo guardia... Se le ponía la carne de gallina de sólo pensarlo. Y tan sólo esperaba que Marun no les hubiese seguido y decidiera hacer acto de aparición. ¿Podría tener suerte una segunda vez? Lo dudaba mucho...Además, Mogura tenía su espada. ¿Y si volvía para recuperarla? De seguro no sería con buenas condiciones.

Shanise la sacó de sus pensamientos con un leve carraspeo, y Ayame volcó toda su atención sobre la jonin. ¿Qué sería capaz de hacer una Hōzuki de alto rango? Al parecer, además de las características que compartía con ella y sus inestimables conocimientos sobre el sellado, Shanise era capaz de dividir su cuerpo gracias al Suika no Jutsu y formar dos réplicas exactas que no eran tan fácil de hacer desvanecer. Una técnica realmente interesante, aunque con un doble filo: si una de las mitades era asesinada, Shanise debería pasar por un largo periodo de recuperación.

—Bien, y después de haberos contado todos mis secretos, más vale que os vayáis a dormir. No tenemos todo el día. —Concluyó, señalando a las camas que estaban detrás de ellos.

«O toda la noche» Quiso reír ante su broma interna, pero estaba demasiado cansada para ello.

—Bien. Buenas noches, Shanise-senpai, Mogura-san.

Inclinó la cabeza con respeto y después se dirigió hacia la cama más cercana. Se quitó el portaobjetos y lo dejó a un lado, pero nuevamente se reafirmó la bandana en torno a su frente. Si le hubiesen dicho que se quedó inconsciente antes de llegar a tumbarse, sin duda lo habría creído.
[Imagen: kQqd7V9.png]
Sprite por Karvistico.


—Habitación de Ayame: Link

No respondo dudas por MP.
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RE: (S) Los hilos del mundo: tercer hilo - por Aotsuki Ayame - 19/09/2017, 13:08


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