20/09/2017, 02:46
—Pese a todo, Ayame-chan, me gustaría insistir en que, como jinchuuriki, eres extremadamente importante para la aldea, y un posible objetivo para el enemigo, si es que descubre que lo eres. Confío en ti y en tus habilidades para curarte, pero, por favor, sabiendo esto que te he dicho, intenta mantenerte a salvo en todo momento. Como comprenderás, también es mi deber cuidarte. En realidad, es mi deber cuidaros a los dos, pero como jinchuuriki, tengo que protegerte de todas maneras.
Ayame asentiría, satisfecha por lo que llegaba a notar el joven médico. No parecía cosa fácil ser el jinchuuriki de una bestia con colas.
No obstante, por supuesto, tengamos en cuenta que unos rasguños no merecen mayor preocupación, en tu caso, y que te puedes regenerar. La verdad, estaría bien que me enseñaras esa técnica, niña
El comentario sin duda alguna hizo efecto en la joven kunoichi, quien no sería humilde al respecto con el gesto que haría.
—Lo único malo de esa técnica es que necesito estar muy concentrada. No podré llevarla a cabo en mitad de un combate o en movimiento, necesitaría estar cubierta
Usar el agua como medio para recuperar energía, puntualmente la lluvia. Algo como eso sería una interesante adición a su repertorio de técnicas médicas, pero Mogura ni siquiera era afín al Suiton. Probablemente la idea tendría que ser archivada y planteada mucho más adelante, u olvidada en las profundidades de su mente.
—He olvidado mencionar que mis reservas de chakra parecen... estallar de repente cuando están cerca de agotarse. ¡No sé explicarlo de otra manera! Cuando estoy baja de energías es como si un torrente la llenara de nuevo... Por lo que si Mogura-san debe transferir chakra a otra persona, la prioridad debería ser usted, Shanise-senpai.
Aotsuki Ayame parecía ser una persona bastante autosuficiente en términos de supervivencia. Parecía que podía llegar a pelear durante largos periodos de tiempo sin recibir ninguna clase de ayuda.
«¿A qué clase de entrenamiento te has sometido durante estos meses, Aotsuki Ayame? ¿Cuál es la fuente de tal poder?»
No pudo evitar meditar el joven médico al escuchar las palabras de su compañera.
—Bien, Manase-san, sin duda eres un miembro muy valioso para el equipo. Está claro que no puedo permitir que hieran a ninguno de los dos. Bien, Mogura-kun, tu labor será la de asistirnos en combate, transfiriéndonos chakra y curándonos las heridas. Si encuentras una oportunidad, puedes encajar algún golpe, pero seguramente el enemigo sea poderoso y esto no sea posible la mayor parte del tiempo.
»Cuidarás también de Ayame. Y a la vez, Ayame-chan, tú cuidarás de Mogura. Él no puede convertirse en agua y su poder de regeneración lo necesitamos nosotras, o al menos, yo lo necesito.
Entendido, Shanise-san.
Contestaría asintiendo mientras realizaba una marcada reverencia. Teniendo un objetivo claro, no podía evitar demostrar su determinación a través de aquel gesto. Al reincorporarse, llevaría una mano hasta su cabeza y se arreglaría el cabello, independientemente de si era necesario o no.
Ante su petición, la respuesta fue un contundente No, hubo un argumento acompañado de aquella corta respuesta, pero sintió de todos modos que falto que le dieran una bofetada por equivocarse pidiendo algo que no correspondía.
Y si no te despiertas, siempre podemos echarte algo de agua, ¿eh?
Probablemente Ayame no sabría a que se refería la ANBU pero él si sabía, le había pasado, por eso sabía a lo que se refería.
Seguramente su compañera estaría igual de interesado por saber hasta donde llegaban las competencias de la mujer de dentadura afilada. Esta no tardaría mucho más en compartir con ellos los datos más relevantes. Formaba parte del mismo clan que Ayame, parecía que tenía un dominio sobre la tan popular técnica Suika no jutsu tanto así que había podido desarrollar una técnica propia bastante interesante, similar al Kage Bunshin. Como era de esperarse de una kunoichi de Amegakure su Suiton destacaba, pero también lo hacía con los sellos explosivos y las armas arrojadizas. Incluso comentaría sobre un tipo especial de Fuuma Shuriken que tenía en su poder.
—Bien, y después de haberos contado todos mis secretos, más vale que os vayáis a dormir. No tenemos todo el día.
Habiendo compartido aquel momento tan intimo de equipo, la mujer los enviaría a la cama para poder tomar el turno de guardia de una buena vez.
—Bien. Buenas noches, Shanise-senpai, Mogura-san.
Inclinó la cabeza con respeto y después se dirigió hacia la cama más cercana. No hubo ninguna clase de comentario adicional ni nada más por su parte.
Buenas noches, Shanise-san, Aotsuki-san.
Realizaría una ligera reverencia y se acercaría entonces a la cama, meditó sobre quitarse o no el calzado un par de segundos. ¿Qué pasaría si tenían que salir corriendo nuevamente?
«No. Eso no va a pasar.»
No podía caer en la paranoia, no tan pronto. Se quitaría entonces las botas y el chaleco, dejaría su portaobjetos y su kit médico a un lado como habría hecho la joven kunoichi y prácticamente al instante de acomodar su cabeza en la almohada caería dormido.
Ayame asentiría, satisfecha por lo que llegaba a notar el joven médico. No parecía cosa fácil ser el jinchuuriki de una bestia con colas.
No obstante, por supuesto, tengamos en cuenta que unos rasguños no merecen mayor preocupación, en tu caso, y que te puedes regenerar. La verdad, estaría bien que me enseñaras esa técnica, niña
El comentario sin duda alguna hizo efecto en la joven kunoichi, quien no sería humilde al respecto con el gesto que haría.
—Lo único malo de esa técnica es que necesito estar muy concentrada. No podré llevarla a cabo en mitad de un combate o en movimiento, necesitaría estar cubierta
Usar el agua como medio para recuperar energía, puntualmente la lluvia. Algo como eso sería una interesante adición a su repertorio de técnicas médicas, pero Mogura ni siquiera era afín al Suiton. Probablemente la idea tendría que ser archivada y planteada mucho más adelante, u olvidada en las profundidades de su mente.
—He olvidado mencionar que mis reservas de chakra parecen... estallar de repente cuando están cerca de agotarse. ¡No sé explicarlo de otra manera! Cuando estoy baja de energías es como si un torrente la llenara de nuevo... Por lo que si Mogura-san debe transferir chakra a otra persona, la prioridad debería ser usted, Shanise-senpai.
Aotsuki Ayame parecía ser una persona bastante autosuficiente en términos de supervivencia. Parecía que podía llegar a pelear durante largos periodos de tiempo sin recibir ninguna clase de ayuda.
«¿A qué clase de entrenamiento te has sometido durante estos meses, Aotsuki Ayame? ¿Cuál es la fuente de tal poder?»
No pudo evitar meditar el joven médico al escuchar las palabras de su compañera.
—Bien, Manase-san, sin duda eres un miembro muy valioso para el equipo. Está claro que no puedo permitir que hieran a ninguno de los dos. Bien, Mogura-kun, tu labor será la de asistirnos en combate, transfiriéndonos chakra y curándonos las heridas. Si encuentras una oportunidad, puedes encajar algún golpe, pero seguramente el enemigo sea poderoso y esto no sea posible la mayor parte del tiempo.
»Cuidarás también de Ayame. Y a la vez, Ayame-chan, tú cuidarás de Mogura. Él no puede convertirse en agua y su poder de regeneración lo necesitamos nosotras, o al menos, yo lo necesito.
Entendido, Shanise-san.
Contestaría asintiendo mientras realizaba una marcada reverencia. Teniendo un objetivo claro, no podía evitar demostrar su determinación a través de aquel gesto. Al reincorporarse, llevaría una mano hasta su cabeza y se arreglaría el cabello, independientemente de si era necesario o no.
Ante su petición, la respuesta fue un contundente No, hubo un argumento acompañado de aquella corta respuesta, pero sintió de todos modos que falto que le dieran una bofetada por equivocarse pidiendo algo que no correspondía.
Y si no te despiertas, siempre podemos echarte algo de agua, ¿eh?
Probablemente Ayame no sabría a que se refería la ANBU pero él si sabía, le había pasado, por eso sabía a lo que se refería.
Seguramente su compañera estaría igual de interesado por saber hasta donde llegaban las competencias de la mujer de dentadura afilada. Esta no tardaría mucho más en compartir con ellos los datos más relevantes. Formaba parte del mismo clan que Ayame, parecía que tenía un dominio sobre la tan popular técnica Suika no jutsu tanto así que había podido desarrollar una técnica propia bastante interesante, similar al Kage Bunshin. Como era de esperarse de una kunoichi de Amegakure su Suiton destacaba, pero también lo hacía con los sellos explosivos y las armas arrojadizas. Incluso comentaría sobre un tipo especial de Fuuma Shuriken que tenía en su poder.
—Bien, y después de haberos contado todos mis secretos, más vale que os vayáis a dormir. No tenemos todo el día.
Habiendo compartido aquel momento tan intimo de equipo, la mujer los enviaría a la cama para poder tomar el turno de guardia de una buena vez.
—Bien. Buenas noches, Shanise-senpai, Mogura-san.
Inclinó la cabeza con respeto y después se dirigió hacia la cama más cercana. No hubo ninguna clase de comentario adicional ni nada más por su parte.
Buenas noches, Shanise-san, Aotsuki-san.
Realizaría una ligera reverencia y se acercaría entonces a la cama, meditó sobre quitarse o no el calzado un par de segundos. ¿Qué pasaría si tenían que salir corriendo nuevamente?
«No. Eso no va a pasar.»
No podía caer en la paranoia, no tan pronto. Se quitaría entonces las botas y el chaleco, dejaría su portaobjetos y su kit médico a un lado como habría hecho la joven kunoichi y prácticamente al instante de acomodar su cabeza en la almohada caería dormido.
Hablo - Pienso