21/09/2017, 16:26
— Perdone señor, pero creo que somos nosotros esos ninjas que está buscando, con bandanas de verdad Mi nombre es Senju Riko y soy uno de los ninjas asignados a esta misión.
— Ya...
El hombre no parecía del todo convencido, con una ceja levantada miró de arriba a abajo a la pareja y seguía sin estar muy seguro. Sin embargo, Koko fue mucho más persuasiva.
—Somos shinobis de verdad —
Y no fueron tanto sus palabras ni su figura mucho más crecida de lo habitual, sino el amasijo de rayos acumulados en su mano como si fuera lo más normal del mundo. El hombre dio un salto hacia atrás y levantó ambas manos intentando cubrirse de ese atropello a las leyes de la naturaleza.
— Vale, vale. Intentad no usar mucho ese Ninjatsu, que tengo mercancia delicada y no quiero salir ardiendo.
—Y usted es… Shin… ¿Fu?
— El mismo que viste y calza. Vayamos tirando pues, que nos quedan bastantes dias de trayecto, espero que no tengais problemas en dormir al raso, no tengo dinero para ir pagando hostales ni refugios ni hoteles ni nada por el estilo.
Por si sus pintas no lo había dejado bastante claro. Su carromato tenía el tipico banco para el conductor y la parte trasera con vallas para llevar la mercancia. Iba cargado pero sobretodo estaba todo bien atado y cubierto. Tapado con varias mantas colocadas estrategicamente para no dejar nada a la vista a pesar de los agujeros que tenían de lo viejas que eran, sin embargo, la mitad de las cuerdas parecían nuevas y de calidad y ataban todo tan compactamente que parecía que se había pasado toda la noche atando y reatando hasta la última de ellas.
Se subió y cogió las riendas de un par de caballos que tiraban del carro, no eran los caballos más sanos y poderosos que habían visto pero no estaban mal para la calidad media que desprendía su cliente.
— Aquí puede ir uno de vosotros sentado si quereis, pero no creo que quepamos los tres, así que como querais.
Esperaría a ver si alguno de los dos se subía o decidían algo antes de darle la orden a los caballos de empezar el viaje.
— Ya...
El hombre no parecía del todo convencido, con una ceja levantada miró de arriba a abajo a la pareja y seguía sin estar muy seguro. Sin embargo, Koko fue mucho más persuasiva.
—Somos shinobis de verdad —
Y no fueron tanto sus palabras ni su figura mucho más crecida de lo habitual, sino el amasijo de rayos acumulados en su mano como si fuera lo más normal del mundo. El hombre dio un salto hacia atrás y levantó ambas manos intentando cubrirse de ese atropello a las leyes de la naturaleza.
— Vale, vale. Intentad no usar mucho ese Ninjatsu, que tengo mercancia delicada y no quiero salir ardiendo.
—Y usted es… Shin… ¿Fu?
— El mismo que viste y calza. Vayamos tirando pues, que nos quedan bastantes dias de trayecto, espero que no tengais problemas en dormir al raso, no tengo dinero para ir pagando hostales ni refugios ni hoteles ni nada por el estilo.
Por si sus pintas no lo había dejado bastante claro. Su carromato tenía el tipico banco para el conductor y la parte trasera con vallas para llevar la mercancia. Iba cargado pero sobretodo estaba todo bien atado y cubierto. Tapado con varias mantas colocadas estrategicamente para no dejar nada a la vista a pesar de los agujeros que tenían de lo viejas que eran, sin embargo, la mitad de las cuerdas parecían nuevas y de calidad y ataban todo tan compactamente que parecía que se había pasado toda la noche atando y reatando hasta la última de ellas.
Se subió y cogió las riendas de un par de caballos que tiraban del carro, no eran los caballos más sanos y poderosos que habían visto pero no estaban mal para la calidad media que desprendía su cliente.
— Aquí puede ir uno de vosotros sentado si quereis, pero no creo que quepamos los tres, así que como querais.
Esperaría a ver si alguno de los dos se subía o decidían algo antes de darle la orden a los caballos de empezar el viaje.