23/09/2017, 01:33
Varios días habían pasado de la segunda ronda de un torneo en el cual Karamaru había sido eliminado. Eliminado en el primer combate, y con la ansiedad de entrenamiento y la carga de depresión, no se dedicó ni un solo día siguiente a no entrenar hasta caer con todo su cuerpo al piso por cansancio inaguantable. Unos pocos días en los cuales realizó uno de los entrenamientos más exigentes que hizo en su vida. Día tras día sin un bajón en la intensidad.
Pero eso no siempre era bueno y el calvo lo sabía, sabía que se olvidaba de algo importante. Como bien hacia en su casa, en Amegakure, debía intercalar sesiones de entreno con la preciada meditación que lo ayudaba a pensar, a aclararse, a refrescar su mente y parar un poco y entender su entrenamiento físico, comprenderlo. Lamentablemente, ese día soleado no era el indicado.
Fiuuum.
Rozó con el hombro un cartel de un puesto de comidas.
Fiuuum.
Golpeó con su pie izquierdo, mientras cortaba el aire, una maceta colocada en la baranda de un balcón. Tambaleó, pero la planta y su recipiente evitaron la caída.
«Casi» sonrió.
Atravesaba a toda velocidad, casi un flash para los que lo veían pasar, - o eso creía él con la sensación de ir esquivando objetos urbanos de manera milimétrica- las calles de la capital de aquel valle. No llevaba su sombreo, ni su túnica negra, ni su mochila marrón, todo equipamiento extra que no fuera su atuendo habitual se quedarían en su habitación. No eran para nada necesarias en un entrenamiento en el que predominaban la agilidad, la destreza, y el movimiento corporal.
Más rápido, más rápido, más rápido- su susurraba a si mismo mientras subía y bajaba por los techos y calles esquivando personas, animales, carteles y objetos.
Pero eso no siempre era bueno y el calvo lo sabía, sabía que se olvidaba de algo importante. Como bien hacia en su casa, en Amegakure, debía intercalar sesiones de entreno con la preciada meditación que lo ayudaba a pensar, a aclararse, a refrescar su mente y parar un poco y entender su entrenamiento físico, comprenderlo. Lamentablemente, ese día soleado no era el indicado.
Fiuuum.
Rozó con el hombro un cartel de un puesto de comidas.
Fiuuum.
Golpeó con su pie izquierdo, mientras cortaba el aire, una maceta colocada en la baranda de un balcón. Tambaleó, pero la planta y su recipiente evitaron la caída.
«Casi» sonrió.
Atravesaba a toda velocidad, casi un flash para los que lo veían pasar, - o eso creía él con la sensación de ir esquivando objetos urbanos de manera milimétrica- las calles de la capital de aquel valle. No llevaba su sombreo, ni su túnica negra, ni su mochila marrón, todo equipamiento extra que no fuera su atuendo habitual se quedarían en su habitación. No eran para nada necesarias en un entrenamiento en el que predominaban la agilidad, la destreza, y el movimiento corporal.
Más rápido, más rápido, más rápido- su susurraba a si mismo mientras subía y bajaba por los techos y calles esquivando personas, animales, carteles y objetos.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘