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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#91
—Hay quien dice que esta ciudad es un recordatorio de la capacidad destructiva de un bijū

Tenía su cuota de sentido, los restos de una gran ciudad pasaban a ser una especie de monumento para que la gente evitara olvidar, no solo en Arashi-no-kuni sino también en los demás países.

Pero la verdad es, casi seguro, que nadie ha construido nada aquí todavía por miedo.

«Miedo...»

No pudo evitar escapar sus palabras como un susurro.

—Sí, por miedo. Puede que la probabilidad de que un bijuu apareciese aquí de nuevo sea estúpidamente baja, pero después de los horrores que se vivieron aquí, nadie quiere venir de nuevo a residir. Supongo que es normal.

Si hubiesen reconstruido la Ciudad Fantasma y un bijuu volvía aparecer ya podrían pensar en ponerle a las ruinas la Ciudad Mala Suerte o algo parecido. Los desastres naturales eran algo que podía llegar a acechar a la vuelta de la esquina, fuertes tormentas o movimientos sísmicos pero un segundo bijuu... vaya.

Algún día cambiará eso.

No pudo evitar decir el joven médico.

»Lento, ahora

Al igual que la joven kunoichi, Mogura ralentizó su movimiento.

Nos estamos acercando mucho al hilo. Si hay alguien debe estar por aquí. Hagamos una cosa: caminaremos formando un triángulo, vosotros miraréis hacia atrás y yo hacia adelante. Os guiaré por las calles hacia adelante y tendremos todos los flancos cubiertos.

Entendido.

La idea era bastante buena, prueba de la experiencia de la mujer en vaya uno a saber cuantas misiones. La escena perdería un poco de informalidad y la tensión comenzaba a notarse cada vez más. No había lugar para hacer ninguna clase de preguntas de turista ni nada por el estilo, había que estar atento a los detalles en el camino y a dedicarle una mirada a cada rincón que pudiese ser relevante.

Al cabo de un rato, sintió en su ser una inyección anormal de energía. Podría llegar a compararla con la sensación que podría notarse en el cuerpo cuando se realiza un traspaso de chakra, pero esto era mucho más intenso, más raro, y no estaba seguro de si podía decir que era raro bien. Ni tampoco estaba seguro de poder decir que fuese saludable exponerse a esa energía durante mucho.

—Parece que aún no ha llegado nadie

Diría la ANBU dejando escapar un suspiro.

Menos mal. Apresurémonos, encontremos la forma de sellarlo antes de que-¡¡AHHHH!!

El primer reflejo de Mogura fue girarse sobre si mismo y mirar en la dirección en la que se encontraba su superior. Podría ver entonces la mano anónima que arrastraba a Shanise al interior del piso dejando solo su cabeza expuesta. La mirada del joven médico no pudo evitar mostrar una expresión de sorpresa y preocupación.

—¡Shanise-sen...!

Las palabras de Ayame se interrumpieron cuando una silueta comenzó a manifestarse del piso.

Si hubiese tenido sentido correr, quizás lo habría hecho, pero no había ningún lugar a donde retirarse. A pesar de no querer perder de vista al extraño que tenían en frente, la vista de Mogura se posó un segundo en Ayame solo para comprobar que ella tampoco estaba yendo a ningún lado.

El extraño develaría sus rasgos físicos al quitarse la capucha de su túnica. Una cabellera plateada que era recogida con una coleta, un afilado rostro zorruno, unos ojos que parecían contrastar con el color de pelo, dorados y lo que le llegaría a causar un escalofrío, sin duda alguna sería la risa.

—Kishishishishi...

Si hubiese sido capaz de perder la capacidad de escuchar, quizás lo habría hecho. Aquella risa era tan insoportable como incomodadora.

«¿Qué está haciendo?»

Warau notaría algo en la mirada de Ayame, lo que provocaría que su sonrisa se esfumase de su rostro, se llevaría entonces la mano al pecho.

La joven jinchuuriki jadeó, su expresión no dejaba ver otra cosa que angustia.

—Siempre tú, puta mocosa, kishishishi.

—Warau...

Otra persona que parecía conocer a Aotsuki Ayame, con la diferencia de que esta vez Ayame si sabía el nombre de aquel extraño.

—¿Qué? Ayame, ¿le conoces?

Parecía que Shanise compartía la duda con Mogura, solo que ella tuvo aliento para realizar la pregunta.

—Oh, claro que nos conocemos. Nos conocemos de hace mucho, mucho, mucho tiempo... Al menos, yo la conozco a ella.

Warau se volvería hacía Shanise.

—A ti también te conozco, Shanise-chan. Shanise la suplente, el fraude, ¿eh? Lo cierto es que te maté. Kishishishi... Disfruté haciéndolo. ¿Te sentiste bien actuando de escudo humano?

«¿De qué está hablando este sujeto? ¿Fraude? ¿Mató a Shanise?»

Cada palabra que salía de la boca de ese extraño hombre no hacía más que agregar una duda tras otra a la mente del joven médico.

—¡¡Estás loco!!

KISHISHISHISHI. Cualquiera lo estaría en mi lugar, querida.

No hubo oportunidad para que ni Mogura ni Ayame pudiese hacer nada, Warau propinaría una patada descendente a Shanise.

¡N...!

Retuvo sus palabras en el último momento. Quería creer en las capacidades de su superior, ella misma había dicho que esa clase de golpes no surtían mucho efecto.

—¡Shanise-senpai!

Ayame por otro lado no sería capaz de hacer lo mismo.

Shanise estuvo a la altura de las expectativas y demostró su habilidad con el Suika no jutsu, se sintió aliviado al ver la expresión de desaprobación en la cara de Warau.

—¡Eres sólo un juguete, compórtate como un juguete y haz que me lo pase BIEN!

—Déjala...

«Aléjate de ella...»

La mano del sujeto desprendería un brillo que iluminaría la cercanía, una ruidosa y potente concentración de chakra. Raiton.

—¡¡CHIDORIIIIIIIIIIII!!

¡¡NO!!

Sus pies estuvieron a punto de moverse, estuvo a punto de romper toda regla del los Iryou-nin y desobedecer las ordenes que su superior le había dado, sintió la necesidad de hacerlo. Pero fue en ese momento que el poder de Ayame se manifestaría descolocandolo. Una extraña capa de chakra que la rodearía por completo la obligaría a apoyar el peso de su cuerpo en sus cuatro extremidades.

«¿Qué es... Eso es...?»

—¡¡¡DÉJALA, WARAU!!!

Rugió la bestia en la que se había convertido Aotsuki Ayame para luego embestir al enemigo. Le costó seguir el movimiento pero llego a apreciar el detalle de las colas, cinco colas, en su espalda baja.

«¿El poder de un bijuu?»

El Chidori se deshizo en la mano de Warau. Le dedicó una mirada con aquellos extraños ojos y entonces soltó una carcajada, una intensa carcajada que le causaría un efecto parecido al que sintió cuando escuchó por primera vez su risa. Dio un salto y elevó su mano ejecutora.

«¿Hilos de chakra?»

Efectivamente, sostenían la cabeza de Shanise e hicieron que esta saliese de su encierro solo para recibir el envite de Ayame.

«¡Maldición!»

Shanise salió disparada, pasó por su lado y terminó chocando contra una pared desprendiendo una gran nube de humo. La mirada del joven médico siguió su trayectoria y luego volvió un segundo a su compañera.

«Aguante un momento, Aotsuki-san.»

Y corrió a toda velocidad hasta la ANBU.

—¡Así que eres tú, eh! ¡¡ERES TÚ!! ¡¡SÍ, JODER!! ¿Sabes? Iba a Reiniciar de nuevo, pero verte aquí, en persona, después de tanto tiempo... Tú, que siempre fuiste intocable. Tú, pequeña niñita.

No podía evitar escuchar la voz de Warau mientras recortaba las distancias con Shanise. La situación era más extraña de lo que podría haber llegado a anticipar.

—¡ME REVOLCARÉ A TRAVÉS DEL SONIDO DE TUS GRITOS Y LLANTOS DE DOLOR, KISHISHISHISHI!

No era la clase de palabras que elegiría un loco normal, aquel tipo era un loco con todas las letras.

»Vaaamos... ¿Qué toca ahora? ¿Una Bijuudama? Adelante... Hazle más daño a tus compañeros. Lo estás deseando. En el fondo, eres una ninja de la Niebla Sangrienta.

Shanise-san...

Trataba de sacar del camino el humo agitando un poco los brazos y buscando a la mujer. Tenía que sanar sus heridas, si querían tener una mínima chance de sobrevivir. Shanise tenía que volver a pelear, o Ayame tendría que hacerlo de nuevo. La situación era crítica, no había nadie que los fuese a venir a ayudar, ellos tenían que arreglar las cosas como fuese posible. La diferencia estaba en que aquel extraño no parecía un chuunin renegado, ni por asomo.
Hablo - Pienso

[Imagen: tumblr_n5t2e2FGOB1qdlh1io1_400.gif]
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RE: (S) Los hilos del mundo: tercer hilo - por Manase Mogura - 23/09/2017, 17:24


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