24/09/2017, 16:36
Mogura corrió tan rápido como pudo, abriéndose paso entre el polvo y el carrusel de emociones que trataba de mantener a raya para no perder la cordura en aquel momento.
¡Shanise-san!
Pudo verla al fin, al fondo de un callejón formado por la separación de dos enormes edificios típicos de la ciudad. Aún estaba con vida, respiraba, pero también estaba sangrando. Sangrando de verdad.
«Es mucha sangre... Debo apresurarme.»
No demostró tener intenciones de perder tiempo juzgando el paso que llevaba, corriendo tan rápido como era posible. Pero tuvo que detenerse al ver como un derrumbe tuvo lugar a unos metros delante suyo, bloqueandole el camino completamente. Rocas, tuberías rotas y hormigón.
«Es imposible pasar esto.»
Con las habilidades que tenía en el momento aquella barrera le obligaba a cambiar de plan, no sería tan fácil llegar a Shanise. Miró a ambos lados del camino, las dos paredes derrumbadas y lo que escondían detrás.
«Baños... y en este lado...»
La opción de los baños quedó descartada al ver el pasillo que se extendía paralelamente al callejón. Se adentró y no tardó mucho en notar la ausencia de puertas del lado que las necesitaba.
Bien, habrá que hacer una.
Declaró y entonces, midiendo mentalmente la distancia para encontrar un punto entre los escombros y Shanise, estampó su puño contra la pared. La pared se haría añicos frente a él después de una demostración de fuerza sobrehumana. Sin demorar un instante, Mogura se lanzaría a la carrera, a través de la puerta que había creado, para llegar hasta su superior.
¡Shanise-san!
El joven médico llegaría hasta la ANBU y tendría una mejor vista del delicado estado en el que se encontraba la mujer y la seriedad de sus heridas.
Aguante un poco más, voy a tratar sus heridas.
Se colocaría junto al cuerpo de la fémina, tenía que comenzar a sanar sus heridas o Shanise no lo lograría. El daño del Chidori de Warau por un lado y la cornada de Ayame por otro, sumado a eso el daño que le habría causado el golpe de ser arrojada con tanta fuerza contra el muro.
«No hay tiempo que perder.»
Sus manos se colocarían sobre las heridas sangrantes y comenzarían a desprender una tenue luz verdosa. Shōsen no Jutsu de manera inconfundible. No podía fallar en su tarea, Shanise tenía que volver a ponerse de pie y tenían que ir a ayudar a Ayame, no había otra manera de salir con vida de aquella situación.
¡Shanise-san!
Pudo verla al fin, al fondo de un callejón formado por la separación de dos enormes edificios típicos de la ciudad. Aún estaba con vida, respiraba, pero también estaba sangrando. Sangrando de verdad.
«Es mucha sangre... Debo apresurarme.»
No demostró tener intenciones de perder tiempo juzgando el paso que llevaba, corriendo tan rápido como era posible. Pero tuvo que detenerse al ver como un derrumbe tuvo lugar a unos metros delante suyo, bloqueandole el camino completamente. Rocas, tuberías rotas y hormigón.
«Es imposible pasar esto.»
Con las habilidades que tenía en el momento aquella barrera le obligaba a cambiar de plan, no sería tan fácil llegar a Shanise. Miró a ambos lados del camino, las dos paredes derrumbadas y lo que escondían detrás.
«Baños... y en este lado...»
La opción de los baños quedó descartada al ver el pasillo que se extendía paralelamente al callejón. Se adentró y no tardó mucho en notar la ausencia de puertas del lado que las necesitaba.
Bien, habrá que hacer una.
Declaró y entonces, midiendo mentalmente la distancia para encontrar un punto entre los escombros y Shanise, estampó su puño contra la pared. La pared se haría añicos frente a él después de una demostración de fuerza sobrehumana. Sin demorar un instante, Mogura se lanzaría a la carrera, a través de la puerta que había creado, para llegar hasta su superior.
¡Shanise-san!
El joven médico llegaría hasta la ANBU y tendría una mejor vista del delicado estado en el que se encontraba la mujer y la seriedad de sus heridas.
Aguante un poco más, voy a tratar sus heridas.
Se colocaría junto al cuerpo de la fémina, tenía que comenzar a sanar sus heridas o Shanise no lo lograría. El daño del Chidori de Warau por un lado y la cornada de Ayame por otro, sumado a eso el daño que le habría causado el golpe de ser arrojada con tanta fuerza contra el muro.
«No hay tiempo que perder.»
Sus manos se colocarían sobre las heridas sangrantes y comenzarían a desprender una tenue luz verdosa. Shōsen no Jutsu de manera inconfundible. No podía fallar en su tarea, Shanise tenía que volver a ponerse de pie y tenían que ir a ayudar a Ayame, no había otra manera de salir con vida de aquella situación.
Hablo - Pienso