24/09/2017, 20:19
Las reservas de la nevera que cada shinobi poseía en su pequeño departamento no eran eternas, tarde o temprano se agotaban y peor si uno se la pasaba comiendo vorazmente a diario, como era el caso de aquella kunoichi quien hasta hacía poco se la había pasado deprimida por haber sido eliminada en la primera ronda sin siquiera poder ofrecer un mínimo reto a su contrincante.
Para este momento la rubia ya había resuelto todos sus problemas, eso era lo que suponía, pues unos días después de hecho esto se encontró con que se había olvidado de reponer víveres.
Por esto y alguna que otra cuestión adicional, la Kageyama se internó en las calles de Sendōshi, donde podría conseguir todo lo que estaba necesitando y en algunos casos podría pagar incluso con los cupones que les habían dejado a todos los participantes del torneo.
Con lo que ella no contaba mientras caminaba por allí sin su armamento shinobi y ni siquiera su bandana, era que un joven de brillante calva vendría directa hacia ella al doblar en la esquina.
La chica ni siquiera pudo reaccionar para hacerse a un lado, el chico venía directo hacia ella en plena carrera y dudaba mucho que alguno de los dos pudiera hacer algo más que… Intentar detenerle como si este fuera un animal salvaje queriendo atacar a un pobre civil. En este caso el civil sería una kunoichi robusta lista para pararse en su camino.
No le agradaba para nada aquella idea, pero fue lo único que logró hacer en tan corto lapso de tiempo ya que le tenía prácticamente encima cuando le vio. Lo único que le restaba por hacer era intentar concentrar su chakra en los pies para pegarse al piso y rezar porque todo saliera bien.
Para este momento la rubia ya había resuelto todos sus problemas, eso era lo que suponía, pues unos días después de hecho esto se encontró con que se había olvidado de reponer víveres.
Por esto y alguna que otra cuestión adicional, la Kageyama se internó en las calles de Sendōshi, donde podría conseguir todo lo que estaba necesitando y en algunos casos podría pagar incluso con los cupones que les habían dejado a todos los participantes del torneo.
Con lo que ella no contaba mientras caminaba por allí sin su armamento shinobi y ni siquiera su bandana, era que un joven de brillante calva vendría directa hacia ella al doblar en la esquina.
La chica ni siquiera pudo reaccionar para hacerse a un lado, el chico venía directo hacia ella en plena carrera y dudaba mucho que alguno de los dos pudiera hacer algo más que… Intentar detenerle como si este fuera un animal salvaje queriendo atacar a un pobre civil. En este caso el civil sería una kunoichi robusta lista para pararse en su camino.
No le agradaba para nada aquella idea, pero fue lo único que logró hacer en tan corto lapso de tiempo ya que le tenía prácticamente encima cuando le vio. Lo único que le restaba por hacer era intentar concentrar su chakra en los pies para pegarse al piso y rezar porque todo saliera bien.