24/09/2017, 20:42
Shanise y Mogura entraron en escena. Porque desde luego, aquello era una escena. Una escena de batalla de dimensiones colosales. Shanise se quedó unos instantes mirando a aquellos dos animales gigantes. Observó al Gobi durante unos instantes y entrecerró los ojos.
—Shanise-san, el hilo. ¿Será posible sellarlo en este momento?
La jounin sacudió la cabeza. Observó el torrente gigantesco de energía verde, subiendo por detrás de Kokuo.
—No lo sé, me parece un poco arriesgado —contestó ella. Sonrió, sardónica—. Dime, Mogura-san. ¿Te apetece morir aplastado por una pezuña?
Entonces, la mujer pareció darse cuenta de algo. Miró hacia Ayame.
—Mogura, ¿dijiste que podías utilizar una especie de súper fuerza?
»Arrójame hacia allá. —Señaló al lomo del Gobi.
—Shanise-san, el hilo. ¿Será posible sellarlo en este momento?
La jounin sacudió la cabeza. Observó el torrente gigantesco de energía verde, subiendo por detrás de Kokuo.
—No lo sé, me parece un poco arriesgado —contestó ella. Sonrió, sardónica—. Dime, Mogura-san. ¿Te apetece morir aplastado por una pezuña?
Entonces, la mujer pareció darse cuenta de algo. Miró hacia Ayame.
—Mogura, ¿dijiste que podías utilizar una especie de súper fuerza?
»Arrójame hacia allá. —Señaló al lomo del Gobi.
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