25/09/2017, 12:11
Aunque Akame negó la propuesta del Ichibi con toda la voluntad que supo recoger, fue casi tan imperceptiblemente que no le escuchó. No, pero Shukaku ya sabía cuál iba a ser, inevitablemente, su respuesta. Era el más fuerte de los dos, sí, pero no había problemas. Ser el más fuerte de los dos siempre implica que hay alguien más débil. Y a él le había acertado en todo el corazón. Shukaku se sonrió interiormente, sabiéndose ganador.
A pesar de que los estaba manejando prácticamente como quería, no pudo evitar sentir algo de empatía con ellos. ¡Empatía! Un honorable bijuu como él, sintiendo empatía por un ser humano. Quién lo hubiera dicho. Pero es que, desde allá arriba, ellos parecían más encadenados que él.
...y no le importaba hacer unos cuantos sacrificios si quería un poco más de libertad. Prefería estar encadenado dentro de dos niños que estar encadenado dentro de dos niños encadenados. Por eso...
—La verdad es que, no podéis confiar en mí —afirmó, rotundamente—. Pero no sois unos simples niños, ¿verdad? Sois ninja. Ya sabéis, no se puede confiar en nadie. En nadie.
»De modo que jugaré con el mismo juego que utilizó esa sabandija: simple conveniencia. A mí me conviene la libertad, cuanto más, mejor. Si no se puede obtener una libertad completa... Mejor obtener una libertad menor, ¿no? Bien. Partamos de esa base. ¿Sabéis? No tenéis por qué confiar en mi. Yo os daré todo el chakra que queráis. Voluntariamente. Os daré poder. No tenéis ni que desencadenarme. No tenéis que romper el sello. No podré salir.
»Os daré el suficiente poder como para que podáis acabar con él. A cambio de ese poder, vosotros acabaréis con su vida. Y a cambio de acabar con su vida, yo os liberaré de todas las ataduras.
»Por supuesto, no se os habrá pasado el detalle por alto: si intentáis matar a Zoku, y resulta que eso no resulta lo mejor para Uzushiogakure, el sello os matará a vosotros. Podéis confiar en su sello, o podéis confiar en mí: si aceptáis, os romperé la atadura sin que tengáis que hacer nada. Y luego, me pagaréis el precio.
Shukaku guiñó un ojo. Un espectáculo tan cómico como grotesco.
—Claro que, como se os ocurra traicionarme... Aprovecharé hasta la última gota de chakra que os he dado para intentar controlarlos y mataros, a vosotros, y a todos vuestros seres queridos.
»¿Qué me decís? ¿Akame-kun? ¿Datsue-kun? La libertad. Tendréis la libertad. Seréis libres, Uzushiogakure será libre, el pasado borrado, el futuro por escribir...
A pesar de que los estaba manejando prácticamente como quería, no pudo evitar sentir algo de empatía con ellos. ¡Empatía! Un honorable bijuu como él, sintiendo empatía por un ser humano. Quién lo hubiera dicho. Pero es que, desde allá arriba, ellos parecían más encadenados que él.
...y no le importaba hacer unos cuantos sacrificios si quería un poco más de libertad. Prefería estar encadenado dentro de dos niños que estar encadenado dentro de dos niños encadenados. Por eso...
—La verdad es que, no podéis confiar en mí —afirmó, rotundamente—. Pero no sois unos simples niños, ¿verdad? Sois ninja. Ya sabéis, no se puede confiar en nadie. En nadie.
»De modo que jugaré con el mismo juego que utilizó esa sabandija: simple conveniencia. A mí me conviene la libertad, cuanto más, mejor. Si no se puede obtener una libertad completa... Mejor obtener una libertad menor, ¿no? Bien. Partamos de esa base. ¿Sabéis? No tenéis por qué confiar en mi. Yo os daré todo el chakra que queráis. Voluntariamente. Os daré poder. No tenéis ni que desencadenarme. No tenéis que romper el sello. No podré salir.
»Os daré el suficiente poder como para que podáis acabar con él. A cambio de ese poder, vosotros acabaréis con su vida. Y a cambio de acabar con su vida, yo os liberaré de todas las ataduras.
»Por supuesto, no se os habrá pasado el detalle por alto: si intentáis matar a Zoku, y resulta que eso no resulta lo mejor para Uzushiogakure, el sello os matará a vosotros. Podéis confiar en su sello, o podéis confiar en mí: si aceptáis, os romperé la atadura sin que tengáis que hacer nada. Y luego, me pagaréis el precio.
Shukaku guiñó un ojo. Un espectáculo tan cómico como grotesco.
—Claro que, como se os ocurra traicionarme... Aprovecharé hasta la última gota de chakra que os he dado para intentar controlarlos y mataros, a vosotros, y a todos vuestros seres queridos.
»¿Qué me decís? ¿Akame-kun? ¿Datsue-kun? La libertad. Tendréis la libertad. Seréis libres, Uzushiogakure será libre, el pasado borrado, el futuro por escribir...
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