25/09/2017, 22:38
El joven médico de Amegakure descansaba como solo él sabía hacerlo, durmiendo como un tronco en el lugar donde habría quedado. Solo el dulce beso de la técnica de su superior lo despertaría, básicamente porque atentaría contra su principal necesidad de oxigeno, el agua se aseguraría de bloquear el ingreso de toda fuente de aire. De esa manera, retorciéndose y tosiendo, Mogura volvería a la realidad.
—¡AAAAAAHHHHHH!
La voz de nadie más que Aotsuki Ayame, la jinchuuriki del Gobi, sería la primer cosa que escucharía al despertarse. Al recuperar su sentido de la visión podría ver a su superior de pie junto a él y luego a una histérica muchacha apresurándose a cubrir su frente con la bandana.
Ayame-san...
Dejó escapar el nombre de la chica de sus labios mientras se colocaba de pie, pudo observar en el proceso el cadáver de la marioneta que había sido su enemigo, con la espada de la ANBU clavada en un aparato que sin duda alguna resaltaba del resto del cuerpo de madera. No estaba realmente seguro de poder contarlo como su primer víctima.
Por un momento creí que había sido derrotada...
Comentó el muchacho mientras se cubría con una mano un poco de la luz del sol, la cual no estaba realmente acostumbrado a recibir de lleno. El Gobi se había liberado y peleó contra una bestia enorme, pero no había sido producto de que la muchacha hubiese muerto, al parecer Ayame estuvo en control de la situación todo el tiempo. No solo se había plantado frente al enemigo sino que le había vencido.
...me alegro mucho de haber estado equivocado, Ayame-san.
Agregó con una ligera sonrisa en el rostro, no lograría ocultar la felicidad que le causó ver a la jinchuuriki de pie frente a él. Quizás si no hubiese sido tan estricto con las formas habría incluso corrido a darle un abrazo.
Por alguna razón sentía que el momento más difícil de la misión había pasado, el hilo había desaparecido después de que la joven kunoichi destruyera aquel artefacto. Aquel enemigo no se habría llevado la vida de su compañera y él no había permitido que se cobrara tampoco la de su superior.
Se llevó una mano a la cabeza y se acomodó el peinado.
¿Cómo se encuentra, Shanise-san?
Consultó el joven médico de Amegakure a su superior.
—¡AAAAAAHHHHHH!
La voz de nadie más que Aotsuki Ayame, la jinchuuriki del Gobi, sería la primer cosa que escucharía al despertarse. Al recuperar su sentido de la visión podría ver a su superior de pie junto a él y luego a una histérica muchacha apresurándose a cubrir su frente con la bandana.
Ayame-san...
Dejó escapar el nombre de la chica de sus labios mientras se colocaba de pie, pudo observar en el proceso el cadáver de la marioneta que había sido su enemigo, con la espada de la ANBU clavada en un aparato que sin duda alguna resaltaba del resto del cuerpo de madera. No estaba realmente seguro de poder contarlo como su primer víctima.
Por un momento creí que había sido derrotada...
Comentó el muchacho mientras se cubría con una mano un poco de la luz del sol, la cual no estaba realmente acostumbrado a recibir de lleno. El Gobi se había liberado y peleó contra una bestia enorme, pero no había sido producto de que la muchacha hubiese muerto, al parecer Ayame estuvo en control de la situación todo el tiempo. No solo se había plantado frente al enemigo sino que le había vencido.
...me alegro mucho de haber estado equivocado, Ayame-san.
Agregó con una ligera sonrisa en el rostro, no lograría ocultar la felicidad que le causó ver a la jinchuuriki de pie frente a él. Quizás si no hubiese sido tan estricto con las formas habría incluso corrido a darle un abrazo.
Por alguna razón sentía que el momento más difícil de la misión había pasado, el hilo había desaparecido después de que la joven kunoichi destruyera aquel artefacto. Aquel enemigo no se habría llevado la vida de su compañera y él no había permitido que se cobrara tampoco la de su superior.
Se llevó una mano a la cabeza y se acomodó el peinado.
¿Cómo se encuentra, Shanise-san?
Consultó el joven médico de Amegakure a su superior.
Hablo - Pienso