27/07/2015, 13:14
Eri vio a Zuka salir después de despedirse de ambas, y sintió más tristeza cuando el chico abandonó el lugar, y suspiró, llamando la atención de su madre.
-No te preocupes Eri, si sois amigos volverás a verle.-Intentó consolar la mayor de ojos verdes a su hija, quien solo sonrió ante el gesto, y ambas abandonaron el local. Al salir ya se había ocultado el sol y pequeñas lucecitas adornaban el cielo oscuro que se levantaba sobre ellas. Eri giró la vista hacia detrás, encontrando la cabellera rubia de su amigo alejarse a lo lejos, a lo que atinó a gritar.
-¡Hasta pronto Zuka, ha sido un placer conocerte, popu!-Gritó con las manos haciendo de amplificador a su voz, movió la mano en señal de despedida y volvió al lado de su madre, feliz de haberse podido despedir de uno de sus primeros amigos. Un poco extraño, porque solo habían tenido una siesta juntos, pero el joven de Kusa le había caído muy bien, y tenía la sensación de que alguna vez volvería a verle.
-¿Has descansado?-Preguntó su madre, la joven asintió.
-Ha sido un pequeño descanso necesario, ¡cuando llegue a Uzu seguiré entrenando, popu!- Dijo levantando el puño izquierdo al cielo, lo que hizo reír a su madre, y ambas se perdieron entre las calles de esa aldea.
Al día siguiente Eri volvería a Uzushiogakure con unos recuerdos nuevos y muy especiales, deseando poder crear muchos igual o mejores.
-No te preocupes Eri, si sois amigos volverás a verle.-Intentó consolar la mayor de ojos verdes a su hija, quien solo sonrió ante el gesto, y ambas abandonaron el local. Al salir ya se había ocultado el sol y pequeñas lucecitas adornaban el cielo oscuro que se levantaba sobre ellas. Eri giró la vista hacia detrás, encontrando la cabellera rubia de su amigo alejarse a lo lejos, a lo que atinó a gritar.
-¡Hasta pronto Zuka, ha sido un placer conocerte, popu!-Gritó con las manos haciendo de amplificador a su voz, movió la mano en señal de despedida y volvió al lado de su madre, feliz de haberse podido despedir de uno de sus primeros amigos. Un poco extraño, porque solo habían tenido una siesta juntos, pero el joven de Kusa le había caído muy bien, y tenía la sensación de que alguna vez volvería a verle.
-¿Has descansado?-Preguntó su madre, la joven asintió.
-Ha sido un pequeño descanso necesario, ¡cuando llegue a Uzu seguiré entrenando, popu!- Dijo levantando el puño izquierdo al cielo, lo que hizo reír a su madre, y ambas se perdieron entre las calles de esa aldea.
Al día siguiente Eri volvería a Uzushiogakure con unos recuerdos nuevos y muy especiales, deseando poder crear muchos igual o mejores.