26/09/2017, 10:49
La rabia de Datsue se entremezcló con la del Ichibi y con la del propio Akame, en un peligroso cóctel de éxtasis y enajenación mental que, lejos de apaciguarse con los chillidos de horror de Zoku, crecían de forma exponencial, como a un fuego al que se le echa más gasolina. Un fuego que lamió el cuerpo del Uzukage hasta consumirlo como un mero cigarrillo.
Y, entonces… el bajón. Fue como de estar sumido en un estado de euforia absoluta por la droga más potente del mundo, a sufrir la resaca del día siguiente al instante después. Se sintió mareado y con ganas de vomitar. Una sensación que solo pudo empeorar por el humo asfixiante que se colaba en sus pulmones y se metía en sus ojos, produciéndole un molesto picor. Sudaba a chorros, y el intenso calor hacía que los miembros de su cuerpo pesaran más, como si estuviese sujetando un enorme peso.
Oyó la voz de Akame y se obligó a andar. Por el camino, una percha. Una percha que sujetaba algo que no pertenecía a aquel lugar. Su mano la cogió sin pensar, mientras seguía a su Hermano del Desierto hacia el tejado. Necesitaban respirar el aire del mismísimo cielo para limpiar los pulmones.
Entonces, bajó la mirada, hacia el sombrero de Uzukage que llevaba en la diestra, chamuscado y lleno de ceniza. Con algunos años más, y un poco más de poder, quizá se hubiese planteado en…
… Subió los ojos, buscando con la mirada a Akame…
… pero en su lugar se encontró con el Ichibi.
De pronto, se sintió pequeño y raquítico, como una hormiga ante un Dios. Y lo comprendió, lo comprendió todo con una sencillez apabullante. Ellos no habían matado a Zoku, como tampoco es el kunai el verdugo del hombre al que apuñala, sino que lo es el que lo empuña. Sin el poder del bijuu, apenas hubiesen sido meros objetos decorativos. Una simple brisa que no hubiese movido ni un pelo al Uzumaki.
Y ahora allí estaban, frente al monstruo que les había proporcionado el poder para matar a un Kage. Pero ahora Zoku ya no estaba vigilando desde las sombras, listo para emerger como una muralla de ocurrir cualquier eventualidad. Ahora estaban solos, protegidos tan solo por las cadenas de un cadáver. A Datsue ya no le parecieron tan seguras como antes.
—Ichibi-dono… —La propuesta que les hacía le resultaba, más que tentadora, escalofriante—. Akame y yo le estamos muy agradecidos por su ayuda… Cumplió su palabra, y fue un gran favor que algún día esperamos poder devolverle… —carraspeó, incómodo—. Pero creo que por el momento estamos bien así. Además, usted nos dijo que se conformaría con matar a Zoku… —Por el momento, recordó Datsue. El Ichibi había dicho: por el momento. Cuánto duraría su paciencia, eso estaba por ver…
Y, entonces… el bajón. Fue como de estar sumido en un estado de euforia absoluta por la droga más potente del mundo, a sufrir la resaca del día siguiente al instante después. Se sintió mareado y con ganas de vomitar. Una sensación que solo pudo empeorar por el humo asfixiante que se colaba en sus pulmones y se metía en sus ojos, produciéndole un molesto picor. Sudaba a chorros, y el intenso calor hacía que los miembros de su cuerpo pesaran más, como si estuviese sujetando un enorme peso.
Oyó la voz de Akame y se obligó a andar. Por el camino, una percha. Una percha que sujetaba algo que no pertenecía a aquel lugar. Su mano la cogió sin pensar, mientras seguía a su Hermano del Desierto hacia el tejado. Necesitaban respirar el aire del mismísimo cielo para limpiar los pulmones.
Entonces, bajó la mirada, hacia el sombrero de Uzukage que llevaba en la diestra, chamuscado y lleno de ceniza. Con algunos años más, y un poco más de poder, quizá se hubiese planteado en…
… Subió los ojos, buscando con la mirada a Akame…
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… pero en su lugar se encontró con el Ichibi.
De pronto, se sintió pequeño y raquítico, como una hormiga ante un Dios. Y lo comprendió, lo comprendió todo con una sencillez apabullante. Ellos no habían matado a Zoku, como tampoco es el kunai el verdugo del hombre al que apuñala, sino que lo es el que lo empuña. Sin el poder del bijuu, apenas hubiesen sido meros objetos decorativos. Una simple brisa que no hubiese movido ni un pelo al Uzumaki.
Y ahora allí estaban, frente al monstruo que les había proporcionado el poder para matar a un Kage. Pero ahora Zoku ya no estaba vigilando desde las sombras, listo para emerger como una muralla de ocurrir cualquier eventualidad. Ahora estaban solos, protegidos tan solo por las cadenas de un cadáver. A Datsue ya no le parecieron tan seguras como antes.
—Ichibi-dono… —La propuesta que les hacía le resultaba, más que tentadora, escalofriante—. Akame y yo le estamos muy agradecidos por su ayuda… Cumplió su palabra, y fue un gran favor que algún día esperamos poder devolverle… —carraspeó, incómodo—. Pero creo que por el momento estamos bien así. Además, usted nos dijo que se conformaría con matar a Zoku… —Por el momento, recordó Datsue. El Ichibi había dicho: por el momento. Cuánto duraría su paciencia, eso estaba por ver…
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado