27/07/2015, 16:12
Todo quedó aclarado, al parecer Eri había entrañando una singular amistad con la recepcionista, me alegraba de que hubiera encontrado una amiga en el país del Fuego, de la que podría visitar de vez en cuando. Tanto era así que para Eri, Haru era especial "Que bonito..." Pensé alegremente hasta que me comentó que se la encontró en los baños. -Oh!, debe ser una mujer muy aseada. Eso es bueno. Dije con sinceridad, además de que no veía nada malo en ello.
De repente y como si nada, Haru apareció como si nada, un comportamiento que me resultaba muy familiar y, me resultó curioso, puesto que estábamos hablando justamente de ella. Lo que no llegué a comprender era el comportamiento de Eri, que cuando la vio aparecer dejó caer su cabeza sobre la mesa, como si estuviera un poco hastiada, un sentimiento contradictorio o me estaba perdiendo algo. "Que difícil es entender a las mujeres"
-Hola Haru, de momento todo bien...gracias. Haru comenzó a hablar, hablar mucho, incluso demasiado, pero mi sentido shinobi le pareció discernir que dijo algo de comida gratis. Mi cerebro no necesitaba más información en esos momentos. -Me gusta eso de gratis. Respondí de manera involuntaria, aunque sabía que nadie en el mundo podría llevarme la contraria en eso. -Muchas gracias Haru por el detalle, haremos una degustación exhaustiva de todo lo que encontremos. Dije jocosamente.
Eri quedó un poco shockeada por el asunto, cuando volvió en sí, me preguntó que si ahora lo entendía "Que tengo que entender...ha dicho gratis y eso lo entendería hasta incluso en un idioma que no se hablar..." -Esto...si, es gratis, la comida gratis sabe el doble o el triple de mejor, eso es lo que importa. Luego quitó hierro al asunto y lo dejó pasar, alegando que le pillaría cariño a Haru. -Es bueno hacer amistades por el mundo, es muy enriquecedor, sin duda.
Finalmente llegó la hora de la verdad, Y Eri tomó la iniciativa. -¡Si, vamos! Nos dirigimos hasta los mostradores a inspeccionar de cerca que clase de comida había, y si ya la cosa pintaba bien, viéndolo era todavía mejor. Había toda clase de comida, arroces, pastas, tallarines, carnes, pescados. De todo y un poco más, y para rematar un variado de dulces impresionante. La visión era tal, que con ver la comida ya se te quitaba el hambre. -Jooooodeeeerrrr, pero si aquí puede comer cien personas...que barbaridad. Dije boquiabierto.
Eri cogió un modesto plato, le hice un gesto de negación con el dedo. -¿A donde vas con eso? Eri, en la vida hay que ser más ambicioso, no debes conformarte con un platito, cuando puedes coger la bandeja entera. Mira te enseñaré como lo hace un maestro. Me dirigí la mesa más cercana que encontré y la arrastré hasta los mismos mostradores, después hice lo mismo con un par de sillas. -Ahora hacemos lo siguiente. Abrí la vitrina y cogí la fuente de tallarines fritos con ternera y la dejé sobre la mesa, no era mi plato favorito, pero hoy me apetecía comerlos. -Ale, ale, siéntate. Cogí un par de palillos y un plato. Me senté finalmente y me serví un platazo Deluxe XXL de tallarines que conforme iba despachando me volvía a echar nuevamente. -¿Ves? Así se hace coge la bandeja entera, no vaya ser que venga alguien y te dejé sin nada.
De repente y como si nada, Haru apareció como si nada, un comportamiento que me resultaba muy familiar y, me resultó curioso, puesto que estábamos hablando justamente de ella. Lo que no llegué a comprender era el comportamiento de Eri, que cuando la vio aparecer dejó caer su cabeza sobre la mesa, como si estuviera un poco hastiada, un sentimiento contradictorio o me estaba perdiendo algo. "Que difícil es entender a las mujeres"
-Hola Haru, de momento todo bien...gracias. Haru comenzó a hablar, hablar mucho, incluso demasiado, pero mi sentido shinobi le pareció discernir que dijo algo de comida gratis. Mi cerebro no necesitaba más información en esos momentos. -Me gusta eso de gratis. Respondí de manera involuntaria, aunque sabía que nadie en el mundo podría llevarme la contraria en eso. -Muchas gracias Haru por el detalle, haremos una degustación exhaustiva de todo lo que encontremos. Dije jocosamente.
Eri quedó un poco shockeada por el asunto, cuando volvió en sí, me preguntó que si ahora lo entendía "Que tengo que entender...ha dicho gratis y eso lo entendería hasta incluso en un idioma que no se hablar..." -Esto...si, es gratis, la comida gratis sabe el doble o el triple de mejor, eso es lo que importa. Luego quitó hierro al asunto y lo dejó pasar, alegando que le pillaría cariño a Haru. -Es bueno hacer amistades por el mundo, es muy enriquecedor, sin duda.
Finalmente llegó la hora de la verdad, Y Eri tomó la iniciativa. -¡Si, vamos! Nos dirigimos hasta los mostradores a inspeccionar de cerca que clase de comida había, y si ya la cosa pintaba bien, viéndolo era todavía mejor. Había toda clase de comida, arroces, pastas, tallarines, carnes, pescados. De todo y un poco más, y para rematar un variado de dulces impresionante. La visión era tal, que con ver la comida ya se te quitaba el hambre. -Jooooodeeeerrrr, pero si aquí puede comer cien personas...que barbaridad. Dije boquiabierto.
Eri cogió un modesto plato, le hice un gesto de negación con el dedo. -¿A donde vas con eso? Eri, en la vida hay que ser más ambicioso, no debes conformarte con un platito, cuando puedes coger la bandeja entera. Mira te enseñaré como lo hace un maestro. Me dirigí la mesa más cercana que encontré y la arrastré hasta los mismos mostradores, después hice lo mismo con un par de sillas. -Ahora hacemos lo siguiente. Abrí la vitrina y cogí la fuente de tallarines fritos con ternera y la dejé sobre la mesa, no era mi plato favorito, pero hoy me apetecía comerlos. -Ale, ale, siéntate. Cogí un par de palillos y un plato. Me senté finalmente y me serví un platazo Deluxe XXL de tallarines que conforme iba despachando me volvía a echar nuevamente. -¿Ves? Así se hace coge la bandeja entera, no vaya ser que venga alguien y te dejé sin nada.