26/09/2017, 22:53
Y repentinamente Koutetsu le dio senda patada al cuerpo rígido de aquella mujer, nada sucedió, incluso pensé que en algún momento el peliblanco podría haber tenido alguna herida por aquel acto de violencia, pero al parecer él estaba totalmente bien. Tras esperar unos segundos para ver si algo ocurría y corroborar que en realidad no era una de aquellas criaturas de las leyendas, me acerqué al moreno y le ayudé en su labor para desenterrar lo poco que faltaba.
Después de varios minutos el cuerpo de la chica estaba totalmente liberado de su prisión helada, mis manos se sentían heladas incluso con los guante puesto, las uní y las rocé rápidamente entre ellas creando un poco de calor con la fricción, calor que no duraría muchos segundos pero serían suficiente para agarrar el cuerpo de la chica y ayudar al shinobi a colgarlo de su reno, aunque dudaba mucho que el cuerpo se mantuviese con equilibrio ya que estaba totalmente rígido y en cualquier momento podría caerse, pero era su decisión.
Rápidamente me subí a mi animal y le azoté para que caminara nuevamente y de la manera más rápida posible, no quería pasar ni un segundo más ahí, expuesto a los desfavorables condiciones climáticas. La ventisca siguió embistiendonos sin piedad y el camino se veía igual de oscuro, dejé a un lado todos los pensamientos negativos y me concentré en que saldríamos en pocos minutos de aquel infierno helado, aunque con cada paso que daba el ciervo me daba la impresión que estábamos más y más lejos, todo se veía lento...
Después de un largo y extenuante trayecto, el astro rey se alzó sobre nosotros irradiandonos de seguridad y confianza o por lo menos a mi sí, pude sentir que la temperatura subía unos cuantos grados y agradecí ello, a lo lejos podía ver la civilización de la que habíamos partido. —¿Exactamente a donde vamos a llevar el cuerpo?— Miré de reojo a Koutetsu y luego al cuerpo inerte en la montura.
Después de varios minutos el cuerpo de la chica estaba totalmente liberado de su prisión helada, mis manos se sentían heladas incluso con los guante puesto, las uní y las rocé rápidamente entre ellas creando un poco de calor con la fricción, calor que no duraría muchos segundos pero serían suficiente para agarrar el cuerpo de la chica y ayudar al shinobi a colgarlo de su reno, aunque dudaba mucho que el cuerpo se mantuviese con equilibrio ya que estaba totalmente rígido y en cualquier momento podría caerse, pero era su decisión.
Rápidamente me subí a mi animal y le azoté para que caminara nuevamente y de la manera más rápida posible, no quería pasar ni un segundo más ahí, expuesto a los desfavorables condiciones climáticas. La ventisca siguió embistiendonos sin piedad y el camino se veía igual de oscuro, dejé a un lado todos los pensamientos negativos y me concentré en que saldríamos en pocos minutos de aquel infierno helado, aunque con cada paso que daba el ciervo me daba la impresión que estábamos más y más lejos, todo se veía lento...
Después de un largo y extenuante trayecto, el astro rey se alzó sobre nosotros irradiandonos de seguridad y confianza o por lo menos a mi sí, pude sentir que la temperatura subía unos cuantos grados y agradecí ello, a lo lejos podía ver la civilización de la que habíamos partido. —¿Exactamente a donde vamos a llevar el cuerpo?— Miré de reojo a Koutetsu y luego al cuerpo inerte en la montura.