27/09/2017, 14:53
(Última modificación: 27/09/2017, 15:16 por Manase Mogura.)
Mogura haría un esfuerzo más por llevar la comida que acababa de liberar de su sello hasta la mesa.
—¿Tenemos... comida para lo que queda de viaje? Porque... si nos vamos a tener que comer entre nosotros... ya aviso de antemano que yo soy sólo agua.
La joven kunoichi lanzaría una pregunta sobre la mesa donde estaban por apoyar las cosas, solo para hacer un comentario en broma después.
—¡Da la casualidad que yo también!
Broma que la ANBU continuaría dibujando una macabra risa mostrando sus afilados dientes, como si fuese una especie de tiburón mirando a una posible presa.
Supongo que nos tendremos que comer a Mogura-kun.
¡Oh... no creo que quieran comerme, después de trabajar tanto tiempo con venenos seguro estoy lleno de toxinas...!
Advirtió en un tono jocoso continuando la broma para después dejar escapar una risa nerviosa.
Por un momento creyó que los enemigos se habían retirado y que ya no habría más peligro en aquella misión, pero se equivocó, las fiambreras de Shanise aún contenían aquellos sándwiches tan cutres y poco saludables, sumado a eso, ahora tenían un par de días de vida.
—No son un manjar, pero es todo lo que me queda a mi. Creo que hay para los tres hasta que lleguemos. Al fin y al cabo, sólo nos queda medio día de viaje. Mañana estaremos en casa. Coged los que queráis. El pastel de fresa será nuestro postre.
Medio día de viaje y estarían en casa, esas palabras sin duda alguna levantaron su ánimo.
«Peor es nada... supongo...»
Pensó mientras tomaba un sandwich y comenzaba a comerlo. Ni bien dio el primer bocado tomó una nota mental.
«La próxima vez sellaré más comida.»
Un pergamino más grande, o más pergaminos, lo que sea necesario.
—Ayame, eres una kunoichi de Amegakure. Tienes compañeros y familia que te quiere. No eres una vasija. Recuérdalo.
«Una vasija... ¿lo dice por el Gobi?»
Ciertamente la joven jinchuuriki tenía un par de problemas con su memoria y no era ningún ejemplo en lo que a modales se refería, pero no podía decir que no le había tomado un poco de cariño en los últimos días. Por esa razón no pudo evitar asentir ligeramente con un gesto de la cabeza mientras comía su sándwich.
Momentos más tarde, Shanise se retiraría a dormir, el joven médico necesitaba una noche de sueño. No iba a encontrarla en aquella cama de campamento pero al menos serviría como un parche hasta llegar a su casa.
—Hala, buenas noches.
Buenas noches, Shanise-san, Ayame-san.
Diría Mogura y no tardaría mucho más en quedar hecho un tronco.
—¿Tenemos... comida para lo que queda de viaje? Porque... si nos vamos a tener que comer entre nosotros... ya aviso de antemano que yo soy sólo agua.
La joven kunoichi lanzaría una pregunta sobre la mesa donde estaban por apoyar las cosas, solo para hacer un comentario en broma después.
—¡Da la casualidad que yo también!
Broma que la ANBU continuaría dibujando una macabra risa mostrando sus afilados dientes, como si fuese una especie de tiburón mirando a una posible presa.
Supongo que nos tendremos que comer a Mogura-kun.
¡Oh... no creo que quieran comerme, después de trabajar tanto tiempo con venenos seguro estoy lleno de toxinas...!
Advirtió en un tono jocoso continuando la broma para después dejar escapar una risa nerviosa.
Por un momento creyó que los enemigos se habían retirado y que ya no habría más peligro en aquella misión, pero se equivocó, las fiambreras de Shanise aún contenían aquellos sándwiches tan cutres y poco saludables, sumado a eso, ahora tenían un par de días de vida.
—No son un manjar, pero es todo lo que me queda a mi. Creo que hay para los tres hasta que lleguemos. Al fin y al cabo, sólo nos queda medio día de viaje. Mañana estaremos en casa. Coged los que queráis. El pastel de fresa será nuestro postre.
Medio día de viaje y estarían en casa, esas palabras sin duda alguna levantaron su ánimo.
«Peor es nada... supongo...»
Pensó mientras tomaba un sandwich y comenzaba a comerlo. Ni bien dio el primer bocado tomó una nota mental.
«La próxima vez sellaré más comida.»
Un pergamino más grande, o más pergaminos, lo que sea necesario.
—Ayame, eres una kunoichi de Amegakure. Tienes compañeros y familia que te quiere. No eres una vasija. Recuérdalo.
«Una vasija... ¿lo dice por el Gobi?»
Ciertamente la joven jinchuuriki tenía un par de problemas con su memoria y no era ningún ejemplo en lo que a modales se refería, pero no podía decir que no le había tomado un poco de cariño en los últimos días. Por esa razón no pudo evitar asentir ligeramente con un gesto de la cabeza mientras comía su sándwich.
Momentos más tarde, Shanise se retiraría a dormir, el joven médico necesitaba una noche de sueño. No iba a encontrarla en aquella cama de campamento pero al menos serviría como un parche hasta llegar a su casa.
—Hala, buenas noches.
Buenas noches, Shanise-san, Ayame-san.
Diría Mogura y no tardaría mucho más en quedar hecho un tronco.
Hablo - Pienso