29/09/2017, 12:07
(Última modificación: 29/09/2017, 12:09 por Uchiha Datsue.)
«Ojalá hubiese sido una mala noche», pensó el Uchiha, ante el comentario de Raimyogan. Pero aquella frase se quedaba demasiado corta para lo que realmente había sido. Sin embargo, no dijo nada. Lo último que le apetecía era hablar sobre ello.
Siguió a los dos jounnins por las calles de la Aldea, desierta, como si lo acontecido el día anterior hubiese sido tan solo una pesadilla. Por el camino, Datsue se preguntó cómo habría sido el sueño de Akame. ¿Qué tormentos le habían perseguido a él? ¿A quiénes había tenido que matar? Pronto, sin embargo, se vio obligado a interrumpir sus pensamientos. Raimyogan y Katsudon les pusieron al tanto de las pocas novedades que se habían producido a lo largo de la noche. Los pasos necesarios para una transición pacífica se habían dado, y todo parecía estar yendo bien. Incluso se había reestablecido el Consejo de Sabios, después de que Zoku, para hacerse con el poder, los aniquilara. Quizá debió sentir pena por ellos, pero Datsue ya se sentía demasiado desbordado, como para aún por encima lamentarse por algo más. Además, realmente nunca los había llegado a conocer.
Finalmente, el camino se transformó en escaleras, y aquello se complicó. Hacía tan solo dos días, el Uchiha hubiese reído ante tal minúsculo desafío, saltando de tres en tres los escalones hasta llegar a la cima. Pero no aquel día. Aquel día se sentía demasiado débil, cansado y agotado. ¡Ni siquiera le habían ofrecido algo de comer para llenar el vacío que tenía en el estómago!
Así que le tocó luchar. Cada escalón fue para él como una batalla, a cada cuál más pesada y dura. Le ardieron los músculos de las piernas, y se encontró ya resollando a medio camino. Cuando al fin llegó arriba, ni siquiera tuvo fuerzas para apartar la mano de Akame, cuando el muy caradura apoyó su peso en él.
—Buenos días —se obligó a decir, tras hacer una reverencia desgarbada. Al igual que su compañero, se vio sin fuerzas para hacerla debidamente.
Siguió a los dos jounnins por las calles de la Aldea, desierta, como si lo acontecido el día anterior hubiese sido tan solo una pesadilla. Por el camino, Datsue se preguntó cómo habría sido el sueño de Akame. ¿Qué tormentos le habían perseguido a él? ¿A quiénes había tenido que matar? Pronto, sin embargo, se vio obligado a interrumpir sus pensamientos. Raimyogan y Katsudon les pusieron al tanto de las pocas novedades que se habían producido a lo largo de la noche. Los pasos necesarios para una transición pacífica se habían dado, y todo parecía estar yendo bien. Incluso se había reestablecido el Consejo de Sabios, después de que Zoku, para hacerse con el poder, los aniquilara. Quizá debió sentir pena por ellos, pero Datsue ya se sentía demasiado desbordado, como para aún por encima lamentarse por algo más. Además, realmente nunca los había llegado a conocer.
Finalmente, el camino se transformó en escaleras, y aquello se complicó. Hacía tan solo dos días, el Uchiha hubiese reído ante tal minúsculo desafío, saltando de tres en tres los escalones hasta llegar a la cima. Pero no aquel día. Aquel día se sentía demasiado débil, cansado y agotado. ¡Ni siquiera le habían ofrecido algo de comer para llenar el vacío que tenía en el estómago!
Así que le tocó luchar. Cada escalón fue para él como una batalla, a cada cuál más pesada y dura. Le ardieron los músculos de las piernas, y se encontró ya resollando a medio camino. Cuando al fin llegó arriba, ni siquiera tuvo fuerzas para apartar la mano de Akame, cuando el muy caradura apoyó su peso en él.
—Buenos días —se obligó a decir, tras hacer una reverencia desgarbada. Al igual que su compañero, se vio sin fuerzas para hacerla debidamente.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado