29/09/2017, 16:54
El torneo estaba llegando a su fin, la gente cada vez estaba más ansiosa, esperando que llegara el día de la final, una final en la que se encontraban un representante uzunés, Akame, y una amenia, Ayame, aquella muchacha que le había vencido en segunda ronda había sido capaz de llegar a la final. Por una parte se sentía feliz, al menos había perdido con una de los dos mejores contendientes, por otra la rabia le carcomía, había ansiado ser él el que llegara a la final, haber disputado una final uzunesa en la que demostrar el poder de la villa.
«No estaba al nivel, tanto Ayame como Akame han mostrado ser muy fuertes.»
Con este pensamiento en la cabeza el Senju se había dedicado en cuerpo y alma a entrenar, no quería que aquello se repitiera una segunda vez, si había un próximo torneo, sería él quien llegase a la final.
Aquel día se había dirigido a uno de los muchos dojos interiores, en pos de realizar un entrenamiento más básico, porque sí, le faltaba mucho que pulir y el taijutsu era uno de sus puntos más débiles, por lo que empezaría a entrenarlo para mejorar, y para empezar, practicaba con el aire, un buen contricante.
«Puñetazo con la diestra, con la izquierda, agáchate, patada giratoria, salta, patada lateral.»
Tras esta secuencia de golpes, el peliblanco dio unos pasos hacia atrás, de tal manera que tropezó con una de las estanterías en las que podían encontrarse diversas armas para su uso y entrenamiento, tirándolo todo al suelo y armando un revuelo que cualquiera que pasara por los alrededores podría escuchar sin ningún tipo de problema.
— ¡Joder! — Maldijo el genin tirado en la suelo.
«No estaba al nivel, tanto Ayame como Akame han mostrado ser muy fuertes.»
Con este pensamiento en la cabeza el Senju se había dedicado en cuerpo y alma a entrenar, no quería que aquello se repitiera una segunda vez, si había un próximo torneo, sería él quien llegase a la final.
Aquel día se había dirigido a uno de los muchos dojos interiores, en pos de realizar un entrenamiento más básico, porque sí, le faltaba mucho que pulir y el taijutsu era uno de sus puntos más débiles, por lo que empezaría a entrenarlo para mejorar, y para empezar, practicaba con el aire, un buen contricante.
«Puñetazo con la diestra, con la izquierda, agáchate, patada giratoria, salta, patada lateral.»
Tras esta secuencia de golpes, el peliblanco dio unos pasos hacia atrás, de tal manera que tropezó con una de las estanterías en las que podían encontrarse diversas armas para su uso y entrenamiento, tirándolo todo al suelo y armando un revuelo que cualquiera que pasara por los alrededores podría escuchar sin ningún tipo de problema.
— ¡Joder! — Maldijo el genin tirado en la suelo.
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»