29/09/2017, 18:21
Y cuando abrió la puerta, se le enganchó aún más la sonrisa. Allí estaban, las estanterías llenas de libros, el olor a papel y polvo que evitaba un recuerdo a viejo y a añoranza y a... conocimiento.
Ayame se acercó, y aunque trató de hacer el mínimo ruido posible, el sonido del golpeteo de sus botas contra el suelo reverberó entre las estanterías.
«Vaya... ¡Están todos los libros desordenados! ¿Es que nadie se encarga de este sitio?» Pensó Ayame, maldiciendo su mala suerte. Iba a gastar mucho tiempo si tenía que ir buscando uno por uno...
Giró sobre sí misma, buscando a alguien que pudiera ayudarla, cuando lo vio. Encima de un escritorio, tal y como la Arashikage le había dicho. ¿Acaso se habría equivocado con las indicaciones? Pero entonces... ¿por qué le había dicho eso el chunin...?
Torció ligeramente el gesto. Debía de ser un malentendido. Sí, eso debía de ser. Por eso, tomó el libro de Tipos del Chakra y salió corriendo de allí para volver a tomar, otra vez, el condenado ascensor y subir al último piso de la torre. Con el libro abrazado contra el pecho, atravesó el pasillo entre rápidas y largas zancadas y se plantó el despacho entre ligeros resuellos.
—Siento... la tardanza... Yui-sama... —dijo, con una profunda inclinación, antes de entrar. Les dirigió un breve saludo con la cabeza a Shanise y Mogura y, alegremente se acercó a la mesa de la Arashikage y dejó el libro sobre ella—. Esto... no querría contradecirla, ni mucho menos, pero se equivocó con las instrucciones. La biblioteca está en la décima planta, en la tercera sólo hay unos baños —concluyó, con una sonrisa radiante.
Ayame se acercó, y aunque trató de hacer el mínimo ruido posible, el sonido del golpeteo de sus botas contra el suelo reverberó entre las estanterías.
«Vaya... ¡Están todos los libros desordenados! ¿Es que nadie se encarga de este sitio?» Pensó Ayame, maldiciendo su mala suerte. Iba a gastar mucho tiempo si tenía que ir buscando uno por uno...
Giró sobre sí misma, buscando a alguien que pudiera ayudarla, cuando lo vio. Encima de un escritorio, tal y como la Arashikage le había dicho. ¿Acaso se habría equivocado con las indicaciones? Pero entonces... ¿por qué le había dicho eso el chunin...?
Torció ligeramente el gesto. Debía de ser un malentendido. Sí, eso debía de ser. Por eso, tomó el libro de Tipos del Chakra y salió corriendo de allí para volver a tomar, otra vez, el condenado ascensor y subir al último piso de la torre. Con el libro abrazado contra el pecho, atravesó el pasillo entre rápidas y largas zancadas y se plantó el despacho entre ligeros resuellos.
—Siento... la tardanza... Yui-sama... —dijo, con una profunda inclinación, antes de entrar. Les dirigió un breve saludo con la cabeza a Shanise y Mogura y, alegremente se acercó a la mesa de la Arashikage y dejó el libro sobre ella—. Esto... no querría contradecirla, ni mucho menos, pero se equivocó con las instrucciones. La biblioteca está en la décima planta, en la tercera sólo hay unos baños —concluyó, con una sonrisa radiante.