29/09/2017, 22:27
(Última modificación: 30/09/2017, 01:00 por Manase Mogura.)
La Arashikage se mantuvo unos minutos en silencio, silencio realmente incomodo para todos. Shanise actuó en calidad de líder y se puso al frente de su equipo por última vez.
—Yui-sama. Por favor. Tranquilícese. Es sólo una niña.
Yui levantó la cabeza y miró a la joven jinchuuriki.
—Levántate, Aotsuki Ayame.
Le ordenó.
No es una niña, es una kunoichi de Amegakure no Sato. ¿Qué pasa, que a ti no te grito? Ya sé que tengo un problema de cólera, joder, pero es que a veces me hincháis las narices de una manera que...
Comenzaría a argumentar la líder de Amegakure pero en un momento sería interrumpida por su consejera.
—Vamos, Ayame. Yuyu suele ser as...
Comenzó a decir Shanise solo para detenerse un par de palabras después de donde había derrapado.
«Yuyu...»
Aquella forma de referirse a la mujer más poderosa de la aldea, a su amiga.
—Shani. No vuelvas a llamarme Yuyu delante de nadie de la aldea. ¿Entendido?
«Shani...»
La forma en la que hablaba la Arashikage realmente le sorprendió, pero se ahorró cualquier clase de comentario.
Tengo una reputación que mantener.
Amekoro Yui era una persona que se encontraba muy alto en la escala social y militar, tendría un montón de privilegios pero también tenía obligaciones que cumplir y expectativas que alcanzar.
»¡Vámos, Aotsuki! Levántese, que no ha sido para tanto. A usted no la he mandado a limpiar los retretes todavía, como tuve que hacer con su tío.
Notó un cambio en el tono de sus palabras, hablaba de una manera un tanto diferente a como venía hablando hasta ese momento. Pero era un tono que Mogura encontraba sin duda alguna adecuado, y aprobaba sin lugar a dudas.
—Bien, os quería hablar sobre los Kajitsu Houzuki. Evidentemente, el tal Marun no volvió a la aldea. Y no hay rastro de los Kajitsu en ningún rincón de Amegakure. Nadie ha atacado al señuelo que preparamos. ¿Sabes lo que significa eso, no, Shanise?
«Houzuki Marun...»
Prestó mucha más atención a las palabras de su Kage en el momento en que mencionó a los Kajitsu y sobre todo cuando mencionó el nombre del renegado que habían conocido.
—Que se han ido de Amegakure
Contestaría la ANBU a la pregunta que se le había hecho. Ya no había renegados en Amegakure, pero seguían existiendo como grupo.
—Sí. Según nuestras últimas investigaciones, deben de estar en algún lugar al norte. Coladragón, quizás. O Yukio. Si su base estuviera en Shinogi-To, la habríamos encontrado ya. También peinamos la ciudad entera.
—Yui-sama, ese Houzuki entró en el palacio del Señor Feudal.
Entró, intentó secuestrar a la jinchuuriki del Gobi y envenenó a una kunoichi de alto rango. Hizo muchas cosas ese Houzuki en el palacio.
—Sí, lo sé. Sobornaron a media guarnición de soldados. No te preocupes. Hemos llegado a un acuerdo con el Señor Feudal y ahora sólo patrullarán el palacio nuestros ANBU.
La mujer dejó escapar un suspiro.
«Media guarnición... Los Kajitsu son gente con recursos...»
No pudo evitar pensar y, al decir mentalmente la palabra recursos, vendría a su cabeza el recuerdo de la espada que ahora reposaba en su cintura. El accionar de los Kajitsu tendría como consecuencia que el tipo de soldado que custodiaba el lugar fuese cambiado. Solo ANBU custodiarían al Señor Feudal.
—Bien muchachos, aquí tenéis...
Sacó y deslizó por la madera tres sobres, uno para cada uno.
La paga por el cumplimiento de la misión.
Dinero, por un trabajo cumplido.
»Ayame, cuéntale lo de los Kajitsu a tu padre. Necesita saberlo. Y si ves a tu tío, haz lo mismo.
Shanise haría una ligera reverencia, Mogura la acompañaría y realizaría una reverencia un poco más formal.
—Ahora, si nos disculpa, nos retiraremos.
—Claro. Id a descansar, anda.
Concedería la fémina. Entonces, Shanise se volvería sobre si misma y, tomándolos por detrás de los hombros, alentaría a los jóvenes a abandonar la habitación. Tras dejar el cuarto, la ANBU volvería un momento para hacer una última consulta.
—¿Ahora... liberará a Inoyama-san?
—Luego. ¡Anda, no seas plasta!
Llegó a escuchar y no pudo evitar pensar:
«¡Pobre Inoyama-san...!»
El abrazo de Shanise sin duda alguna sería una sorpresa, pero la sorpresa le duraría uno o dos segundos y entonces correspondería el gesto de la mujer.
—Bueno, chicos. Aquí acaba todo. Ha sido... todo un honor. Id con vuestras familias, seguro que os echan de menos.
El honor ha sido mío. No podríamos haber tenido mejor líder, Shanise-san. Agradezco que haya cuidado de nosotros durante los últimos días... Gracias por todo.
Correspondería a las palabras de la fémina y haría un par de comentarios, en su rostro se habría dibujado una ligera sonrisa. En el tiempo que habría durado la misión tendría oportunidad de conocer a la persona detrás del título de Consejera de la Arashikage, y realmente estaba alegre de haber formado parte de su equipo.
Ao...
Ayame-san, estoy complacido por haber formado parte de un equipo contigo. Continua trabajando con tanta dedicación y energía, por favor.
Serían las palabras que le dedicaría a la compañera de equipo que ahora sentía como una amiga.
Mañana en la noche iré a Yakinoya a comer Yakiniku para festejar el ascenso de rango, están ambas invitadas. Yo invitaré la comida.
Por alguna razón en aquel momento, vaya a saber uno por qué, quizás por las noticias de los Kajitsu o porque había pensado en quién más podría ser un posible invitado, recordó a un muchacho un tanto particular.
Umikiba Kaido, es un miembro del clan Houzuki. No creo que sea un Kajitsu... podría aprender un poco más sobre etiqueta, pero es un buen muchacho.
Comentaría mirando a Shanise, no tenía ninguna información sobre quienes formaban parte del grupo de los Kajitsu, pero si con aquella opinión le ahorraba un par de problemas al azulado muchacho, mejor.
—Yui-sama. Por favor. Tranquilícese. Es sólo una niña.
Yui levantó la cabeza y miró a la joven jinchuuriki.
—Levántate, Aotsuki Ayame.
Le ordenó.
No es una niña, es una kunoichi de Amegakure no Sato. ¿Qué pasa, que a ti no te grito? Ya sé que tengo un problema de cólera, joder, pero es que a veces me hincháis las narices de una manera que...
Comenzaría a argumentar la líder de Amegakure pero en un momento sería interrumpida por su consejera.
—Vamos, Ayame. Yuyu suele ser as...
Comenzó a decir Shanise solo para detenerse un par de palabras después de donde había derrapado.
«Yuyu...»
Aquella forma de referirse a la mujer más poderosa de la aldea, a su amiga.
—Shani. No vuelvas a llamarme Yuyu delante de nadie de la aldea. ¿Entendido?
«Shani...»
La forma en la que hablaba la Arashikage realmente le sorprendió, pero se ahorró cualquier clase de comentario.
Tengo una reputación que mantener.
Amekoro Yui era una persona que se encontraba muy alto en la escala social y militar, tendría un montón de privilegios pero también tenía obligaciones que cumplir y expectativas que alcanzar.
»¡Vámos, Aotsuki! Levántese, que no ha sido para tanto. A usted no la he mandado a limpiar los retretes todavía, como tuve que hacer con su tío.
Notó un cambio en el tono de sus palabras, hablaba de una manera un tanto diferente a como venía hablando hasta ese momento. Pero era un tono que Mogura encontraba sin duda alguna adecuado, y aprobaba sin lugar a dudas.
—Bien, os quería hablar sobre los Kajitsu Houzuki. Evidentemente, el tal Marun no volvió a la aldea. Y no hay rastro de los Kajitsu en ningún rincón de Amegakure. Nadie ha atacado al señuelo que preparamos. ¿Sabes lo que significa eso, no, Shanise?
«Houzuki Marun...»
Prestó mucha más atención a las palabras de su Kage en el momento en que mencionó a los Kajitsu y sobre todo cuando mencionó el nombre del renegado que habían conocido.
—Que se han ido de Amegakure
Contestaría la ANBU a la pregunta que se le había hecho. Ya no había renegados en Amegakure, pero seguían existiendo como grupo.
—Sí. Según nuestras últimas investigaciones, deben de estar en algún lugar al norte. Coladragón, quizás. O Yukio. Si su base estuviera en Shinogi-To, la habríamos encontrado ya. También peinamos la ciudad entera.
—Yui-sama, ese Houzuki entró en el palacio del Señor Feudal.
Entró, intentó secuestrar a la jinchuuriki del Gobi y envenenó a una kunoichi de alto rango. Hizo muchas cosas ese Houzuki en el palacio.
—Sí, lo sé. Sobornaron a media guarnición de soldados. No te preocupes. Hemos llegado a un acuerdo con el Señor Feudal y ahora sólo patrullarán el palacio nuestros ANBU.
La mujer dejó escapar un suspiro.
«Media guarnición... Los Kajitsu son gente con recursos...»
No pudo evitar pensar y, al decir mentalmente la palabra recursos, vendría a su cabeza el recuerdo de la espada que ahora reposaba en su cintura. El accionar de los Kajitsu tendría como consecuencia que el tipo de soldado que custodiaba el lugar fuese cambiado. Solo ANBU custodiarían al Señor Feudal.
—Bien muchachos, aquí tenéis...
Sacó y deslizó por la madera tres sobres, uno para cada uno.
La paga por el cumplimiento de la misión.
Dinero, por un trabajo cumplido.
»Ayame, cuéntale lo de los Kajitsu a tu padre. Necesita saberlo. Y si ves a tu tío, haz lo mismo.
Shanise haría una ligera reverencia, Mogura la acompañaría y realizaría una reverencia un poco más formal.
—Ahora, si nos disculpa, nos retiraremos.
—Claro. Id a descansar, anda.
Concedería la fémina. Entonces, Shanise se volvería sobre si misma y, tomándolos por detrás de los hombros, alentaría a los jóvenes a abandonar la habitación. Tras dejar el cuarto, la ANBU volvería un momento para hacer una última consulta.
—¿Ahora... liberará a Inoyama-san?
—Luego. ¡Anda, no seas plasta!
Llegó a escuchar y no pudo evitar pensar:
«¡Pobre Inoyama-san...!»
El abrazo de Shanise sin duda alguna sería una sorpresa, pero la sorpresa le duraría uno o dos segundos y entonces correspondería el gesto de la mujer.
—Bueno, chicos. Aquí acaba todo. Ha sido... todo un honor. Id con vuestras familias, seguro que os echan de menos.
El honor ha sido mío. No podríamos haber tenido mejor líder, Shanise-san. Agradezco que haya cuidado de nosotros durante los últimos días... Gracias por todo.
Correspondería a las palabras de la fémina y haría un par de comentarios, en su rostro se habría dibujado una ligera sonrisa. En el tiempo que habría durado la misión tendría oportunidad de conocer a la persona detrás del título de Consejera de la Arashikage, y realmente estaba alegre de haber formado parte de su equipo.
Ao...
Ayame-san, estoy complacido por haber formado parte de un equipo contigo. Continua trabajando con tanta dedicación y energía, por favor.
Serían las palabras que le dedicaría a la compañera de equipo que ahora sentía como una amiga.
Mañana en la noche iré a Yakinoya a comer Yakiniku para festejar el ascenso de rango, están ambas invitadas. Yo invitaré la comida.
Por alguna razón en aquel momento, vaya a saber uno por qué, quizás por las noticias de los Kajitsu o porque había pensado en quién más podría ser un posible invitado, recordó a un muchacho un tanto particular.
Umikiba Kaido, es un miembro del clan Houzuki. No creo que sea un Kajitsu... podría aprender un poco más sobre etiqueta, pero es un buen muchacho.
Comentaría mirando a Shanise, no tenía ninguna información sobre quienes formaban parte del grupo de los Kajitsu, pero si con aquella opinión le ahorraba un par de problemas al azulado muchacho, mejor.
Hablo - Pienso