28/07/2015, 15:55
Eri quedó impactada ante mi actitud y sobre todo al verme coger toda la bandeja de tallarines, era obvio que no sería capaz de acabar con ella. Pero como bien dijo Haru, no debíamos cortarnos, y eso es lo que hice. Habían muchos tipos de comida, y cuando tienes tanto para elegir, llegas a un punto en el que no sabes que tomar, por eso me decidí por una cosa que hacía tiempo que no comía y me hacía ilusión. Sobre todo porque tenía la ocasión de comer tanto como para aborrecer los tallarines una larga temporada. Además temía que mezclar muchos tipos de comida diferente, me fuera a sentar mal.
Por otro lado, Eri prefirió probar más cosas y gracias a que acerqué la mesa lo más que pude a los mostradores, le ahorré unos cuantos viajes innecesarios. Comió tallarines, después cogió un bol de arroz, un después un desfile de platos llenos hasta los topes. -Madre mía Eri, ¿Donde meterás todo eso? haha Reí divertido, mientras yo seguía atacando mis tallarines.
Una vez teniendo todo lo necesario para llevar a cabo nuestro banquete privado, comenzamos a charlar mientras asimilábamos aquella comida, es decir, cuando parábamos para respirar. A Eri le extrañaba la poca gente que había en la aldea -Bueno, ten en cuenta que hasta hace unas horas, tenían en las murallas unas maquinas de guerra dispuestas a destrozarlo todo. Supongo que de aquí a un par de días, todo vuelva a la normalidad. Seguimos comiendo un poco más y tras una breve pausa de Eri, confesó que quería encontrar rápido a Dageki para que la aldea pudiera volver a la normalidad al cien por cien. -No te preocupes, un amigo mio que se le da muy bien buscar a personas está buscándolo, seguramente esté a punto de dar con él si es que ya no lo ha hecho. Dije convencido -Se toma su trabajo muy enserio...se nota que es su vocación... Un asesino de vocación...
Al cabo de un buen rato comiendo sin descanso, la comida cada vez tardaba más tiempo en desaparecer de nuestros platos, nuestro apetito poco a poco fue desapareciendo hasta que decidí levantarme con la bandeja de tallarines y dejarla en su lugar. -Puffff Respondí a Eri mientras me frotaba la tripa -Yo también estoy hasta arriba. Pero Eri no tenía intención de rendirse todavía, quería probar aquellos postres, se ofreció a traerme algunos para mí. -¿Traerme postres dices? Dudé, puesto que ahora mismo comerme un postre sería como enfrentarme a muerte contra un Titan. -Bueno...si no te importa...probaré alguna cosilla que me traigas, pero no te prometo nada.... Intenté recordar cuando fue la última vez que comí un postre, pero fue un esfuerzo en vano.
Por otro lado, Eri prefirió probar más cosas y gracias a que acerqué la mesa lo más que pude a los mostradores, le ahorré unos cuantos viajes innecesarios. Comió tallarines, después cogió un bol de arroz, un después un desfile de platos llenos hasta los topes. -Madre mía Eri, ¿Donde meterás todo eso? haha Reí divertido, mientras yo seguía atacando mis tallarines.
Una vez teniendo todo lo necesario para llevar a cabo nuestro banquete privado, comenzamos a charlar mientras asimilábamos aquella comida, es decir, cuando parábamos para respirar. A Eri le extrañaba la poca gente que había en la aldea -Bueno, ten en cuenta que hasta hace unas horas, tenían en las murallas unas maquinas de guerra dispuestas a destrozarlo todo. Supongo que de aquí a un par de días, todo vuelva a la normalidad. Seguimos comiendo un poco más y tras una breve pausa de Eri, confesó que quería encontrar rápido a Dageki para que la aldea pudiera volver a la normalidad al cien por cien. -No te preocupes, un amigo mio que se le da muy bien buscar a personas está buscándolo, seguramente esté a punto de dar con él si es que ya no lo ha hecho. Dije convencido -Se toma su trabajo muy enserio...se nota que es su vocación... Un asesino de vocación...
Al cabo de un buen rato comiendo sin descanso, la comida cada vez tardaba más tiempo en desaparecer de nuestros platos, nuestro apetito poco a poco fue desapareciendo hasta que decidí levantarme con la bandeja de tallarines y dejarla en su lugar. -Puffff Respondí a Eri mientras me frotaba la tripa -Yo también estoy hasta arriba. Pero Eri no tenía intención de rendirse todavía, quería probar aquellos postres, se ofreció a traerme algunos para mí. -¿Traerme postres dices? Dudé, puesto que ahora mismo comerme un postre sería como enfrentarme a muerte contra un Titan. -Bueno...si no te importa...probaré alguna cosilla que me traigas, pero no te prometo nada.... Intenté recordar cuando fue la última vez que comí un postre, pero fue un esfuerzo en vano.