30/09/2017, 18:49
—Uno, dos, uno, dos...
Aquel día —como casi todos los días desde que se dio inicio al torneo— Daigo empezó a entrenar desde muy temprano su resistencia.
No puedo volver a quedarme exhausto en medio de un combate, tengo que entrenar mi fondo.
El chico trotaba incansablemente, parando cada pocos minutos para detenerse y practicar algo de boxeo de sombra antes de continuar corriendo.
Luego de una media hora de entrenamiento, Daigo se detuvo frente a uno de los muchos dojos que estaban repartidos por el valle.
Se quedó un par de segundos pensativo antes de finalmente abrir la puerta.
Quizá sea buena idea detenerme aquí para entrenar mi Taijutsu a conciencia.
Pero aquel dojo ya estaba ocupado por un chico peliblanco que también tuvo la idea de entrenar su Taijutsu.
Lanzó una secuencia de golpes y patadas que acabó con el genin tumbado en el suelo junto a un montón de armas, que fueron tiradas al suelo luego de que el chico tropezase con con una estantería.
—¡Joder!
El peliverde se apresuró en acercarse a él para ayudarlo a levantarse.
—¿Estás bien? Te has llevado un muy mal golpe.
Aquel día —como casi todos los días desde que se dio inicio al torneo— Daigo empezó a entrenar desde muy temprano su resistencia.
No puedo volver a quedarme exhausto en medio de un combate, tengo que entrenar mi fondo.
El chico trotaba incansablemente, parando cada pocos minutos para detenerse y practicar algo de boxeo de sombra antes de continuar corriendo.
Luego de una media hora de entrenamiento, Daigo se detuvo frente a uno de los muchos dojos que estaban repartidos por el valle.
Se quedó un par de segundos pensativo antes de finalmente abrir la puerta.
Quizá sea buena idea detenerme aquí para entrenar mi Taijutsu a conciencia.
Pero aquel dojo ya estaba ocupado por un chico peliblanco que también tuvo la idea de entrenar su Taijutsu.
Lanzó una secuencia de golpes y patadas que acabó con el genin tumbado en el suelo junto a un montón de armas, que fueron tiradas al suelo luego de que el chico tropezase con con una estantería.
—¡Joder!
El peliverde se apresuró en acercarse a él para ayudarlo a levantarse.
—¿Estás bien? Te has llevado un muy mal golpe.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.