30/09/2017, 17:50
—¿¡Que?! — Saltó y la navaja cortó la madera en un trazo nada uniforme, a decir la verdad me parecía que su artesanía se había estropeado... Y no solo eso, empezó a caminar por el camino en que había venido, tenía un paso muy rápido, seguramente estaba asustado, imaginaba que el mismo susto que tuve yo cuando nos topamos con el cuerpo en medio de la nieve.
—Maldición, eso parece un muerto muy reciente. Manifestó cuando llegó donde yacía el cuerpo, Koutetsu seguía custodiando la chica, ahora entendía porque no había llegado hasta donde estaba el encargado, pero eso no importaba ya.
—Esperen, ¿se aseguraron de que realmente estuviese muerta? —preguntó mostrando, con el brillo amarillento de su único ojo, un exagerado grado de esperanza e ilusión.
Lancé una mirada al moreno, él le había atinado senda patada al cuerpo y no había reaccionado, aunque sinceramente esa no era el correcto proceder, me acerqué lentamente al cuerpo y puse mi dedo medio y anular en su cuello, justo donde debería estar la artería carótida, y palpé. Luego me retiré, lo hice por puro protocolo porque a leguas se veía que estaba más que muerta, o en su defecto podría estar en algún tipo de coma...
—Puede comprobarlo usted mismo si gusta.— Alcé mi diestra invitándolo a que hiciera el mismo la acción que hice hace unos segundos.
Suspiré ¿no podíamos dejar el cuerpo ahí y irnos al hotel y olvidarnos de todo ese mal asunto? Un escalofrío recorrió mi espalda como sí de un mal augurio se tratase. —¿Qué debemos hacer ahora?—
—Maldición, eso parece un muerto muy reciente. Manifestó cuando llegó donde yacía el cuerpo, Koutetsu seguía custodiando la chica, ahora entendía porque no había llegado hasta donde estaba el encargado, pero eso no importaba ya.
—Esperen, ¿se aseguraron de que realmente estuviese muerta? —preguntó mostrando, con el brillo amarillento de su único ojo, un exagerado grado de esperanza e ilusión.
Lancé una mirada al moreno, él le había atinado senda patada al cuerpo y no había reaccionado, aunque sinceramente esa no era el correcto proceder, me acerqué lentamente al cuerpo y puse mi dedo medio y anular en su cuello, justo donde debería estar la artería carótida, y palpé. Luego me retiré, lo hice por puro protocolo porque a leguas se veía que estaba más que muerta, o en su defecto podría estar en algún tipo de coma...
—Puede comprobarlo usted mismo si gusta.— Alcé mi diestra invitándolo a que hiciera el mismo la acción que hice hace unos segundos.
Suspiré ¿no podíamos dejar el cuerpo ahí y irnos al hotel y olvidarnos de todo ese mal asunto? Un escalofrío recorrió mi espalda como sí de un mal augurio se tratase. —¿Qué debemos hacer ahora?—