30/09/2017, 19:58
Mi madre era la dueña de una verdulería normal y corriente en la calle principal del distrito comercial. Allí trabajaba de vez en cuando un chico de nueve años que también era gennin.
Hoy mi madre tenía que ir al médico con mi hermana pequeña. Pequeña por la edad, claro, le sacaba un año, aunque ella era casi más alta que yo. Había otros aspectos en los que también me superaba, era bastante más rápida que yo, por ejemplo. Sin embargo le tenía un pánico horrible a las inyecciones y por eso tenía que ir al médico acompañada.
Por eso, hoy había dejado a Mikazuki trabajando solo y encargado de la tienda, al menos durante un rato. Me había dejado una nota diciendo que, en cuanto me despertara, fuese a Ayudar al chico con el trabajo y también había dejado comida preparada para Mikazuki.
Sabía de sobra que aquel gennin estaba preparado para lo que fuese necesario, y que era capaz de desenvolverse en cualquier situación. Así pues, tomé mi desayuno con tranquilidad, le puse su telenovela a Yoru, uno de los cuervos que podía invocar y me marche en dirección a la verdulería.
Había varias razones para no llevarme a Yoru a la verdulería. La primera era que si no veía su telenovela, se pasaba el día gastándome bromas pesadas y se volvía insoportable. La segunda es que, para lo pequeño que era, comía como si fuera una ballena y si se me ocurría despistarme un momento, seguro arruinaba el negocio de mi madre. Maldito Cuervo…
El lugar no era difícil de encontrar. Tenía un cartel que decía:”Verdulerai Karasukage”. También tenía un pequeño logotipo de un cuervo comiéndose una mazorca. Si, a mi también me gustaba el maíz, pero había que reconocer que ese logo era bastante feo.
No tardé mucho en llegar desde casa hasta el local. Me había vestido como siempre, claro, y tal vez pareciera un poco siniestro para atender una verdulería, sin embargo los clientes solían ser siempre los mismos, y por suerte para mí ya los conocía. Sin embargo…
Sin embargo al llegar al lugar me encontré con una verdulería llena de gente que cargaba sus cestas y a Miakazuki atendiendo a otro chico mientras señalaba con el dedo a los diferentes vegetales. ¿Qué estaba pasando? ¿Desde cuándo tenían tantos clientes? Menos mal que no había traído a Yoru… Maldito cuervo…
—Buenas, ¿Nos disculpas un momento? —Le dije al muchacho al que atendía Mikazuki y luego me dirigí al niño de todas maneras.
—Toma, mi madre te ha preparado comida, hay suficiente para ti y para tu madre, también te ha puesto dentro el dinero por trabajar hoy, me ha dicho que te sustituya, pero aun así te ha pagado todo el dia, así que puedes irte a casa a cuidar de tu madre, gracias por la ayuda de hoy.
Mikazuki tomo de mi mano la bolsa con todas las cosas.
—Muchas gracias, no hacía falta y podéis llamarme fuera de mi horario siempre que necesitéis mi ayuda. —Luego Mikazuki volvió a dirigirse a su nuevo cliente. —Disculpe, ha terminado mi turno y he de irme a cuidar a mi madre, él te atenderá
—Un segundo Mika, mi madre ha dicho también que te llenes una cesta con verduras y te la lleves a casa, como agradecimiento. —Era mentira, mi madre no había dicho nada de eso, pero ya le pagaría yo a mi madre aquellos vegetales.
Mientras Mika llenaba su cesta, me dirigí al chico al que él atendía antes de mi aparición.
—Buenas, yo soy karasukage Reiji, disculpe por lo del cambio de turno, espero que no le moleste que sea yo quien lo atienda, ¿necesita algo más a parte de la lechuga?
Mikazuki termino enseguida y se marchó, pero antes me dijo unas palabras:
—Acuérdate de gritar lo de los tomates y la lechuga.
Solo asentí.
Hoy mi madre tenía que ir al médico con mi hermana pequeña. Pequeña por la edad, claro, le sacaba un año, aunque ella era casi más alta que yo. Había otros aspectos en los que también me superaba, era bastante más rápida que yo, por ejemplo. Sin embargo le tenía un pánico horrible a las inyecciones y por eso tenía que ir al médico acompañada.
Por eso, hoy había dejado a Mikazuki trabajando solo y encargado de la tienda, al menos durante un rato. Me había dejado una nota diciendo que, en cuanto me despertara, fuese a Ayudar al chico con el trabajo y también había dejado comida preparada para Mikazuki.
Sabía de sobra que aquel gennin estaba preparado para lo que fuese necesario, y que era capaz de desenvolverse en cualquier situación. Así pues, tomé mi desayuno con tranquilidad, le puse su telenovela a Yoru, uno de los cuervos que podía invocar y me marche en dirección a la verdulería.
Había varias razones para no llevarme a Yoru a la verdulería. La primera era que si no veía su telenovela, se pasaba el día gastándome bromas pesadas y se volvía insoportable. La segunda es que, para lo pequeño que era, comía como si fuera una ballena y si se me ocurría despistarme un momento, seguro arruinaba el negocio de mi madre. Maldito Cuervo…
El lugar no era difícil de encontrar. Tenía un cartel que decía:”Verdulerai Karasukage”. También tenía un pequeño logotipo de un cuervo comiéndose una mazorca. Si, a mi también me gustaba el maíz, pero había que reconocer que ese logo era bastante feo.
No tardé mucho en llegar desde casa hasta el local. Me había vestido como siempre, claro, y tal vez pareciera un poco siniestro para atender una verdulería, sin embargo los clientes solían ser siempre los mismos, y por suerte para mí ya los conocía. Sin embargo…
Sin embargo al llegar al lugar me encontré con una verdulería llena de gente que cargaba sus cestas y a Miakazuki atendiendo a otro chico mientras señalaba con el dedo a los diferentes vegetales. ¿Qué estaba pasando? ¿Desde cuándo tenían tantos clientes? Menos mal que no había traído a Yoru… Maldito cuervo…
—Buenas, ¿Nos disculpas un momento? —Le dije al muchacho al que atendía Mikazuki y luego me dirigí al niño de todas maneras.
—Toma, mi madre te ha preparado comida, hay suficiente para ti y para tu madre, también te ha puesto dentro el dinero por trabajar hoy, me ha dicho que te sustituya, pero aun así te ha pagado todo el dia, así que puedes irte a casa a cuidar de tu madre, gracias por la ayuda de hoy.
Mikazuki tomo de mi mano la bolsa con todas las cosas.
—Muchas gracias, no hacía falta y podéis llamarme fuera de mi horario siempre que necesitéis mi ayuda. —Luego Mikazuki volvió a dirigirse a su nuevo cliente. —Disculpe, ha terminado mi turno y he de irme a cuidar a mi madre, él te atenderá
—Un segundo Mika, mi madre ha dicho también que te llenes una cesta con verduras y te la lleves a casa, como agradecimiento. —Era mentira, mi madre no había dicho nada de eso, pero ya le pagaría yo a mi madre aquellos vegetales.
Mientras Mika llenaba su cesta, me dirigí al chico al que él atendía antes de mi aparición.
—Buenas, yo soy karasukage Reiji, disculpe por lo del cambio de turno, espero que no le moleste que sea yo quien lo atienda, ¿necesita algo más a parte de la lechuga?
Mikazuki termino enseguida y se marchó, pero antes me dijo unas palabras:
—Acuérdate de gritar lo de los tomates y la lechuga.
Solo asentí.
