1/10/2017, 15:58
Eri le escuchó, con aire ausente, al tiempo que Juro contaba sus penas. Quizá no le interesaba oír nada de sus quejas acerca de lo mucho que le faltaba. Después de todo — por alguna extraña razón — él había sido escogido y ella no en su momento. Realmente se preguntaba porque. En aquel momento de su vida, no era para nada un ninja poderoso.
« Morikage-sama vio algo en mí... »
—Oye, al menos llegaste a la segunda ronda, ¡eso es digno de ver! Seguro que eres un gran shinobi, pero prefiero no comprobarlo en mis propias carnes... — dijo, mientras palmeaba su espalda, con aire reconfortante —. Y tu podrás pasar de la segunda ronda haciendo lo mismo, seguramente.
Juro se puso rojo como un tomate, al escuchar los variados intentos de la chica de animarle. Definitivametne no se merecía un trato tan bueno.
— Eres muy buena... — murmuró, casi como protesta, mientras trataba de que su rostro volviese a la normalidad —. No me gusta mucho pelear, pero no exageres tanto. Una chica tan independiente como tú debe tener sus recursos en batalla.
Antes de poder seguir la conversación, la masa de gente en la que se internaba llegó finalmente al museo. Ahí lo tenían, delante. Sin embargo, un gran masa de gente se empezó a acumular, como un embudo, sobre la puerta. En ella, había dos hombres, con deje autoritario. Uno de ellos, alto y bronceado, que vestía completamente de negro. Tenía el pelo rapado al cero y unos ojos marrones oscuros. El otro era mucho más bajito en comparación, era rubio y tenía el pelo en forma de cresta. Llevaba unas gafas de sol, aunque no había demasiado sol en aquel lugar.
— ¡Pasad de uno en uno! — exclamó el hombre alto y bronceado, acompañandolo de movimientos manuales.
Poco a poco, se fue formando una gran fila de gente.
« Morikage-sama vio algo en mí... »
—Oye, al menos llegaste a la segunda ronda, ¡eso es digno de ver! Seguro que eres un gran shinobi, pero prefiero no comprobarlo en mis propias carnes... — dijo, mientras palmeaba su espalda, con aire reconfortante —. Y tu podrás pasar de la segunda ronda haciendo lo mismo, seguramente.
Juro se puso rojo como un tomate, al escuchar los variados intentos de la chica de animarle. Definitivametne no se merecía un trato tan bueno.
— Eres muy buena... — murmuró, casi como protesta, mientras trataba de que su rostro volviese a la normalidad —. No me gusta mucho pelear, pero no exageres tanto. Una chica tan independiente como tú debe tener sus recursos en batalla.
Antes de poder seguir la conversación, la masa de gente en la que se internaba llegó finalmente al museo. Ahí lo tenían, delante. Sin embargo, un gran masa de gente se empezó a acumular, como un embudo, sobre la puerta. En ella, había dos hombres, con deje autoritario. Uno de ellos, alto y bronceado, que vestía completamente de negro. Tenía el pelo rapado al cero y unos ojos marrones oscuros. El otro era mucho más bajito en comparación, era rubio y tenía el pelo en forma de cresta. Llevaba unas gafas de sol, aunque no había demasiado sol en aquel lugar.
— ¡Pasad de uno en uno! — exclamó el hombre alto y bronceado, acompañandolo de movimientos manuales.
Poco a poco, se fue formando una gran fila de gente.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60