1/10/2017, 21:25
Maldición, no debería de estar aquí, sé que no debería estar aquí, ¿por qué demonios he accedido?
El peliverde se encontraba claramente nervioso, repicando con su índice en una de las mesas de madera que se encontraban en el local y mirando a su alrededor sin estar seguro de lo que debía hacer.
Espero que la paga sea suficiente, demonios, espero no estar haciendo nada malo.
Se tapó la cara con ambas manos, derrotado solo de pensar en que clase de lío se había metido.
—Demonios, ¿y si me meto en problemas por esto? —dijo para sí en voz baja.
Entonces recordó como había engañado a sus padres con la excusa de que le habían encomendado una misión de rango C por su desempeño en el torneo, como se apresuró en recoger ropa suficiente y algo de dinero antes de aventurarse lejos de casa para realizar una misión para la que no se le había dado ninguna clase de información.
Recordó que había hecho todo eso por su familia con la esperanza de traer algo de dinero a casa.
Vamos Daigo, no te desanimes ahora, no antes de empezar.
Resopló con la nariz a la vez que su puño derecho le daba un ligero golpe a la mesa.
Pero a pesar de que su espíritu ya había sido alimentado con ánimos renovados, su estómago rugió por alimento provocando que el chico se encorbase levemente mientras sostenía su abdomen con la diestra.
Sacó el poco dinero que había traído de su bolsa, que se encontraba bajo su asiento.
Espera un poco más y no te apresures a malgastar tu dinero, Daigo, de lo contrario no podrás comer en el camino de vuelta.
Volvió a guardar su dinero y dirigió su mirada al reloj que colgaba de la pared, impaciente por que diesen las once.
El peliverde se encontraba claramente nervioso, repicando con su índice en una de las mesas de madera que se encontraban en el local y mirando a su alrededor sin estar seguro de lo que debía hacer.
Espero que la paga sea suficiente, demonios, espero no estar haciendo nada malo.
Se tapó la cara con ambas manos, derrotado solo de pensar en que clase de lío se había metido.
—Demonios, ¿y si me meto en problemas por esto? —dijo para sí en voz baja.
Entonces recordó como había engañado a sus padres con la excusa de que le habían encomendado una misión de rango C por su desempeño en el torneo, como se apresuró en recoger ropa suficiente y algo de dinero antes de aventurarse lejos de casa para realizar una misión para la que no se le había dado ninguna clase de información.
Recordó que había hecho todo eso por su familia con la esperanza de traer algo de dinero a casa.
Vamos Daigo, no te desanimes ahora, no antes de empezar.
Resopló con la nariz a la vez que su puño derecho le daba un ligero golpe a la mesa.
Pero a pesar de que su espíritu ya había sido alimentado con ánimos renovados, su estómago rugió por alimento provocando que el chico se encorbase levemente mientras sostenía su abdomen con la diestra.
Sacó el poco dinero que había traído de su bolsa, que se encontraba bajo su asiento.
Espera un poco más y no te apresures a malgastar tu dinero, Daigo, de lo contrario no podrás comer en el camino de vuelta.
Volvió a guardar su dinero y dirigió su mirada al reloj que colgaba de la pared, impaciente por que diesen las once.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.