2/10/2017, 21:43
—Déjenme ver —pidió el jorobado y se acercó al cuerpo.
Seguí todos y cada uno de sus movimientos con mis ojos, ¿podría encontrar el pulso? Yo sabía exactamente lo que significaba, ahora me preguntaba cuánto tiempo tendríamos el cuerpo ahí, ¿no deberíamos llevarlo a las entidades del pueblo?
"¿Le va a cortar?" Mis ojos se abrieron de par en par cuando intuí lo que seguiría después de que se hizo con la navaja. —No creo que...— Mi voz se detuvo al ver que hacía el corte, justo en el antebrazo se abrió la piel y un poco más, pero ningún líquido brotó. Sin embargo, el jorobado no paró en ello, realizó otro corte a nivel de la parrilla costal. —Pero.. ¿Qué cree que hace?— Pregunté con indignación, ¿iría cortando cada parte de su cuerpo hasta que encontrase algo de sangre?
—¡No me lo creo! Esto no se ve todos los días.
Más, una sangre roja brillante empezó a emerger de su costado, se escurría por su piel y ropa, pero ¿cuanto tiempo tardaría en congelarse? ¿Era esa la mejor forma de rectificar sí estaba totalmente viva? La respuesta era más que obvia, pero por la sabiduria, o insensatez, de ese tuerto, ahora sabíamos que realmente vivía.
"Esperemos que no haya perforado el pulmón..." Pensé al recordar la pobre técnica que hizo el señor.
—Espere, ¿es que eso significa que está viva? —preguntó el peliblanco con un tono de confusión.
—…Más o menos, por ahora… —respondió con rostro preocupado—. De todas formas no hay tiempo para preguntas; no sé si aún tiene posibilidades de salvarse, pero tengo que hacer todo lo que este a mi alcance.
»Tú, peliblanco, ayúdame a llevarla adentro y a preparar un buen fogón. Y tú, pelirrojo, busca al veterinario que debe estar descansando en el cobertizo de la parte trasera.
—¿No es mejor llamar al médico del hotel?— Pregunté, después de todo estaba seguro que la persona indicada era el médico, había tratado a mi hermano y él debía atender a esa chica. —Debe estar adentro...— Sugerí, pero no dudé en ir corriendo al cobertizo.
Mis pies se movieron tan rápido como podía hasta llegar a la parte trasera y buscar al veterinario, una vez hubiera localizado al sujeto me dirigiría a él. —¿Usted es el veterinario?— Expresé con un tono de urgencia. —Verá, es que hay una chica que necesita su ayuda, rápido! El señor que nos dio los renos la llevó adentro, y me dijo que debía buscarlo.— Comenté bastante rápido y haciendo un resumen de los hechos.
Seguí todos y cada uno de sus movimientos con mis ojos, ¿podría encontrar el pulso? Yo sabía exactamente lo que significaba, ahora me preguntaba cuánto tiempo tendríamos el cuerpo ahí, ¿no deberíamos llevarlo a las entidades del pueblo?
"¿Le va a cortar?" Mis ojos se abrieron de par en par cuando intuí lo que seguiría después de que se hizo con la navaja. —No creo que...— Mi voz se detuvo al ver que hacía el corte, justo en el antebrazo se abrió la piel y un poco más, pero ningún líquido brotó. Sin embargo, el jorobado no paró en ello, realizó otro corte a nivel de la parrilla costal. —Pero.. ¿Qué cree que hace?— Pregunté con indignación, ¿iría cortando cada parte de su cuerpo hasta que encontrase algo de sangre?
—¡No me lo creo! Esto no se ve todos los días.
Más, una sangre roja brillante empezó a emerger de su costado, se escurría por su piel y ropa, pero ¿cuanto tiempo tardaría en congelarse? ¿Era esa la mejor forma de rectificar sí estaba totalmente viva? La respuesta era más que obvia, pero por la sabiduria, o insensatez, de ese tuerto, ahora sabíamos que realmente vivía.
"Esperemos que no haya perforado el pulmón..." Pensé al recordar la pobre técnica que hizo el señor.
—Espere, ¿es que eso significa que está viva? —preguntó el peliblanco con un tono de confusión.
—…Más o menos, por ahora… —respondió con rostro preocupado—. De todas formas no hay tiempo para preguntas; no sé si aún tiene posibilidades de salvarse, pero tengo que hacer todo lo que este a mi alcance.
»Tú, peliblanco, ayúdame a llevarla adentro y a preparar un buen fogón. Y tú, pelirrojo, busca al veterinario que debe estar descansando en el cobertizo de la parte trasera.
—¿No es mejor llamar al médico del hotel?— Pregunté, después de todo estaba seguro que la persona indicada era el médico, había tratado a mi hermano y él debía atender a esa chica. —Debe estar adentro...— Sugerí, pero no dudé en ir corriendo al cobertizo.
Mis pies se movieron tan rápido como podía hasta llegar a la parte trasera y buscar al veterinario, una vez hubiera localizado al sujeto me dirigiría a él. —¿Usted es el veterinario?— Expresé con un tono de urgencia. —Verá, es que hay una chica que necesita su ayuda, rápido! El señor que nos dio los renos la llevó adentro, y me dijo que debía buscarlo.— Comenté bastante rápido y haciendo un resumen de los hechos.