¿Qué te he dicho de meterte mierda en el cuerpo?

[Uchiha Datsue]

3 de Viento Gris del 217

Cuando Nabi subió al noveno piso de aquel apartamento, aporreando la puerta de Datsue entre gritos, tuvo que esperar un buen rato hasta recibir respuesta. Primero, oyó unos pasos al otro lado, indecisos y cautos. Luego, sintió como alguien le observaba al otro lado de la mirilla. Pasados unos segundos, se oyeron tres cerrojos distintos abrirse, hasta que la puerta cedió lentamente. Datsue estaba apoyado en un lado del marco, con el cuerpo ligeramente encogido y el sharingan activado. Parecía…

… asustado.

De hecho, Nabi pudo apreciar tres cosas que habían cambiado en él desde la última vez que se habían visto. Primero, estaba pálido como la cera y con ojeras, como si no hubiese dormido en días. Lo segundo, sus ojos parecían igual, pero no lo eran. Ya no irradiaban esa astucia de viejo zorro, ni esa confianza en sí mismo de la que siempre parecía hacer gala. Ahora, en su lugar, transmitían… inseguridad. Lo tercero, y más evidente, su olor. Estaba claro que el Uchiha no se había duchado en días.

—¿N-nabi-kun? —dijo, con voz ligeramente temblorosa, y en seguida trató de enderezarse y calmarse. Nabi estaba más moreno a como lo recordaba, pero su chakra era inconfundible. Era él. El auténtico—. Así que has vuelto, ¿eh? ¿Y de qué perro me hablas, tío?

Desnudo de torso para arriba, el Uchiha vestía un pantalón de pijama de color azul oscuro. Estaba descalzo, y llevaba la cabellera suelta y encrespada.