3/10/2017, 20:21
« Ya soy mayor, dijiste. Todo saldrá bien, dijiste. No me perderé, dijiste »
Juro vagaba perdido por el mundo. ¿Por qué el chico iba solo a un sitio tan peligroso como el exterior? Por su propia idiotez, por supuesto. El genin quería ver mundo. Quería salir fuera de Kusagakure y de su país. Pero no podía ir siempre acompañado de la manita de su hermana. Por eso, había decidido lanzarse a la aventura.
Con catastróficos resultados, claro esta.
Tras su visita a Taikarune, en el país del fuego, había planeado volver a casa. Una expedición marcada, ver el museo, ver un poco de mundo y volver a casa. Pero ahí estaba. En algún momento, se había desviado del rumbo hacia el país de la hierba y había acabado ahí, en la encrucijada entre los países.
— El valle del fin... — murmuró.
Tenía que admitir que era un sitio emblematico. El lugar donde tres grandes shinobi se habían sacrificado para toda la población. Para su gente. Para sus aldeas. Desde luego, eran ejemplos de kage. Una enorme cascada y las tres figuras de los Kage eregidas en piedra, con solemnidad. El sitio favorito de los ninja para reflexionar cuando su vida llega a un punto de inflexión.
Era un sitio muy apropiado para él.
Sin embargo, mientras descendía, el destino decidió hacerle la zancadilla. Literalmente. Su pie se enganchó con una raíz y su cuerpo se precipitó ladera abajo. Cayó prácticamente a orillas del lago, donde un chico y su perro se encontraban comiendo algo similar a un conejo raido.
El cuerpo de Juro aterrizó dolorosamente en el suelo. Afortunadamente, no se rompió nada. Solo tendría un par de moratones y una horrible sensación de mareo. Trató de palpar su espalda, para ver si Gen estaba bien. Pero encontró vacío. Luego, recordó los dos pergaminos que había en su cintura y se le paso.
— Ugh...
Juro vagaba perdido por el mundo. ¿Por qué el chico iba solo a un sitio tan peligroso como el exterior? Por su propia idiotez, por supuesto. El genin quería ver mundo. Quería salir fuera de Kusagakure y de su país. Pero no podía ir siempre acompañado de la manita de su hermana. Por eso, había decidido lanzarse a la aventura.
Con catastróficos resultados, claro esta.
Tras su visita a Taikarune, en el país del fuego, había planeado volver a casa. Una expedición marcada, ver el museo, ver un poco de mundo y volver a casa. Pero ahí estaba. En algún momento, se había desviado del rumbo hacia el país de la hierba y había acabado ahí, en la encrucijada entre los países.
— El valle del fin... — murmuró.
Tenía que admitir que era un sitio emblematico. El lugar donde tres grandes shinobi se habían sacrificado para toda la población. Para su gente. Para sus aldeas. Desde luego, eran ejemplos de kage. Una enorme cascada y las tres figuras de los Kage eregidas en piedra, con solemnidad. El sitio favorito de los ninja para reflexionar cuando su vida llega a un punto de inflexión.
Era un sitio muy apropiado para él.
Sin embargo, mientras descendía, el destino decidió hacerle la zancadilla. Literalmente. Su pie se enganchó con una raíz y su cuerpo se precipitó ladera abajo. Cayó prácticamente a orillas del lago, donde un chico y su perro se encontraban comiendo algo similar a un conejo raido.
El cuerpo de Juro aterrizó dolorosamente en el suelo. Afortunadamente, no se rompió nada. Solo tendría un par de moratones y una horrible sensación de mareo. Trató de palpar su espalda, para ver si Gen estaba bien. Pero encontró vacío. Luego, recordó los dos pergaminos que había en su cintura y se le paso.
— Ugh...
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
...
Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60