3/10/2017, 23:29
—H-olaNabi-san.... Me alegro de volver a verte en la villa... ¿Pero por qué el olor a perro muerto? No te ofendas, por favor. ¿Por qué no os dais una ducha y luego hablamos? Deberéis estar cansados...
— No te preocupes, lo pienso yo constantemente. Pero el perro sigue vivito y tuerteando. Bueno, pues voy un momento a casa y vamos a cenar algo por ahí. En un rato largo, más bien, paso por tu casa a buscarte sino estate por los alrededores y ya te encontraré.
Cogí la bolsa que llevaba de viaje y marché a mi casa para soltarle todo, literal y metaforicamente. Por suerte, era media tarde, por lo que tardar un par de horas tampoco estaría mal visto, porque coincidiría con la hora de cenar.
Lo que yo esperaba era llegar soltar la bolsa, saludar, ducharme y salir por la puerta. Pero el mundo había cambiado mucho más de lo que pensaba, mucho mucho mucho más. Lo de Shiona ya lo había oido, pero todo lo demás era como un extra, un extra que daba mucho mal rollo.
Me dejaron la cabeza loca y me dijeron que no tocase el tema a menos que fuera realmente indispensable en mi "cita". Tardé un par de horas en plantarme en la puerta de Eri. Di con los nudillos en la puerta y esperé tranquilamente, sin darle mayor importancia a lo que me habían dicho mis padres.
— No te preocupes, lo pienso yo constantemente. Pero el perro sigue vivito y tuerteando. Bueno, pues voy un momento a casa y vamos a cenar algo por ahí. En un rato largo, más bien, paso por tu casa a buscarte sino estate por los alrededores y ya te encontraré.
Cogí la bolsa que llevaba de viaje y marché a mi casa para soltarle todo, literal y metaforicamente. Por suerte, era media tarde, por lo que tardar un par de horas tampoco estaría mal visto, porque coincidiría con la hora de cenar.
Lo que yo esperaba era llegar soltar la bolsa, saludar, ducharme y salir por la puerta. Pero el mundo había cambiado mucho más de lo que pensaba, mucho mucho mucho más. Lo de Shiona ya lo había oido, pero todo lo demás era como un extra, un extra que daba mucho mal rollo.
Me dejaron la cabeza loca y me dijeron que no tocase el tema a menos que fuera realmente indispensable en mi "cita". Tardé un par de horas en plantarme en la puerta de Eri. Di con los nudillos en la puerta y esperé tranquilamente, sin darle mayor importancia a lo que me habían dicho mis padres.
—Nabi—