5/10/2017, 12:25
— Sí, perdona, ya me imaginaba que mis padres me iban a contar su vida pero no me esperaba que encima se hubiese liado tanto durante mi ausencia. ¿Qué dices, Stuffy? ¿Quieres echarle un ojo a la casa de Eri-chan?
El perro ladró algo mientras salía de detrás de su dueño y entraba como Pedro por su casa en la de ella. No le importaba en lo absoluto pues adoraba a los animales, así que se agachó quedando a la altura del animal y lo observó con detenimiento hasta que su dueño le regañó para que saliese del lugar justo como acababa de hacer a la inversa.
—No te preocupes, adoro a Stuffy —dijo la joven mientras acercaba una mano al can, acariciándole la cabeza —. ¿Quién es un buen perrito? ¿Quién? —preguntó con un tono alegre y agudo mientras acariciaba con alegría al perro. Luego se levantó y se arregló la camiseta que acababa de arrugar sin querer.
Miró a Nabi y sonrió. Sabía que, al igual que con Datsue, no había hablado casi nada con él, lo justo y necesario para relacionarse en la academia y podía que un par de paseos con Stuffy por el patio. Pero ya está. Luego se enteró que se marchó de viaje y justo el día que ella salió, lo vio volver. En eso se resumía su corta relación.
Aunque bueno, nunca era tarde para forjar una amistad.
—¿Dónde vamos a cenar? La verdad es que parece que hayan pasado siglos desde que no como nada de fuera, ¡y tengo un hambre...!
El perro ladró algo mientras salía de detrás de su dueño y entraba como Pedro por su casa en la de ella. No le importaba en lo absoluto pues adoraba a los animales, así que se agachó quedando a la altura del animal y lo observó con detenimiento hasta que su dueño le regañó para que saliese del lugar justo como acababa de hacer a la inversa.
—No te preocupes, adoro a Stuffy —dijo la joven mientras acercaba una mano al can, acariciándole la cabeza —. ¿Quién es un buen perrito? ¿Quién? —preguntó con un tono alegre y agudo mientras acariciaba con alegría al perro. Luego se levantó y se arregló la camiseta que acababa de arrugar sin querer.
Miró a Nabi y sonrió. Sabía que, al igual que con Datsue, no había hablado casi nada con él, lo justo y necesario para relacionarse en la academia y podía que un par de paseos con Stuffy por el patio. Pero ya está. Luego se enteró que se marchó de viaje y justo el día que ella salió, lo vio volver. En eso se resumía su corta relación.
Aunque bueno, nunca era tarde para forjar una amistad.
—¿Dónde vamos a cenar? La verdad es que parece que hayan pasado siglos desde que no como nada de fuera, ¡y tengo un hambre...!