9/10/2017, 22:05
—Pueden... Ejem —carraspeó—. Pueden llamarme Sensei. En efecto, fui yo quien les hizo llegar la invitación para acudir hoy aquí, y debo antes de nada agradecerles profundamente que hayan venido.
—Disculpen el sobrenombre, no crean que me ha pasado inadvertido el detalle de que yo conozco sus nombres pero ustedes no saben el mío. Pero me temo que son exigencias del guión. Verán, pertenezco a cierta... Organización, que precisa de los servicios de unos shinobi como ustedes. Se trata de un asunto delicado, se lo aseguro, de ahí que no haya utilizado los cauces, ejem... Oficiales.
Si el asunto es tan delicado, ¿por qué ha contactado con tres genin?
El encapuchado dejó sobre la mesa la fotografía de un hombre de mediana edad con el pelo negro repleto de canas.
—Este caballero responde al nombre de Muten Rōshi. Es un prestigioso profesor de la Escuela de Historia de Taikarune y uno de sus principales valedores. Un excelente erudito que consiguió con muchos de sus trabajos que el Daimyō de Hi no Kuni financiara las invaluables obras académicas de la Escuela.
En ese momento un escalofrio recorrió la espalda de Daigo.
No querrá que nosotros lo...
—Últimamente se ha extendido el rumor de que el profesor Muten tiene una... Amante. El servicio que preciso de ustedes es que me confirmen si esto es cierto, siempre con la más absoluta discrección.
El genin relajó los hombros mucho más tranquilo.
—En caso de que estos, ejem... Rumores, sean ciertos, deberán aportar las pruebas pertinentes —dijo sensei mienras sacaba una... una... cosa de su capa.
—Podrán quedarse en este mismo hostal cuanto tiempo sea necesario, todos los gastos correrán de mi cuenta siempre que no se excedan, claro —Daigo asintió, pudiendo sentir como aquel hombre los miraba a él y al resto uno a uno—. ¿Tienen alguna pregunta, caballeros?
¿Que si tenía dudas? En ese momento Daigo tenía montones, tantas que jamás podría decidirse por donde empezar.
Bueno, sí, había una duda en particular que sería decisiva para Daigo, la que definiría si aceptaba o no realizar tal encargo.
—¿Qué ganamos al ayudarlo?
Quizá Daigo lo habría dicho con otras palabras, pero al contrario que él, Keisuke no dudó un solo instante en preguntar.
—Exactamente ¿de qué organización estamos hablando? Este señor... Muten Rōshi, ¿es hábil? Digo porque sí es un simple profesor no veo porqué requieren el servicio de tres shinobis, o sea... ¿Debemos considerar que es un civil?
Daigo observó a su contratista, expectante, mientras este se frotaba las manos.
—La respuesta a su primera pregunta —dijo de repente—. es sencilla; dinero. Dos mil ryos para cada uno de ustedes. Espero que les parezca más que adecuado, está en mi conocimiento que esta cifra supera por mucho la retribución habitual de las misiones de bajo rango en las tres Aldeas ninja.
¿¡Dos mil ryo? ¡solo con eso ya tendríamos suficiente para este mes!
Daigo sonrió ampliamente sin siquiera poder disimularlo al escuchar su paga.
A partir de ese momento el contratante les especificó un par de cosas más sobre el encargo, les comentó que Muten Rōshi es un gran historiador y un caballero, pero más importante que cualquier cosa, les informó que si recibía cualquier daño ninguno de los genin verían un solo ryo.
Entonces aquel hombre se levantó y se marchó deseándoles suertes a los muchachos.
—¡Gracias!
En ese momento, tan solo Keisuke, Akame y Daigo se encontraban en el local.
—Es una sorpresa verte de nuevo, Daigo.
—Es un gusto que trabajemos juntos, Keisuke-san. —dijo sonriente y esperó a que Keisuke se presentase.
—Me llamo Tsukiyama Daigo, es un gusto, Uchiha-san —dijo con educación mientras hacía una leve reverencia.
—¿Qué tal les parece todo esto? Es un poco raro todo... —comentó Keisuke.
El peliverde se encogió de hombros sin añadir nada más. Todo era muy raro, sí, pero la paga era suficiente para que aquello no le importase mucho.
—Disculpen el sobrenombre, no crean que me ha pasado inadvertido el detalle de que yo conozco sus nombres pero ustedes no saben el mío. Pero me temo que son exigencias del guión. Verán, pertenezco a cierta... Organización, que precisa de los servicios de unos shinobi como ustedes. Se trata de un asunto delicado, se lo aseguro, de ahí que no haya utilizado los cauces, ejem... Oficiales.
Si el asunto es tan delicado, ¿por qué ha contactado con tres genin?
El encapuchado dejó sobre la mesa la fotografía de un hombre de mediana edad con el pelo negro repleto de canas.
—Este caballero responde al nombre de Muten Rōshi. Es un prestigioso profesor de la Escuela de Historia de Taikarune y uno de sus principales valedores. Un excelente erudito que consiguió con muchos de sus trabajos que el Daimyō de Hi no Kuni financiara las invaluables obras académicas de la Escuela.
En ese momento un escalofrio recorrió la espalda de Daigo.
No querrá que nosotros lo...
—Últimamente se ha extendido el rumor de que el profesor Muten tiene una... Amante. El servicio que preciso de ustedes es que me confirmen si esto es cierto, siempre con la más absoluta discrección.
El genin relajó los hombros mucho más tranquilo.
—En caso de que estos, ejem... Rumores, sean ciertos, deberán aportar las pruebas pertinentes —dijo sensei mienras sacaba una... una... cosa de su capa.
—Podrán quedarse en este mismo hostal cuanto tiempo sea necesario, todos los gastos correrán de mi cuenta siempre que no se excedan, claro —Daigo asintió, pudiendo sentir como aquel hombre los miraba a él y al resto uno a uno—. ¿Tienen alguna pregunta, caballeros?
¿Que si tenía dudas? En ese momento Daigo tenía montones, tantas que jamás podría decidirse por donde empezar.
Bueno, sí, había una duda en particular que sería decisiva para Daigo, la que definiría si aceptaba o no realizar tal encargo.
—¿Qué ganamos al ayudarlo?
Quizá Daigo lo habría dicho con otras palabras, pero al contrario que él, Keisuke no dudó un solo instante en preguntar.
—Exactamente ¿de qué organización estamos hablando? Este señor... Muten Rōshi, ¿es hábil? Digo porque sí es un simple profesor no veo porqué requieren el servicio de tres shinobis, o sea... ¿Debemos considerar que es un civil?
Daigo observó a su contratista, expectante, mientras este se frotaba las manos.
—La respuesta a su primera pregunta —dijo de repente—. es sencilla; dinero. Dos mil ryos para cada uno de ustedes. Espero que les parezca más que adecuado, está en mi conocimiento que esta cifra supera por mucho la retribución habitual de las misiones de bajo rango en las tres Aldeas ninja.
¿¡Dos mil ryo? ¡solo con eso ya tendríamos suficiente para este mes!
Daigo sonrió ampliamente sin siquiera poder disimularlo al escuchar su paga.
A partir de ese momento el contratante les especificó un par de cosas más sobre el encargo, les comentó que Muten Rōshi es un gran historiador y un caballero, pero más importante que cualquier cosa, les informó que si recibía cualquier daño ninguno de los genin verían un solo ryo.
Entonces aquel hombre se levantó y se marchó deseándoles suertes a los muchachos.
—¡Gracias!
En ese momento, tan solo Keisuke, Akame y Daigo se encontraban en el local.
—Es una sorpresa verte de nuevo, Daigo.
—Es un gusto que trabajemos juntos, Keisuke-san. —dijo sonriente y esperó a que Keisuke se presentase.
—Me llamo Tsukiyama Daigo, es un gusto, Uchiha-san —dijo con educación mientras hacía una leve reverencia.
—¿Qué tal les parece todo esto? Es un poco raro todo... —comentó Keisuke.
El peliverde se encogió de hombros sin añadir nada más. Todo era muy raro, sí, pero la paga era suficiente para que aquello no le importase mucho.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.