¿Qué te he dicho de meterte mierda en el cuerpo?

[Uchiha Datsue]

De vuelta a su casa —y tras cerrar debidamente la puerta—, el Uchiha se recostó en el sofá, cruzando las piernas y dejando que su baja espalda descansase sobre el respaldo lateral. Nabi tendría espacio de sobra para sentarse también.

El aire seguía ligeramente cargado, como si no se hubiesen abierto las ventanas en días, y la luz del sol apenas se filtraba por las gruesas cortinas, tiñéndolo todo de una ligera penumbra.

—¿Por dónde íbamos? —preguntó, mientras recogía en un simple moño sus cabellos, ya secos—. Ah, sí. Zoku.

Desvió la mirada hacia la pared contraria, sin fijar la vista en ningún punto en concreto, mientras ponía en orden sus pensamientos. Recordaba haber contado aquella misma historia a Hanabi, pero de aquello parecía haber pasado una eternidad.

—Verás, nos dijo que el Zoku que había matado Gouna, era en realidad un impostor. Alguien que se había hecho pasar por él. Nos dijo que Gouna le había traicionado. Que se había inventado todos esos rumores sobre él para tener una excusa para poder matarle. Que todo era mentira. Nos dijo que Yakisoba formaba parte también de aquel complot, pero que él se les adelantó, fingiendo su propia muerte para luego matar a Yakisoba y poder hacerse pasar por él. Fue así como consiguió envenenar a Gouna. Nos dijo que en aquellos momentos, ella ya estaría muerta.

Datsue se tomó un respiro para que Nabi tuviese tiempo a procesar toda aquella información.

—Llegados a este punto —continuó—, Akame y yo teníamos dos opciones: o le creíamos; o no. Pero ambos caminos llegaban a un mismo destino: obedecer. ¿Qué íbamos a hacer sino? ¿Plantarle cara a un Jounnin en campo abierto? Era un suicidio. Así que nos ofreció firmar un Pacto. Un Vínculo de Sangre, que castiga a quienes lo incumplen con la muerte. Un Pacto que nos obligaba a obedecer sus órdenes, siempre y cuando no fueran contra los intereses de la Villa. También que no contaríamos nada sobre la muerte de Yakisoba. Sino aceptábamos… Bueno, ya te imaginarás qué pasaría. Así que dime —quiso saber—. ¿Qué hubieses hecho tú, llegado a este punto?