8/10/2017, 11:28
La chica se cruzó de brazos y frunció el ceño, claramente no satisfecha con la respuesta que el castaño le había dado. Sin embargo pensó que si seguían hablando a lo largo de la noche, algo se escaparía por aquella boca, o eso o aprendería hablar perruno y se lo preguntaría al can que acompañaba a los dos jóvenes.
—Así que cuéntame tú, ¿qué has estado haciendo?
—Si te soy sincera, no mucho —se sinceró ella —. Aún no domino del todo el Fuuinjutsu, así que me quedé días enteros con mi hermano practicando, he realizado un par de misiones, no muchas... Viajé hasta el Torneo de los Dojos, donde fueron un montón de genin de otras villas y se pelearon, al final ganó Uchiha Akame, ¿lo sabes, no? —preguntó, aunque su voz no sonó entusiasta, sino neutra. Era como si le estuviese relatando algo, en vez de contárselo desde su experiencia, decidió omitir todo lo de los Kages, aquel no era sitio ni lugar para hablar de ello.
— La verdad es que te veo muy bien, aunque esperaba que hubieses crecido más, me refiero a que ¿no es ahora cuando os crecen los pechos a las chicas? Porque tú estás igual.
A Eri se le hinchó la vena de la frente, aquella frase no le había sentado bien.
—Será porque aún no he pegado el estirón, o algo —respondió con voz seca —. Tu tampoco has cambiado, es más, hueles igual y se te escucha a dos kilómetros de aquí.
—Así que cuéntame tú, ¿qué has estado haciendo?
—Si te soy sincera, no mucho —se sinceró ella —. Aún no domino del todo el Fuuinjutsu, así que me quedé días enteros con mi hermano practicando, he realizado un par de misiones, no muchas... Viajé hasta el Torneo de los Dojos, donde fueron un montón de genin de otras villas y se pelearon, al final ganó Uchiha Akame, ¿lo sabes, no? —preguntó, aunque su voz no sonó entusiasta, sino neutra. Era como si le estuviese relatando algo, en vez de contárselo desde su experiencia, decidió omitir todo lo de los Kages, aquel no era sitio ni lugar para hablar de ello.
— La verdad es que te veo muy bien, aunque esperaba que hubieses crecido más, me refiero a que ¿no es ahora cuando os crecen los pechos a las chicas? Porque tú estás igual.
A Eri se le hinchó la vena de la frente, aquella frase no le había sentado bien.
—Será porque aún no he pegado el estirón, o algo —respondió con voz seca —. Tu tampoco has cambiado, es más, hueles igual y se te escucha a dos kilómetros de aquí.