Este foro utiliza cookies
Este foro utiliza cookies para guardar tu información de inicio de sesión si estás registrado, y tu última visita si no lo estás. Las cookies son pequeños documentos de texto guardados en tu ordenador; las cookies establecidas por este foro sólo pueden ser utilizadas en este mismo sitio y no poseen riesgos de seguridad. Las cookies de este foro también llevan un registro de los temas que has leído y cuándo fue la última vez que los leíste. Los administradores NO tienen acceso a esta información, sólo TU NAVEGADOR. Por favor confirma si aceptas el establecimiento de estas cookies.

Se guardará una cookie en tu navegador sea cual sea tu elección para no tener que hacerte esta pregunta otra vez. Podrás cambiar tus ajustes sobre cookies en cualquier momento usando el link en el pie de página.
Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
El muchacho de ojos melíferos fue el primero —y también el único— en atreverse a resolver el orden en que les debían de ser entregadas aquellas noticias prometidas. Kōtetsu se limitó a asentir silenciosa y enfáticamente, pues era creyente de que la disposición de los elementos no alteraba la circunstancias resultantes.

Bien —dijo mientras guardaba su metálico instrumento de audición—. La mala noticia es que esta en un estado vegetativo y aparentemente imperturbable.

¿Vegetativo? ¿Aparentemente? —se aventuró a preguntar el peliblanco mientras retiraba su rostro de las cercanías del fuego—. ¿Quiere decir que está en coma?

No exactamente —aseguro el médico mientras jugueteaba con su dorado mostacho, cavilando sobre cómo explicar aquellos términos complejos a un par de niños y a su ignorante y tuerto compañero—; un coma es un estado de inconciencia producido por algún trauma o afección. Dicho eso, esta chica se encuentra en lo que vulgarmente se conoce como estado de hibernación, que es más un mecanismo de supervivencia.

Espera… ¿Me dices que solo está durmiendo como un oso en invierno? —pregunto emocionadamente el jorobado—. ¿Me dices que aún podemos salvarnos…? Digo, a ella, salvarla a ella.

El doctor guardo silencio durante unos segundos, como sopesando el tipo de respuesta que debería dar. Ya había tratado casos similares de animales cuyos relojes biológicos se averiaban y sufrían desordenes de hibernación. Sin embargo, aquello era un ser humano, un mamífero cuya biología no estaba adaptada a tal estado alterado. Claro, antes de llegar a aquel pueblo helado había tratado superficialmente con seres humanos…, antes de perder su licencia médica. Aun así, recordaba que había teorías sobre cómo hacer que una persona entrara en aquel somnoliento padecer artificialmente, y sobre como despertarlo de la misma manera. El problema radicaba en que no conocía el mecanismo por el cual aquella muchacha fue puesta a dormir tan profundamente.

No lo sé, ahí es donde está la mala noticia —arrojo finalmente con un suspiro—. Si bien esta hibernando, como sea que lo haya logrado, también sufre un severo caso de hipotermia. Sus signos vitales parecen estar medio estables, pero podrían comenzar a decaer en cualquier momento. Si no se le despierta pronto, caerá en coma y luego… luego morirá.

¿¡Entonces que hacemos perdiendo el tiempo?! —exclamo con fuerza el tuerto—. Despertémosla ya mismo.

¡No seas mentecato, ¿crees que eso es tan fácil?! —rugió, colorándose de la rabia—. Les iba a decir que la buena noticia es que puedo intentar despertarla… Creo que puedo hacerlo, pero no sé si cuerpo tenga la energía suficiente como para soportar el choque… No creo que la tenga.

¿No hay alguna forma de aumentar sus probabilidades? —pregunto con serenidad el joven de ojos grises.

No lo se… —se ocultó en un silencio incomodo, superado por la situación, hasta que un leve y brillante recuerdo de sus muchas investigaciones se manifestó en su mente—. Podría ser que… No, necesitaríamos de un ninja medico… y el más cercano que conozco está a un condenado mar de distancia.
[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]
Responder


Mensajes en este tema
RE: La muerte es blanca y tiene los ojos azules - por Hanamura Kazuma - 9/10/2017, 18:09


This forum uses Lukasz Tkacz MyBB addons.