9/10/2017, 22:32
Akame escuchó con atención las preguntas y respuesta que volaron, raudas, sobre la mesa. Cuando el llamado "Sensei" se marchó, el de Uzu se quedó sentado, con los brazos cruzados y la mirada fija en el retrato del profesor Muten.
«Hay demasiadas cosas que no encajan...»
Sumido en sus pensamientos estaba, casi olvidándose de sus compañeros de trabajo por accidente, hasta que el pelirrojo se dirigió a él. «¿Uh...?» El ninja se presentó como Inoue Keisuke, y aseguró haberle visto combatir en el Torneo de los Dojos. Akame se incorporó en su asiento y le dedicó una corta inclinación de cabeza.
—El placer es mío, Inoue-san —respondió el Uchiha, que todavía no había acabado de asimilar el hecho de que otros ninja le conocieran por su destreza en combate—. No, lo siento pero no me suenas. ¿Supongo que eres de Amegakure o Kusagakure...?
Luego le tocó el turno al de pelo verde. Dijo llamarse Tsukiyama Daigo, y también parecía conocer a Akame de antemano. «Demonios... Esto sí que es una novedad». El gennin no había salido mucho de Uzu no Kuni desde su vuelta de los Dojos, por lo que hasta ese momento su fama no se hizo evidente.
—Lo mismo digo, Tsukiyama-san —replicó Akame, correspondiendo a la reverencia de su compañero.
Ante la pregunta de Keisuke, el Uchiha se recostó en su asiento.
—El trabajo parece sencillo... Y la paga es buena —añadió, constatando lo obvio—. Pero hay varios detalles que no me encajan. Primero, estoy seguro de que habría más de un freelance dispuesto a hacer algo así, y por ese dinero... Pero este tipo, o más bien la organización a la que representa, nos buscó a nosotros. Concretamente a nosotros...
Akame se tomó la barbilla con la mano derecha con gesto reflexivo.
—¿Os habéis fijado cómo hablaba del tal Muten Rōshi?
«Hay demasiadas cosas que no encajan...»
Sumido en sus pensamientos estaba, casi olvidándose de sus compañeros de trabajo por accidente, hasta que el pelirrojo se dirigió a él. «¿Uh...?» El ninja se presentó como Inoue Keisuke, y aseguró haberle visto combatir en el Torneo de los Dojos. Akame se incorporó en su asiento y le dedicó una corta inclinación de cabeza.
—El placer es mío, Inoue-san —respondió el Uchiha, que todavía no había acabado de asimilar el hecho de que otros ninja le conocieran por su destreza en combate—. No, lo siento pero no me suenas. ¿Supongo que eres de Amegakure o Kusagakure...?
Luego le tocó el turno al de pelo verde. Dijo llamarse Tsukiyama Daigo, y también parecía conocer a Akame de antemano. «Demonios... Esto sí que es una novedad». El gennin no había salido mucho de Uzu no Kuni desde su vuelta de los Dojos, por lo que hasta ese momento su fama no se hizo evidente.
—Lo mismo digo, Tsukiyama-san —replicó Akame, correspondiendo a la reverencia de su compañero.
Ante la pregunta de Keisuke, el Uchiha se recostó en su asiento.
—El trabajo parece sencillo... Y la paga es buena —añadió, constatando lo obvio—. Pero hay varios detalles que no me encajan. Primero, estoy seguro de que habría más de un freelance dispuesto a hacer algo así, y por ese dinero... Pero este tipo, o más bien la organización a la que representa, nos buscó a nosotros. Concretamente a nosotros...
Akame se tomó la barbilla con la mano derecha con gesto reflexivo.
—¿Os habéis fijado cómo hablaba del tal Muten Rōshi?