12/10/2017, 18:45
El Uchiha se sonrió cuando Nabi le sugirió dar un discurso. A decir verdad, lo había querido dar, pero no le había correspondido a él, sino a Hanabi y al Señor Feudal.
Sin hacer comentario alguno al respecto, quiso sacar a Nabi de un error en el que había caído, y le aclaró que los jōnin estaban dentro de una taberna, y no en plena calle. Además, le contó que uno de ellos estaba bastante ebrio, y que cuando Akame y él se quisieron marchar, los detuvieron afuera. Fue ahí, le dijo, cuando el sobrio mató al ebrio por la espalda.
—Pero sí —continuó—, a nosotros también nos extrañó. Lo achacamos a que la Villa estaba hecha un desastre. Ahí le dije a Akame que debíamos hacer algo, pero claro… Él es muy de seguir órdenes. Que ojo, yo también. Éramos y somos dos genin, al fin y al cabo. Pero yo ya no me tragaba a Zoku. Fuimos a verle y nos vino con más mentiras. Que si no sabía nada. Que si lo arreglaría… Yo le dije que si quería que confiásemos en él, nos jurase que todo lo que había dicho era verdad. Que lo jurase con el mismo Vínculo de Sangre que nos había impuesto a nosotros. —Dejó que el silencio invadiese el salón por unos instantes. El Uchiha se estaba saltando deliberadamente toda la parte del bijuu. Ya la gente les miraba raro por ser jinchūrikis, no quería todavía dar más motivos para que pensasen que eran un peligro—. Fue ahí cuando se quitó la máscara.
»Perdió la compostura. Los nervios. Nos dijo que claro que nos había mentido, y que debíamos agradecer ser sus mascotas. Sus esclavos. Nos dijo que debíamos lucir los grilletes que nos había puesto con orgullo. Pero se olvidó de una cosa —dijo, con voz sombría—. Algo muy importante. Vital… ¡Se olvidó de que yo soy Datsue el Intrépido! —rugió, dándose un tremendo golpetazo en el pecho—. Así que lo machacamos. Un Gōkakyū doble, mi hermano y yo. ¡Lo reducimos a putas cenizas! ¡A simple polvo! ¡Y de ahí nuestro nombre: los Hermanos del Desierto! —Datsue se levantó y dio un golpe con la base del puño a la pared. Más que alegre, parecía furioso. Respiraba entrecortadamente y tenía la vena de la frente hinchada—. ¡Porque reducimos a arena a nuestros enemigos! ¡Ueee! ¡Ueeee! —vitoreó, ahuecando las manos alrededor de la boca—. Los héroes de Uzu. Así debieron recibirnos —a medida que hablaba, su voz se iba crispando más y más—. Pero en su lugar, simple desconfianza. ¡Nos llamaron traidores! ¡Nos arrancaron los ojos! —Se quedó un momento inmóvil, con la boca entreabierta y la mirada perdida. ¿Lo habían hecho realmente? No, pero Datsue lo había sufrido tantas veces en pesadillas que a veces lo confundía con la realidad. Sacudió la cabeza y se aclaró la garganta, para luego intentar disimular con una sonrisa—. Metafóricamente, claro.
Evitó mirar a Nabi a los ojos, y le dio la espalda, acercándose a la ventana y descorriendo ligeramente la cortina para echar un ojo afuera.
Sin hacer comentario alguno al respecto, quiso sacar a Nabi de un error en el que había caído, y le aclaró que los jōnin estaban dentro de una taberna, y no en plena calle. Además, le contó que uno de ellos estaba bastante ebrio, y que cuando Akame y él se quisieron marchar, los detuvieron afuera. Fue ahí, le dijo, cuando el sobrio mató al ebrio por la espalda.
—Pero sí —continuó—, a nosotros también nos extrañó. Lo achacamos a que la Villa estaba hecha un desastre. Ahí le dije a Akame que debíamos hacer algo, pero claro… Él es muy de seguir órdenes. Que ojo, yo también. Éramos y somos dos genin, al fin y al cabo. Pero yo ya no me tragaba a Zoku. Fuimos a verle y nos vino con más mentiras. Que si no sabía nada. Que si lo arreglaría… Yo le dije que si quería que confiásemos en él, nos jurase que todo lo que había dicho era verdad. Que lo jurase con el mismo Vínculo de Sangre que nos había impuesto a nosotros. —Dejó que el silencio invadiese el salón por unos instantes. El Uchiha se estaba saltando deliberadamente toda la parte del bijuu. Ya la gente les miraba raro por ser jinchūrikis, no quería todavía dar más motivos para que pensasen que eran un peligro—. Fue ahí cuando se quitó la máscara.
»Perdió la compostura. Los nervios. Nos dijo que claro que nos había mentido, y que debíamos agradecer ser sus mascotas. Sus esclavos. Nos dijo que debíamos lucir los grilletes que nos había puesto con orgullo. Pero se olvidó de una cosa —dijo, con voz sombría—. Algo muy importante. Vital… ¡Se olvidó de que yo soy Datsue el Intrépido! —rugió, dándose un tremendo golpetazo en el pecho—. Así que lo machacamos. Un Gōkakyū doble, mi hermano y yo. ¡Lo reducimos a putas cenizas! ¡A simple polvo! ¡Y de ahí nuestro nombre: los Hermanos del Desierto! —Datsue se levantó y dio un golpe con la base del puño a la pared. Más que alegre, parecía furioso. Respiraba entrecortadamente y tenía la vena de la frente hinchada—. ¡Porque reducimos a arena a nuestros enemigos! ¡Ueee! ¡Ueeee! —vitoreó, ahuecando las manos alrededor de la boca—. Los héroes de Uzu. Así debieron recibirnos —a medida que hablaba, su voz se iba crispando más y más—. Pero en su lugar, simple desconfianza. ¡Nos llamaron traidores! ¡Nos arrancaron los ojos! —Se quedó un momento inmóvil, con la boca entreabierta y la mirada perdida. ¿Lo habían hecho realmente? No, pero Datsue lo había sufrido tantas veces en pesadillas que a veces lo confundía con la realidad. Sacudió la cabeza y se aclaró la garganta, para luego intentar disimular con una sonrisa—. Metafóricamente, claro.
Evitó mirar a Nabi a los ojos, y le dio la espalda, acercándose a la ventana y descorriendo ligeramente la cortina para echar un ojo afuera.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado