14/10/2017, 00:15
« Uzumaki Eri... »
Esas últimas palabras se quedaron grabadas en su cerebro. Después de todo, los Uzumaki eran un linaje conocidos: expertos en sellado, de larga longevidad, que antes poblaron Uzushiogakure. Esta chica podría ser solo un ejemplo de los muchos que seguramente habría ahí.
Pero no solo era un pelo bonito. También le demostró que sabía del tema.
—Quizás antes le dedicaban más amor y mimo, eran obras de arte que exhibían en la guerra, ¿no?. Quiero decir, a parte de para herir al oponente, la utilizaban como algo digno de lo que sentir celos, algo como... Mira, mi arma es más bonita que la tuya, ¿me sigues?
Juro asintió, inconscientemente, mientras procesaba la información.
—Ahora son... Normales, cuando tu ves una kodachi, no ves una espada, ves un arma que sirve para combatir a tus enemigos, no algo para lucirlo... Es como si solo sean vulgares armas que solo sirvan para lo que son creadas... Cuando antes eran utilizadas y creadas como algo más que simple objetos para asesinar.
— Tienes razón, han perdido su valor — murmuró, fascinado con la mente de la chica —, o quizá ha sido el momento. O la mentalidad de la gente. Si... tiene sentido. Ahora ya nadie busca cosas así. Es todo u negocio; los creadores trabajan en cadena. Es una pena.
Juro se quedó pensativo, observando nuevamente aquel arma. Admiró su brillo y su forma. Pensó en que, el artesano que había hecho algo así, debía de sentirse muy orgulloso. Si él hubiese creado algo así, iría por la vida con la cabeza bien alta, pues había pasado a la historia.
— Algún día crearé algo tan genial como esto. Quiero reencontrarme con los artesanos de antaño — murmuró, sin si quiera pensarlo.
Esas últimas palabras se quedaron grabadas en su cerebro. Después de todo, los Uzumaki eran un linaje conocidos: expertos en sellado, de larga longevidad, que antes poblaron Uzushiogakure. Esta chica podría ser solo un ejemplo de los muchos que seguramente habría ahí.
Pero no solo era un pelo bonito. También le demostró que sabía del tema.
—Quizás antes le dedicaban más amor y mimo, eran obras de arte que exhibían en la guerra, ¿no?. Quiero decir, a parte de para herir al oponente, la utilizaban como algo digno de lo que sentir celos, algo como... Mira, mi arma es más bonita que la tuya, ¿me sigues?
Juro asintió, inconscientemente, mientras procesaba la información.
—Ahora son... Normales, cuando tu ves una kodachi, no ves una espada, ves un arma que sirve para combatir a tus enemigos, no algo para lucirlo... Es como si solo sean vulgares armas que solo sirvan para lo que son creadas... Cuando antes eran utilizadas y creadas como algo más que simple objetos para asesinar.
— Tienes razón, han perdido su valor — murmuró, fascinado con la mente de la chica —, o quizá ha sido el momento. O la mentalidad de la gente. Si... tiene sentido. Ahora ya nadie busca cosas así. Es todo u negocio; los creadores trabajan en cadena. Es una pena.
Juro se quedó pensativo, observando nuevamente aquel arma. Admiró su brillo y su forma. Pensó en que, el artesano que había hecho algo así, debía de sentirse muy orgulloso. Si él hubiese creado algo así, iría por la vida con la cabeza bien alta, pues había pasado a la historia.
— Algún día crearé algo tan genial como esto. Quiero reencontrarme con los artesanos de antaño — murmuró, sin si quiera pensarlo.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60