14/10/2017, 19:28
Entonces, Reiji trató de explicar el por qué de su aparente graduación a tan temprana edad. Y es que según el joven genin, aquello no se debió a ninguna deuda o favor pagada por algún miembro de selección de la academia, o por algún ambicioso pago de su familia para que se le diera algún tipo de beneficio a la hora de probar los básicos conocimientos de un estudiante, sino que a según; se debía a su "superdotación".
Y bueno, Kaido tenía que admitir que, por tan sólo conocer tan intricada palabra, Reiji sí tenía que ser un poco más inteligente que el resto. Pero sólo un poco.
—No es que avanzara cursos más rápido que el resto, me detectaron la superdotación a temprana edad, por lo que de forma extraordinaria, se me permitió acceder a la academia a una edad más temprana. Por otro lado… Antes has llamado a los que fuisteis al torneo Generación de oro, sin embargo, recuerdo haber leído que el oro se lo llevo Uzushiogakure ¿Me equivoco?
Kaido sonrió. Y lo hizo, porque se sabía enteramente consciente de las intenciones de Reiji. Y es que no necesitaba ser extremadamente inteligente para percatarse de las constantes puyas y frases malsonadas dichas sólo para intentar herir su orgullo. Un orgullo, que para la mala suerte de Reiji, era tan inquebrantable como el diamante mismo.
Duro y difícil de roer, como roca caliza.
—Claro, porque tú hubieras podido patearle el culo a Uchiha Akame con tan sólo explicarle intrincadas y difíciles ecuaciones matemáticas, ¿verdad? ¡Oh, mira; el múltiplo de cuatro mil setecientos ochenta y cinco dividido entre diecisiete por la raíz cuadrada de la tangente de tu putísima madre! ¡muere!
Entonces, rió. Rió porque le hacía gracia imaginar a Reiji diciendo aquello en pleno combate, y también por imaginarse la cara de Akame. Todo le resultaba muy gracioso.
Y cuando se cansó de reír, habló desde su más pura sinceridad.
—En fin, compañero, que lo del torneo es otra liga. Cuando llegues ahí, hablaremos sobre ello, ¿te parece?
Y bueno, Kaido tenía que admitir que, por tan sólo conocer tan intricada palabra, Reiji sí tenía que ser un poco más inteligente que el resto. Pero sólo un poco.
—No es que avanzara cursos más rápido que el resto, me detectaron la superdotación a temprana edad, por lo que de forma extraordinaria, se me permitió acceder a la academia a una edad más temprana. Por otro lado… Antes has llamado a los que fuisteis al torneo Generación de oro, sin embargo, recuerdo haber leído que el oro se lo llevo Uzushiogakure ¿Me equivoco?
Kaido sonrió. Y lo hizo, porque se sabía enteramente consciente de las intenciones de Reiji. Y es que no necesitaba ser extremadamente inteligente para percatarse de las constantes puyas y frases malsonadas dichas sólo para intentar herir su orgullo. Un orgullo, que para la mala suerte de Reiji, era tan inquebrantable como el diamante mismo.
Duro y difícil de roer, como roca caliza.
—Claro, porque tú hubieras podido patearle el culo a Uchiha Akame con tan sólo explicarle intrincadas y difíciles ecuaciones matemáticas, ¿verdad? ¡Oh, mira; el múltiplo de cuatro mil setecientos ochenta y cinco dividido entre diecisiete por la raíz cuadrada de la tangente de tu putísima madre! ¡muere!
Entonces, rió. Rió porque le hacía gracia imaginar a Reiji diciendo aquello en pleno combate, y también por imaginarse la cara de Akame. Todo le resultaba muy gracioso.
Y cuando se cansó de reír, habló desde su más pura sinceridad.
—En fin, compañero, que lo del torneo es otra liga. Cuando llegues ahí, hablaremos sobre ello, ¿te parece?
