15/10/2017, 13:52
Aunque lo había dicho más para él que para otra persona, a Eri le llamaron la atención sus palabras.
—¿Fabricas armas? ¿O te gustaría aprender?.
Juro reflexionó un poco. No es que fuese un experto en hacer armas — lo máximo que había hecho por su propia cuenta, sin seguir las pautas de nadie, era un escudo metálico extensible —, pero le encantaría mejorar.
— Bueno, se unos principios, pero aun no puedo competir con un arma del mercado — murmuró, rascandose un poco la nuca. Sus armas no es que fueran para humanos, pero... en realidad, ¿Qué importaba? Un arma era un arma —. Vine aquí porque necesitaba inspirarme para mis próximas creaciones.
La verdad es que no me vería capaz, pero... Oye... Si algún día sabes cómo hacer armas, podrías hacerme una a mí, me encantaría tener una katana de color carmes, y con algún detalle guay... Sería la envidia de todo Uzushiogakure...No me gusta luchar si no es estrictamente necesario, o si es amistoso, pero... Hombre, lucir un arma así en tu mano pues como que mola, ¡a cualquiera le entran las ganas de salir a la batalla con esto!
— Esta bien. Puede que tarde, pero algún día, cuando tenga los medios... — dijo, risueño. Se imaginó a Eri con un arma espectacular, y hablando a todo el mundo del genial creador que era.
Pero claro, eso de vender armas a otra aldea... Solo había que esperar que las cosas no se complicaran. Un negocio era un negocio, después de todo.
Mientras él se deslizaba en su nube imaginaria, un guardia mandó callar a Eri, quien empezaba ya a subir la voz. Esta, algo avergonzada, le pidió que continuasen mirando.
— Deberíamos pasar a la sala de la derecha — dijo Juro, señalando el pasillo que continuaba.
Antes de irse, sin embargo, ambos podrían observar una última vitrina de despedida. Al igual que las anteriores, era una espada. Esta, sin embargo, parecía estar hecha de pedernal, pues su tono era completamente negro. Poseía un mango negro amarillento con una especie de ojo que tenía dos salientes, uno a cada lado, y que continuaba en la hoja en cuestión, una hoja grande y resistente, de un tono negro plateado. Bajo la vitrina, su nombre figuraba ahí: "Espada oscura".
—¿Fabricas armas? ¿O te gustaría aprender?.
Juro reflexionó un poco. No es que fuese un experto en hacer armas — lo máximo que había hecho por su propia cuenta, sin seguir las pautas de nadie, era un escudo metálico extensible —, pero le encantaría mejorar.
— Bueno, se unos principios, pero aun no puedo competir con un arma del mercado — murmuró, rascandose un poco la nuca. Sus armas no es que fueran para humanos, pero... en realidad, ¿Qué importaba? Un arma era un arma —. Vine aquí porque necesitaba inspirarme para mis próximas creaciones.
La verdad es que no me vería capaz, pero... Oye... Si algún día sabes cómo hacer armas, podrías hacerme una a mí, me encantaría tener una katana de color carmes, y con algún detalle guay... Sería la envidia de todo Uzushiogakure...No me gusta luchar si no es estrictamente necesario, o si es amistoso, pero... Hombre, lucir un arma así en tu mano pues como que mola, ¡a cualquiera le entran las ganas de salir a la batalla con esto!
— Esta bien. Puede que tarde, pero algún día, cuando tenga los medios... — dijo, risueño. Se imaginó a Eri con un arma espectacular, y hablando a todo el mundo del genial creador que era.
Pero claro, eso de vender armas a otra aldea... Solo había que esperar que las cosas no se complicaran. Un negocio era un negocio, después de todo.
Mientras él se deslizaba en su nube imaginaria, un guardia mandó callar a Eri, quien empezaba ya a subir la voz. Esta, algo avergonzada, le pidió que continuasen mirando.
— Deberíamos pasar a la sala de la derecha — dijo Juro, señalando el pasillo que continuaba.
Antes de irse, sin embargo, ambos podrían observar una última vitrina de despedida. Al igual que las anteriores, era una espada. Esta, sin embargo, parecía estar hecha de pedernal, pues su tono era completamente negro. Poseía un mango negro amarillento con una especie de ojo que tenía dos salientes, uno a cada lado, y que continuaba en la hoja en cuestión, una hoja grande y resistente, de un tono negro plateado. Bajo la vitrina, su nombre figuraba ahí: "Espada oscura".
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60