16/10/2017, 00:09
Estaba yo tranquilamente sorbiendo los fideos tras haberme comido todo lo que era comible del plato cuando Eri me penetró mentalmente con su sugerencia picante en medio de un local público en el que no solo no estabamos solos sino que era tan pequeño que todo el mundo podía escuchar hasta nuestros susurros.
—Nabi, ¿quieres mi carne? No puedo comer más... —
Al final de la interrogación yo ya estaba tosiendo con caldo saliendome por la nariz de lo abrupto que había sido. Me giré para el lado contrario al que estaba Eri intentando recuperar el aliento. No había escuchado la última parte, había estado ocupado en no ahogarme.
Cuando la encaré estaba rojo como su pelo y la miré bien, de arriba a abajo, pensando en si quería su carne. Y la verdad es que nunca me habían preguntado eso.
— A ver, Eri, tu carne está bien. Huele bien y no diría que no a... bueno... querer tu carne, pero no sé es muy precipitado igual más adelante en un sitio más tranquilo. ¿A qué viene eso ahora?
Estaba claramente nervioso y evitando mirarle a los ojos de vergüenza.
—Nabi, ¿quieres mi carne? No puedo comer más... —
Al final de la interrogación yo ya estaba tosiendo con caldo saliendome por la nariz de lo abrupto que había sido. Me giré para el lado contrario al que estaba Eri intentando recuperar el aliento. No había escuchado la última parte, había estado ocupado en no ahogarme.
Cuando la encaré estaba rojo como su pelo y la miré bien, de arriba a abajo, pensando en si quería su carne. Y la verdad es que nunca me habían preguntado eso.
— A ver, Eri, tu carne está bien. Huele bien y no diría que no a... bueno... querer tu carne, pero no sé es muy precipitado igual más adelante en un sitio más tranquilo. ¿A qué viene eso ahora?
Estaba claramente nervioso y evitando mirarle a los ojos de vergüenza.
—Nabi—