16/10/2017, 17:42
El hecho de que ambas hermanas se fuesen, en parte, le alivió. Quizá con las mujeres que componían la familia Sakamoto no se había logrado entender hasta ahora, pero aquel hombre parecía mucho más razonable. Para empezar, estaba hablando allí tan tranquilo con él, después de la putada que le había hecho a su hermana. Eso ya decía mucho de él.
Sin embargo, algo de lo que dijo le dolió: le acusó de mentir. No es que al Uchiha le afectase demasiado que le llamasen mentiroso —porque, de hecho, lo era—, pero sí que le fastidiaba cuando estaba diciendo la verdad. O una verdad exagerada y con muchos adornos, pero que no por ello tenía que ser mentira.
—Yo… Siento si mi forma de hablar le extraña, sé que a veces puedo ser un poco raro —se excusó—. Suelo dirigirme así a mis superiores, porque el lenguaje que utilizo normalmente con amigos es… Bueno, un poco vulgar —confesó, para luego esbozar una breve sonrisa, tratando de quitarle hierro al asunto—. Discúlpeme que le insista, pero… ¿En qué cree que le he mentido, exactamente? —preguntó, con el tono más amable posible.
Datsue estaba pasando un mal rato. No era lo mismo hablar con Hideo que con Koko o su hermana. Uno parecía mucho más comprensivo y dialogante que las otras, pero a la vez era jōnin, y una torre de dos metros, para más inri. Una torre que le exigía saber por qué había dejado la imagen de su hermana a la altura del betún. Además, calificó de estafa la apuesta en la que había intentado meter a Koko. Con otro cualquiera se hubiese reído a carcajada suelta de llamar a aquello una estafa. Con Hideo el Gorila —como creía iba a empezar a llamarle—, tan solo tragó saliva y agachó la cabeza.
Fue entonces cuando Hideo, queriendo llevar más allá sus palabras, mostró la prueba del delito: la famosa revista que había hecho de su hermana y Akame. El número uno —y hasta entonces único— del Corazón Uzureño.
Datsue tragó saliva por segunda vez. ¿Cómo convencía a aquel hombre de que había tenido sus razones, fuesen suficientes o no, sin dejar quedar demasiado mal a su hermana como para ofenderle, pero sin quedar él tampoco como el malo maloso de la película? Era casi misión imposible. Pero a Datsue le ponían las misiones imposibles. Siempre y cuando requiriesen ingenio, labia y cero peligro para su integridad. Dudaba de que lo último estuviese a cero…
—Tuve motivos… que ahora pueden parecer cuestionables, pero en su momento… —le miró a los ojos—. ¿Me permite invitarle a una taza de té, Hideo-senpai? —preguntó, haciéndose a un lado para ofrecerle entrar en su casa—. Creo que podría explicárselo todo si me concede cinco minutos de su tiempo.
Sin embargo, algo de lo que dijo le dolió: le acusó de mentir. No es que al Uchiha le afectase demasiado que le llamasen mentiroso —porque, de hecho, lo era—, pero sí que le fastidiaba cuando estaba diciendo la verdad. O una verdad exagerada y con muchos adornos, pero que no por ello tenía que ser mentira.
—Yo… Siento si mi forma de hablar le extraña, sé que a veces puedo ser un poco raro —se excusó—. Suelo dirigirme así a mis superiores, porque el lenguaje que utilizo normalmente con amigos es… Bueno, un poco vulgar —confesó, para luego esbozar una breve sonrisa, tratando de quitarle hierro al asunto—. Discúlpeme que le insista, pero… ¿En qué cree que le he mentido, exactamente? —preguntó, con el tono más amable posible.
Datsue estaba pasando un mal rato. No era lo mismo hablar con Hideo que con Koko o su hermana. Uno parecía mucho más comprensivo y dialogante que las otras, pero a la vez era jōnin, y una torre de dos metros, para más inri. Una torre que le exigía saber por qué había dejado la imagen de su hermana a la altura del betún. Además, calificó de estafa la apuesta en la que había intentado meter a Koko. Con otro cualquiera se hubiese reído a carcajada suelta de llamar a aquello una estafa. Con Hideo el Gorila —como creía iba a empezar a llamarle—, tan solo tragó saliva y agachó la cabeza.
Fue entonces cuando Hideo, queriendo llevar más allá sus palabras, mostró la prueba del delito: la famosa revista que había hecho de su hermana y Akame. El número uno —y hasta entonces único— del Corazón Uzureño.
Datsue tragó saliva por segunda vez. ¿Cómo convencía a aquel hombre de que había tenido sus razones, fuesen suficientes o no, sin dejar quedar demasiado mal a su hermana como para ofenderle, pero sin quedar él tampoco como el malo maloso de la película? Era casi misión imposible. Pero a Datsue le ponían las misiones imposibles. Siempre y cuando requiriesen ingenio, labia y cero peligro para su integridad. Dudaba de que lo último estuviese a cero…
—Tuve motivos… que ahora pueden parecer cuestionables, pero en su momento… —le miró a los ojos—. ¿Me permite invitarle a una taza de té, Hideo-senpai? —preguntó, haciéndose a un lado para ofrecerle entrar en su casa—. Creo que podría explicárselo todo si me concede cinco minutos de su tiempo.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado