17/10/2017, 21:30
—Sí . Se llama heladería, y venden gofres, está una calle girando a la derecha, así que por una vez hazme caso y vamos a la... . Heladería.
Mi sentido perruno iba profundizando cada vez más, capa a capa, hasta que finalmente me percaté de que a lo mejor podía ser que algo no fuese bien. Tal vez fuera el rostro de Eri, que empezaba a mirarme como si quisiera clavarme un puñal en el ojo y despues comerse el otro así a pelo sin ponerselo en un coctel ni nada.
O tal vez su tono, claramente exhasperado. Puede que el ligero tinte de agotamiento que tomaba su olor, o puede que sencillamente empezaba a darme cuenta porque las señales se repetían cada vez que yo abría la boca.
— Eri-chan, ¿estás bien? Te noto como... enfadada. ¿Es por qué no me he ofrecido a pagar? Porque es porque no tengo un duro, acabo de volver y no me dejaron ni hacer una triste D antes de irme. Pero cuando haga mi primera misión de invito a un banquete donde tu quieras. Palabrita.
Intenté adaptar un tono conciliador para que no me mordiese. Al menos sí tenía algo de experiencia en animales salvajes y en que no me comiesen.
Mi sentido perruno iba profundizando cada vez más, capa a capa, hasta que finalmente me percaté de que a lo mejor podía ser que algo no fuese bien. Tal vez fuera el rostro de Eri, que empezaba a mirarme como si quisiera clavarme un puñal en el ojo y despues comerse el otro así a pelo sin ponerselo en un coctel ni nada.
O tal vez su tono, claramente exhasperado. Puede que el ligero tinte de agotamiento que tomaba su olor, o puede que sencillamente empezaba a darme cuenta porque las señales se repetían cada vez que yo abría la boca.
— Eri-chan, ¿estás bien? Te noto como... enfadada. ¿Es por qué no me he ofrecido a pagar? Porque es porque no tengo un duro, acabo de volver y no me dejaron ni hacer una triste D antes de irme. Pero cuando haga mi primera misión de invito a un banquete donde tu quieras. Palabrita.
Intenté adaptar un tono conciliador para que no me mordiese. Al menos sí tenía algo de experiencia en animales salvajes y en que no me comiesen.
—Nabi—